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Bastaría resumir la provincia en tres características geográficas para darse cuenta de la razón por la que Burgos es un destino ideal para hacer turismo de naturaleza en España. Se trata de una tierra de relieve accidentado, de altura media elevada y de gran diversidad paisajística.
Así las cosas, con cuatro parques naturales, un geoparque mundial, dos monumentos naturales e innumerables espacios naturales, la provincia es una galaxia verde donde poder disfrutar del aire libre, lejos de la masificación de las ciudades.
Belleza rural en su máxima potencia: bosques de ribera acompañados por ríos como el Ebro o el Duero, de hecho, se trata de la única provincia cuyas aguas vierten directamente a los tres mares que rodean la península Ibérica; cañones y barrancos erosionados en formas fabulosas, cascadas y saltos de agua de película, pastizales, campos de cultivo… ¿No lo notas? ¿A que solo leerlo parece que ya respiras mejor?
El Cañón del Ebro, el «Cañón de los Sueños»
Las Hoces del Alto Ebro y Rudrón constituyen un verdadero espectáculo de cañones y relieves labrados a capricho de las aguas del río Ebro. Preciosos pueblos como Pesquera de Ebro, Quintanilla Escalada o Valdelateja merecen una pausada visita.
Rodeado de frondosos bosques de roble, encina y abedul, Orbaneja del Castillo es tal vez el pueblo más popular del valle de Sedano. La principal razón es su cascada, toda una belleza fotogénica y sonora entre un entramando arquitectónico singular. El ruido de la caída del agua es constante, dejando una sonoridad única en el lugar. La cascada juega entre sus calles, formando auténticas filigranas acuáticas con saltos, cortinas y canales en la piedra. Todo ese caudal brota de la Cueva del Agua, de un acuífero en el subsuelo del Páramo de Bricia que parece no tener fin.
Para quienes deseen lanzarse a conocer Burgos caminando, Orbaneja del Castillo, además de ser un pueblo pegado a una cascada, es el inicio del camino natural del Ebro GR99, todo un icono de la provincia que suma 155 kilómetros y parajes tan singulares como los desfiladeros del Ebro, Valdelateja o Los Hocinos.
El viaje de una princesa noruega
Tal vez la belleza natural de Burgos pueda tener algo que ver con la noruega. En cualquier caso, esa no es la razón por la cual una princesa nórdica llegara a la provincia. La rubia Kristina de Noruega dejó Bergen en 1234 para casarse con el Infante Felipe de Castilla, hermano de Alfonso X el Sabio.
La historia debería haber tenido final feliz; pero aunque las crónicas dicen que lo intentaron, la pareja no lo logró. La pobre princesa murió sin descendencia a los cuatro años de llegar a España. Su marido el infante, dejó sus restos en un sepulcro de piedra, haciendo la promesa de construirle una capilla dedicada al patrón de Noruega para conservarlos. Pero no se construyó hasta 1950, cuando se redescubrió el sarcófago de la princesa.
Los autores de la primera capilla realizada en el siglo XXI son Pablo López Aguado y Jorge González Gallego. El resultado: una reinterpretación de la arquitectura noruega en madera y acero negro en medio de Castilla. La ermita dedicada a San Olav ocupa el bucólico paraje del Valle de los Lobos al que se puede llegar directamente en vehículo o siguiendo el Camino de San Olav, que parte de Burgos y recorre sesenta kilómetros a través de varios pueblecitos del legendario Alfoz de Lara.
Una vía muy verde por la Sierra de La Demanda
Aunque la Sierra de la Demanda tiene orígenes mineros desde antaño, no fue hasta el s. XIX cuando vivió su máximo apogeo industrial. En aquella época se llegó a construir incluso un ferrocarril para facilitar el transporte del material extraído hasta la ciudad de Burgos. Estuvo en funcionamiento hasta 1904, cuando la compañía cejó en su actividad.
