Caídas de la Negra, vida en el desierto de Navarra
Escrito por
08.10.2018
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El andurrial de las Caídas de la Negra es una de las tres reservas naturales que existen en las Bardenas Reales de Navarra. Concretamente, este paraje se localiza en la ladera sur de la Plana Negra, en la Bardena Negra. Un inusual lienzo de 1.925 hectáreas donde el viento, la lluvia y el ser humano han dibujado barrancos, montículos arcillosos, humedales y campos de cereal atestiguando, una vez más, la enorme disparidad paisajística de Navarra.
La altura de la Plana Negra –648 metros en su punto más alto– favorece la abundancia de lluvias en las Caídas de la Negra. Esta es la zona donde se concentra mayor densidad de vegetación del parque, por lo que los vastos campos de cereales, los bosques de pino, enebro, sabina y romero contrastan con los terrenos áridos y semidesérticos de la Bardena Blanca.
Con una riqueza biológica indiscutible, las Caídas de la Negra ofrece un hábitat más que idóneo para el crecimiento y desarrollo de especies endémicas de la zona como águilas reales, alimoches, gatos monteses, anfibios, buitres y hasta, ejemplares de víbora hocicuda.
Al contrario de lo que sucede en la Bardena Blanca, los barrancos que se forman en las Caídas de la Negra son más estrechos y profundos. En parte se debe al fuerte desnivel de 270 metros. Entre los más llamativos están el barranco del Avejar, el de Valdenovillas, el del Viso y el de Lázaro.
¿Se puede visitar? Sí. La Reserva Natural de las Caídas de la Negra está vertebrada por una importante red de senderos que permite disfrutar de su peculiar belleza y orografía desde diferentes puntos de vista.
Las posibles opciones varían según se vaya a pie, en BTT o utilizando algún vehículo a motor: coches, quad o 4×4. Por supuesto, siempre se debe respetar la señalización específica y los límites establecidos.
Si se opta por explorar las Caídas de la Negra a pie, es más que recomendable extremar las precauciones en días de lluvia. Los suelos arcillosos se erosionan con facilidad y la superficie puede presentar algún que otro boquete.
Una de las rutas diseñadas para las cuatro ruedas es la que tiene como origen el kilómetro 17’5 de la carretera NA-125 (dirección Ejea) y, como destino, el santuario de Nuestra Señora de Sancho Abarca. Este punto estratégico, perteneciente al municipio aragonés de Tauste, es especialmente popular por albergar una ermita barroca del siglo XVII y por regalar al visitante unas abrumadoras panorámicas de las Bardenas Reales y de su vecino el Pico El Moncayo.
El mejor lugar para obtener información detallada y concisa es el Centro de Información de Bardenas Reales de Navarra, ubicado en el municipio de Arguedas. Un amplio espacio que distribuye sus esfuerzos entre la educación ambiental y la resolución de dudas de los visitantes, tanto de la reserva natural como del resto de joyas naturales que alberga el espacio protegido.
La puerta de entrada a las Caídas de la Negra la encontramos en Tudela. Una preciosa ciudad sita a la vera del río Ebro cuyas calles, reflejo del encuentro de culturas que han forjado su historia, ofrecen infinidad de acogedores rincones gastronómicos donde saborear las deliciosas verduras de la ribera.
Sin lugar a dudas, una opción perfecta para recobrar fuerzas tras un intenso día descubriendo las maravillas naturales que rodean a las Caídas de la Negra.
Elísabet García