Laguna Negra: misterio y leyendas en la sierra de Urbión

Al norte de la provincia de Soria, en la sierra de los picos de Urbión y a 1.753 metros de altura, se localiza la conocida como Laguna Negra de Urbión o, sencillamente, Laguna Negra. Su origen, al igual que el del lago de Sanabria, es glaciar y tuvo lugar en la Era Cuaternaria con el deshielo de un gigantesco glaciar. Un lugar integrado en el Parque Natural de la Laguna Negra y los Circos Glaciares de Urbión que fascina a todo aquel que lo visita por su mayúscula belleza y su entorno natural inigualable.

Un entorno en el que el águila real, el águila culebrera y el halcón peregrino han encontrado el hábitat idóneo para reproducirse al cobijo de los huecos presentes en las paredes rocosas que circundan el lago. De ahí que, la Laguna Negra fuera declarada zona ZEPA.

Desde tiempos remotos, la relevancia histórica de este paraje ha sido vital para conocer en profundidad las variaciones climatológicas de nuestro planeta. Gracias, en gran medida, a la posibilidad de estudiar las centenarias raíces y anillos de algunas de las más longevas especies de pinos que aún viven en la zona (dendrología). Y es que, las raíces de estos ejemplares centenarios descansan en un terreno cubierto por el hielo 10.000 años atrás.

Para entender la génesis de su nombre hay que contemplarla en días de escasa luminosidad o cuando la nieve lo cubre todo. Al reflejo de la sombra de los corpulentos árboles que la vigilan se une el tono oscuro de la roca y la importante profundidad de las aguas (entre 8 y 10 metros), confiriéndole, en su conjunto, esa tonalidad negra tan misteriosa que le da nombre. Unos reflejos que tornan en verde brillante cuando el sol irradia toda su fuerza en plena época primaveral y estival.

Un lugar genuino protagonista de no pocas historias, leyendas y misterios. Sin ir más lejos, el gran Antonio Machado, hablaba de ella en su poema Las Tierras de Alvargonzález.

Llegaron los asesinos
hasta la Laguna Negra,
agua transparente y muda
que enorme muro de piedra,
donde los buitres anidan
y el eco duerme, rodea;
agua clara donde beben
las águilas de la sierra,
donde el jabalí del monte
y el ciervo y el corzo abrevan;
agua pura y silenciosa
que copia cosas eternas;
agua impasible que guarda
en su seno las estrellas.

¡Padre!, gritaron; al fondo
de la laguna serena
cayeron, y el eco ¡padre!
repitió de peña en peña.

Una de las leyendas más escuchada es la de carece de fondo y que en sus profundidades vive un monstruo que devora a quien osa sumergirse en ella. Pero son solo eso, leyendas. De hecho, el primer domingo de agosto, desde hace más de 40 años, tiene lugar su popular y concurrida travesía a nado y, hasta el momento, todos los nadadores han salido ilesos.

Cómo llegar a la Laguna Negra

Si bien la Laguna Negra pertenece al término de Covaleda, es su vecina Vinuesa la que ofrece el acceso más sencillo. De este municipio soriano, y tras atravesar su calle principal, parten los 14 kilómetros de la SO-830 que llevan hasta el parking gratuito del Paso de la Serrá. Un trayecto con varias bifurcaciones, muy bien señalizadas, que sorprende con espléndidos y extensos paisajes de pinos cuyos troncos evidencian el nivel que llega a alcanzar la nieve en invierno.

Una vez allí, hay dos opciones: recorrer a pie los 1.800 metros que separan este parking del aparcamiento superior de La Laguna (trayecto cómodo y sencillo) o bien, pagar la tasa para entrar en coche. Una tasa que, además, incluye la entrada a la Casa del Parque Natural, situada en Vinuesa. Si se opta por esta segunda alternativa es importante tener en cuenta que en verano, y temporada alta como Semana Santa, el acceso está cerrado para los vehículos a motor. En su lugar, el organismo encargado de la protección del espacio habilita un autobús con un coste de 1’20€ por persona.

Desde el aparcamiento superior, un breve sendero acondicionado permite alcanzar el mirador de la Laguna Negra, desde donde se pueden obtener unas preciosas vistas de la laguna desde todos sus ángulos.

Es momento de conocer más detalles sobre su origen y singularidad a través de los paneles informativos y, porqué no, de iniciar alguna de las rutas de senderismo que comienzan justo aquí. Entre todas ella destaca la que permite coronar los 2.228 metros del pico Urbión. Es lineal y fácil -si se realiza cuando no hay nieve-, tiene una longitud de 10 kilómetros, un desnivel que no supera los 500 metros y unas panorámicas capaces de hacerte enmudecer.