Lugares de la Trilogía del Baztán, de Dolores Redondo
Escrito por
10.05.2021
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Cuando un libro tiene mucho éxito, como la Trilogía del Baztán, es posible que su historia continúe en nuevas entregas. También es probable que algún director o directora de cine se interese por el texto y decida adaptarlo a la pantalla. Y también es factible que los lugares en los que se ubica la acción –tanto en la obra literaria como en la cinematográfica– atraiga a los fans que quieren conocer en persona esos sitios que pisaron sus personajes preferidos. Esta sucesión de supuestos es tan viable que se podría hacer ‘fact checking’ sin miedo para demostrar su veracidad.
En la lista de casos aparecería por supuesto el de Dolores Redondo y su Trilogía del Baztán, compuesta por tres títulos: El guardián invisible, Legado en los huesos y Ofrenda a la tormenta. Publicados entre 2012 y 2014 han sido traducidos a múltiples idiomas como el euskera, el alemán, el búlgaro, el japonés, el catalán, el noruego o el vietnamita. Todo un logro en un momento en el que aunque las estadísticas de lectura arrojan datos no tan negativos las mesas de las librerías están atestadas de tantas novedades que es difícil destacar.
Pero la historia de la inspectora de la sección de homicidios de la Policía Foral Amaia Salazar consiguió captar la atención de los lectores. Gracias al boca a oreja las virtudes de la narrativa de Redondo se fueron haciendo cada vez más famosas hasta convertirse en un fenómeno. Esto no solo benefició a la editorial y a la escritora (y a los lectores que disfrutaron con sus palabras), sino que también le dio un impulso a la popularidad del valle de Baztán, en Navarra y en concreto a la localidad de Elizondo, de donde es originario el personaje.
Dada la cantidad de visitas relacionadas con la trilogía del Baztán de Redondo, sería extraño que no hubiesen surgido compañías que ofertan rutas guiadas por el pueblo. Algo que tiene ventajas tanto para los vecinos como para los turistas. Estos últimos se agrupan y siguen un recorrido marcado, con lo que no invaden la vida cotidiana de quienes habitan en la localidad (una queja que surge habitualmente aunque el turismo sea beneficioso para el pueblo).
Así, los admiradores de estas novelas irán parando por los puntos claves de la historia. Por ejemplo, algunas calles del centro del pueblo, el puente de Muniartea, la Iglesia de Santiago apóstol, la comisaría de la Policía Foral o el Obrador de Mantecadas Salazar en la ficción que en realidad es la Panificadora Baztanesa. Este es uno de los puntos golosos del camino, porque es donde elaboran la torta de Txantxigorri.
¿Qué es ese producto que tanto le gusta a la inspectora Salazar? Pues es un dulce que se elabora con manteca de cerdo, azúcar, huevos, harina, levadura, limón y canela. Antiguamente su elaboración estaba ligada al momento de la matanza, ya que era una manera de aprovechar esa parte del cerdo. Actualmente se puede encontrar durante todo el año en las tiendas de repostería, sobre todo ahora que el personaje de Dolores Redondo las ha vuelto a poner de moda.
En la película se utilizaron más localizaciones –aparte de las mencionadas anteriormente– para rodar las escenas. Algunas, por ejemplo, se desplazaron a Pamplona, la sierra de Urbasa o la cueva de Urdax. Marta Etura (la cara de Amaia Salazar desde el estreno de la primera película) caminó y trabajó por allí para resolver los crímenes que la llevaron de vuelta a Elizondo, el pueblo del que era originaria y del que había tratado de escapar hasta que la vida la devolvió a sus rincones.
El valle de Baztán más allá de la ficción
Se encuentra situado en el norte de Navarra, por el oeste de la cordillera Pirenaica, entre los puertos de Belate y Otsondo y tiene un apodo geográfico: ‘La Suiza navarra’. El encanto del paisaje calará hondo en los amantes del verde y de las construcciones clásicas de Euskal Herria como los caseríos, balconadas consideradas, palacios de piedra rosa o monasterios. Esto se debe a que fue tierra de indianos que regresaban cargados de dinero después de ‘hacer las Américas’ y querían residencias opulentas.
Sus 15 localidades, que se sitúan en los diferentes puntos de los 376,81 Km2 que ocupa, se agrupan en cuatro ‘cuarteles’. Son los siguientes: al de Baztangoiza pertenecen Erratzu, Azpilkueta, Arizkun y Amaiur mientras que los de Elizondo son Elizondo, Elbete y Lekaroz. Otra agrupación es la de Erberea que acoge a Irurita, Gartzain, Arraioz y Oronoz y la cuarta es Basaburua con Ziga, Aniz, Berroeta y Almandoz.
Uno de los principales alicientes de la visita al valle es la naturaleza, que ofrece la posibilidad de realizar múltiples actividades. Una de ellas puede ser la ruta circular para ver la cascada de Oinaska/Oñaska. El punto de partida es la plaza del pueblo de Elizondo y también es el final. Es adecuada para realizar en familia siempre que se lleve el calzado necesario para estas sendas. La duración es de unas 2 horas y la distancia es de 7,3 kilómetros.
También se pueden hacer excursiones a los molinos como el de Infernuko Errota, situado entre Baztan y Etxalar y que coge agua del arroyo del Infierno, precisamente. Se construyó en la época carlista y actualmente pertenece a los dueños de un restaurante que lo adquirieron en el año 2000 y lo reconstruyeron (estaba en muy mal estado). Este es el que más se recomienda, pero también hay otros como el de Zubieta, que sigue en funcionamiento y el de Urdax/Urdazubi, construido entre los siglos X y XI y situado al lado del Monasterio románico de San Salvador.
Quienes estén interesados en las alturas no pueden perderse el Mirador de Ziga o Mirador de Baztan, desde donde se obtiene una vista espectacular del valle. Y quienes prefieran adentrarse en el interior de la montaña tienen la oportunidad de hacerlo en las cuevas de Urdax o las de Zugarramurdi, que se encuentran una vez pasado el valle.
Que los amantes del buen comer no desesperen, porque además de caseríos, rutas y cuevas, en el valle de Baztán hay delicias para el paladar (no podría ser de otra manera en Euskal Herria). Las queserías tradicionales como Autxitxia y Casa Etxetxipia, ambas en Elizondo y Etxelekua en Urdazubi/Urdax, cuyos quesos han sido galardonados numerosas veces en los prestigiosos World Cheese Awards son uno de los principales atractivos. Pero tampoco hay que olvidar los embutidos de la zona y el chocolate con avellanas conocido como Urrakin egiña, que elaboran en la pastelería Malkorra, en funcionamiento desde 1924.
Carmen López
Recordarte que estamos en Navarra, no en el País Vasco como pones al final. Te recomiendo que uses el término Euskal Herria, pero no País Vasco/ Euskadi ya que es otra comunidad autónoma.