Viaje histórico por la provincia de Salamanca
Escrito por
28.11.2018
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Las dos catedrales se ven imponentes al cruzar el puente del río Tormes. Es el skyline de una ciudad Patrimonio de la Humanidad. Pero, Salamanca no es solo monumental, culta, y como toda ciudad universitaria, divertida. Además, es que la Universidad de Salamanca fue la primera en obtener el título propiamente de universidad, nada más y nada menos que el 9 de noviembre de 1252. El Studium Generale del que nació fue instituido en 1218, por lo que podemos decir que la Universidad de Salamanca acaba de cumplir 800 años. Y si esta es la bella ciudad de la que vamos a partir en nuestra ruta por la provincia de Salamanca, imagina todo lo que nos deparará un viaje tras las riquezas patrimoniales salmantinas.
Ruta de los Conjuntos Históricos de Salamanca
La gran riqueza patrimonial de estas tierras queda patente en los catorce municipios declarados como “conjunto histórico” que salpican la provincia: desde la ciudad de Salamanca, al Parque Natural de Las Batuecas –en la Sierra de Francia– hasta la frontera con Portugal.
Por tierras del llano
Desde la capital del Tormes nos abrimos a las llanuras del este. Esta tierra gozó del privilegio de poder celebrar ferias y mercados desde el siglo XIV, lo que provocó un mayor desarrollo económico de la zona. La primera parada es Peñaranda de Bracamonte, rodeada de campos de cereales. Sus orígenes se remontan a los siglos de las repoblaciones de los reyes leoneses y su mercado es toda una institución cultural que une la actualidad con finales del siglo XIV. Desde aquí, en apenas media hora conduciendo, llegamos a Alba de Tormes, uno de los pueblos más bonitos de Salamanca. Las vistas al llegar pueden llevarnos a confusión.
Es mejor ver el municipio desde el otro lado de la ribera del río Tormes. Entonces, el puente sobre el río y la silueta del castillo en el horizonte regalan una de las más bellas postales de estas tierras. La Casa de Alba da nombre al municipio; pero lo que le da relevancia hay que buscarlo en el monasterio de las Madres Carmelitas, donde está el sepulcro y reliquias de Santa Teresa. Una visita a la santa andariega nos ayudará a seguir ruta hasta Ledesma, donde nos espera la fortaleza, cuyos orígenes se remontan a tiempos de Fernando II de León.
La Sierra de Francia
Saliendo de Ledesma hacia el sur de la provincia, llegamos a La Alberca, que fue el primer pueblo español declarado como Conjunto Histórico, en 1940. El paisaje ha cambiado por completo y nos sorprenden tupidos bosques de robles. Es el primero de seis conjuntos históricos que se encuentran apiñados a muy poca distancia. En todos sirve el mismo proceder: adentrarnos sin rumbo fijo, al antojo de los encantos de sus calles y plazas para descubrir la arquitectura tradicional.
Sigue Mogarraz, desde el Camino del Agua hasta Monforte de la Sierra, y Miranda del Castañar, del que sobresalen las marciales torres de su castillo y desde el que los amantes del senderismo podrán seguir el Camino de los Prodigios que conecta con Villanueva del Conde. El último pueblo en incorporarse entre los conjunto históricos de la provincia. Quedan todavía por visitar Sequeros, en el corazón de la Sierra de Francia, y San Martín del Castañar, con la inconfundible espadaña de su iglesia sobresaliendo sobre sus apretados tejados.
La sierra de Béjar
Más al sur, coincidiendo con la Ruta de la Plata a su tramo salmantino, nos acercamos a la sierra de Gredos. Antes, de camino a Béjar, es momento de hacer parada en Guijuelo para disfrutar de las excelencias de su jamón, uno de los sabores más apreciados de la provincia. Siguiendo ruta, llegamos a las estribaciones de la sierra de Béjar, declarada Reserva de la Biosfera por la Unesco. Una espléndida muralla medieval sigue protegiendo el espolón rocoso donde se alza la capital homónima.
Según la leyenda, la ciudad fue recuperada para la cristiandad por los Hombres de musgo. Al menos, en Béjar, lo rememoran cada festividad del Corpus Christi. Candelario, donde parece ser que tuvo origen la célebre frase «atar los perros con longaniza» para referirse a abundancias y riquezas, y Montemayor del Río, guardián del paso entre los reinos de León y Castilla con Extremadura, son los siguientes puntos de parada.
Tierras de frontera
Enfilando hacia tierras limítrofes con Portugal, encontramos enclaves que vivieron combates legendarios. Testigo de ello son Ciudad Rodrigo y San Felices de los Gallegos. El primero recibe el sobrenombre de “la estrella de la frontera” y jugó un papel importantísimo en la Guerra de la Independencia. Su muralla, con vestigios romanos, medievales y del S.XVIII nos habla de un interés común en todas las civilizaciones: defenderse. Su catedral, la bella catedral de Santa María, también vale una parada en la ruta antes de seguir a San Felices de los Gallegos, donde nos espera su espectacular iglesia parroquial y el recinto amurallado con la torre de las campanas desde la que sentir la vibración de una historia plagada de luchas.
Tal vez en compensación a tanto belicismo, el destino compensó con algo de sabor dulce de la repostería conventual de las Clarisas en Ciudad Rodrigo y de las Agustinas en San Felices de los Gallegos. Volver a casa con sus sabores será un auténtico placer que prolongará en nosotros el recuerdo de la provincia histórica de Salamanca.
José Alejandro Adamuz
La exposiciòn de las tierras de Salamanca sencillamente extraordinaria.