Años después, el desmantelado ferrocarril dio paso a una de las vías verdes más interesantes para conocer el norte de Burgos. A pedales o caminando, y en un recorrido apto para un gran público, se abre una colección de bellos parajes montañosos a lo largo de 54 kilómetros, con una rica biodiversidad en forma de frondosos bosques, una fauna variada y una singular geología.
Una colección de lagunas glaciares
El Señor de los Anillos se rodó en Nueva Zelanda, pero si el equipo de localizaciones hubiera sabido del Parque Natural de las Lagunas Glaciares de Neila, no habrían dudado ni un momento en rodar algunas escenas aquí.
El Parque es un conjunto de espectaculares lagos formados en unos circos glaciares que cubrían el Sistema Ibérico durante la glaciación Würm, hace 10.000 años. Rodeados de picos de unos 2.000 metros de altura, los bosques de pinos y hayas se miran en los reflejos de los lagos duplicando la belleza natural del paisaje.
Unared de caminos lleva a los visitantes a pie hasta las diversas lagunas, en rutas que pueden variar de los 20 minutos a algo más de una hora, según las condiciones de cada cual. Todo el entorno es espectacular, pero destacan las panorámicas en la Laguna Larga y la Laguna Negra, en lo alto de la sierra, o también, la laguna de la Cascada.
Poza de la Sal, la tierra de Félix Rodríguez de la Fuente
Los viajeros que lleguen a Poza de la Sal tras el recuerdo de Félix Rodríguez de la Fuente quedarán fascinados por la amplitud del horizonte de La Bureba desde lo más alto de la villa salinera. El emplazamiento del pueblo a los pies del Páramo de Masa brinda amplias vistas.
Al entrar al casco urbano, se viaja tanto a la Edad Media como a los escenarios del niño Félix. Se accede por la Calle de la Calzada, pasando por la bella Plaza Nueva. Una vez traspasamos el arco de la Puerta del Conjuradero, se prosigue por la Calle Mayor. En el número 18 fue donde nació el genial divulgador.
Para conocer más su trabajo y vida, en la Plaza de la Villa, junto al Ayuntamiento, se encuentra la Oficina de Turismo, donde se ubica el Espacio Medioambiental que da comienzo al itinerario “Tras las huellas de Félix”: una lección magistral de amor por la naturaleza.
El mayor salto de agua de la Península Ibérica
En el Monumento natural Monte Santiago se encuentra uno de los escenarios más sobrecogedores de la provincia: el Salto del Nervión, una espectacular caída de agua de más de 220 metros de altura. La más grande de la Península Ibérica. En los meses de mayo, se precipita con forma de una cola de caballo perfecta.
El resto del tiempo, es una cortante pared acantilada. También vale la pena hacer la excursión para pasear por los hayedos de alrededor. Lo mejor es que el acceso es de lo más fácil para que nadie se pierda este espectáculo natural.
Territorio de cascadas y saltos de agua
Más de una treinta cascadas y saltos de agua salpican los valles y las sierras burgalesas. Entre todas ellas, a lo largo de todo el territorio burgalés podemos destacar la espectacular cascada del “Peñón” en Pedrosa de Tobalina, un manto de agua que esconde varios rincones mágicos debido a sus de 100 metros de longitud y 12 metros de altura.
En el Valle de Mena destaca la cascada de San Miguel, una pequeña catarata que mes todo un espectáculo para la vista debido al entorno natural en el que se encuentra. Sin salir del Valle se descubre la cascada de Peñaladros, un secreto bien guardado por los burgaleses que no requiere caminatas agotadoras ni botas de monte para poder observarla en primera persona.
Pero existen muchas otras cascadas a lo largo del territorio burgalés que son de gran interés para todos los amantes del turismo de naturaleza, como la de Santa Cruz del Valle-Urbión, Neila, Irus, La Mea, Yeguamea, Tobazo, Rojas, Salto del Nervión o el Salto de Las Pisas, entre otras.
José Alejandro Adamuz
que lindas ciudades interesantes