Planes para una escapada rural en primavera en Cantabria

En primavera, los verdes prados de Cantabria se intensifican, las montañas se despojan de los últimos vestigios del invierno y los ríos bajan con aguas cristalinas, creando un entorno ideal para desconectar y reencontrarse con la naturaleza.

Uno de los mayores encantos de Cantabria en esta época del año son sus pueblos con encanto. Santillana del Mar, con sus calles empedradas y su colegiata románica, se viste de primavera con balcones llenos de flores y un aire renovado que invita a perderse en sus callejuelas.

Liérganes, con su icónico puente y sus casonas montañesas, es un lugar perfecto para una escapada tranquila, donde el sonido del río Miera acompaña a los visitantes en su paseo. Bárcena Mayor, enclavado en el Parque Natural Saja-Besaya, parece un lugar sacado de un cuento, con sus calles de piedra y su ambiente rústico que se realza con la llegada del buen tiempo.

Los paisajes naturales de Cantabria en primavera son un espectáculo que no deja indiferente a nadie. Los Picos de Europa, aún con nieve en sus cumbres más altas, ofrecen rutas de senderismo en las que se pueden admirar cascadas, bosques centenarios y la fauna que empieza a desperezarse con la llegada del calor.

El Parque Natural de las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel es otro rincón imprescindible para los amantes de la naturaleza. En primavera, la biodiversidad de este humedal alcanza su máximo esplendor, con aves migratorias que encuentran en estas aguas su refugio temporal.

Para aquellos que buscan la belleza de los jardines y patios floridos, la primavera en Cantabria regala imágenes inolvidables. En localidades como Comillas y Castro Urdiales, las casas señoriales y los caseríos montañeses lucen sus balcones decorados con geranios, claveles y petunias. El Capricho de Gaudí, en Comillas, parece aún más vibrante con el verdor que lo rodea, mientras que los patios interiores de las casonas cántabras se llenan de vida con enredaderas y macetas coloridas.

El turismo rural en Cantabria no solo se disfruta a través de sus paisajes y pueblos, sino también con su gastronomía. En esta época del año, los productos de la huerta cobran protagonismo y los guisos tradicionales conviven con platos más ligeros, perfectos para degustar tras una caminata por el campo.

No hay mejor plan que sentarse en la terraza de una posada rural y disfrutar de un cocido montañés, unas rabas recién hechas o una tabla de quesos cántabros acompañados de una sidra natural o un vino de la zona.

Además, la primavera es la temporada perfecta para actividades al aire libre. Los amantes del senderismo pueden recorrer el Camino Lebaniego, que conduce hasta el Monasterio de Santo Toribio de Liébana, una ruta que combina historia, espiritualidad y naturaleza en su máxima expresión. Para los más aventureros, el descenso en canoa por el río Deva o la escalada en los Picos de Europa son experiencias inolvidables.

Por si fuera poco, en primavera se celebran algunas de las festividades más auténticas de la región. Las ferias ganaderas, las romerías y las festividades locales llenan de folclore y alegría los pueblos cántabros, brindando la oportunidad de conocer de cerca las tradiciones de esta tierra.

En definitiva, Cantabria en primavera es un destino que lo tiene todo: pueblos con historia, paisajes impresionantes, gastronomía de primera y un sinfín de actividades al aire libre. Es el momento ideal para recorrer sus senderos, descubrir su cultura y dejarse llevar por la belleza de una región que, en esta estación, se muestra en todo su esplendor.