Descubre el bertsolarismo, el arraigado canto improvisado vasco
Escrito por
16.08.2024
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5min. de lectura
¿Te ves capaz de soltar un verso con su rima, así de repente? ¿Y si te decimos que, además, no puedes escoger el tema, sino que otras personas te lo marcan? ¿Podrías hacerlo? Eso es lo que hace el canto improvisado, una expresión de cultura popular arraigada en diferentes territorios y que cobra especial importancia en el País Vasco. Aquí se le conoce con el nombre de bertsolarismo, y quienes se dedican a ello, son los y las bertsolaris. Una manifestación cultural que no es difícil de presenciar, especialmente en las zonas rurales.
u003cstrongu003e¿Qué es el bertsolarismo?u003c/strongu003e
El berstolari es una persona que debe pensar y cantar versos (en euskera, bertso) a capella, con una melodía, rima y métrica determinada. Se interpretan con la voz tonadas populares tradicionales, nuevas tonadas y otras expresamente compuestas; en todo momento actúa sin el apoyo de ningún instrumento musical y siempre son en la lengua autóctona, en euskera.
Que la palabra bertso no nos lleve a engaño: se refiere a toda la estrofa, no a un verso en particular. El tema del que tratan lo marca el gai jartzaile, que literalmente significaría algo así como “ponedor de temas”. Además de establecer de qué se canta, esta persona ejerce como moderadora de los actos.
Existen más de 100 escuelas del bertso (“bertso-eskolas”) que imparten una enseñanza reglada con la que el bertsolarismo ha alcanzado una calidad nunca vista antaño
El berstolarismo es un arte improvisado… pero realmente es una improvisación que no sale de la nada, ya que tiene mucho trabajo y estudio detrás. De hecho, en el País Vasco existen más de 100 escuelas del bertso (“bertso-eskolas”), una cifra que demuestra la importancia de esta manifestación cultural en este territorio. Gracias a estos centros de enseñanza reglada, el bertsolarismo ha alcanzado una calidad nunca vista antaño. En estos espacios los bertsolaris echan muchas horas de estudio, una teoría que deben complementar con ingenio, creatividad, humor y estar al día de la actualidad.
Y es que los temas son de lo más variopintos y exigen estar al tanto de lo que pasa en el mundo: prohibir o no el uso de teléfonos móviles en el aula, comprar en supermercado o en tienda de barrio, abolición de la tauromaquia o no, las nuevas tendencias en el amor… A veces cantan en solitario y, en otras ocasiones, salen en parejas y a cada uno les toca defender una postura que se les ha asignado previamente y con la que no tienen porqué estar personalmente de acuerdo. ¡Podemos decir que las actuales batallas de raperos ya estaban inventadas!
u003cstrongu003eUna expresión cultural que es todo un acontecimiento en el País Vascou003c/strongu003e
El Gobierno Vasco declaró hace poco, en junio de 2024, el bertsolarismo como bien cultural de protección especial inmaterial. Antes ya lo habían reconocido como bien de interés cultural tanto el Gobierno de Navarra como el Gobierno de Francia. No es para menos, ya que es una tradición de fuerte arraigo en la cultura vasca y que mueve a miles de aficionados.
Las primeras menciones documentadas de este arte datan del siglo XVIII. Se trata de una tradición oral que viene, como tantas, del ámbito rural, del mundo de los caseríos (baserris), de las tabernas y de las sidrerías. Tras haber superado muchos obstáculos con el paso del tiempo, hoy es una manifestación cultural que sigue muy viva y que no falta en ninguna fiesta vasca.
En la actualidad se celebra cada cuatro años, como las Olimpiadas, el “Bertsolari Txapelketa Nagusia”, un campeonato en el que compiten berstolaris de cualquiera de las siete provincias vascas y cuyo origen se remonta a 1935. Los participantes se enfrentan entre ellos en duelos que valoran jueces en espacios con gran afluencia de público; la última edición (2022), por ejemplo, acogió a más de 14.000 asistentes. Es un evento que dura varias horas y que es retransmitido en directo por la televisión pública vasca, la ETB. Ese día, las tonadas típicas de los bertsos son el hilo musical de la jornada de centenares de hogares y bares vascos.
En los cuatro años que pasan de un campeonato a otro, se van celebrando competiciones de cada provincia vasca, de las que saldrán los y las bertsolaris de la gran final. Algunos nombres actuales conocidos son Aitor Mendiluze, Alaia Martin, Amets Arzallus o Sustrai Colina. Como en tantos ámbitos de la vida, el berstolarismo ha sido un terreno copado por los hombres; pero la situación se ha ido igualando. La primera mujer que participó en un campeonato de berstolaris fue Kristina Mardaras y la primera en ganar el campeonato nacional fue Maialen Lujanbio, un premio que ya ha cosechado tres veces; sigue en activo y hoy día es uno de los grandes portentos del canto improvisado vasco.
u003cstrongu003e¿Dónde ver a u003cemu003ebertsolarisu003c/emu003e?u003c/strongu003e
El bertsolarismo tiene arraigo en todo el País Vasco, también en la zona que pertenece al estado francés (conocida como Iparralde). Si haces turismo rural, es fácil ver alguna sesión de bertsos, especialmente en fiestas locales y en cenas populares que se organizan durante todo el año de forma expresa para difundir este arte. Una buena forma de sumergirte en la cultura local.
En pueblos pequeños, es habitual que los versos vayan acompañados de risas constantes. Y es que aquí se suelen tocar temas locales y los bertsolaris suelen hacer referencia a anécdotas divertidas, cotilleos y otros asuntos del pueblo que despiertan las carcajadas de los presentes, con su rima y con la gracia de ajustarlos a la métrica correspondiente.
Puedes consultar la base de datos del bertsolarismo para encontrar algunas de las próximas actuaciones. Si no sabes euskera, te enterarás de poco e incluso es posible que tus caras o tu condición de foráneo te conviertan en protagonista de algún verso. Eso sí, ¡seguro que alguna risa te contagiarán!
Raquel Andrés
Periodista y aventurera. Colaboradora en Escapada Rural, Diari Nosaltres La Veu, La Vanguardia y otros medios. Habitante y amante de las zonas rurales, sea cual sea el destino. Procuro escaparme una vez por semana con las botas de montaña, el arnés o el neopreno. En mi mochila nunca falta saco ni esterilla. Ah, también soy un intento de baserritarra.
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