Cómo ser minero un día en Asturias (Visita al Pozo Sotón)
Escrito por
11.01.2018
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Allí donde fueres, haz lo que vieres. Eso, en el interior de Asturias, es ponerse un casco, colocarse la linterna y bajarse a las entrañas de la Tierra. Al interior de una de las minas de carbón que actualmente están inactivas en la región pero que, en su día, era el pan de cada día de los habitantes de la Cuenca minera.
La minería no sólo ha sido el sustento de muchos asturianos desde el siglo XIX, sino que esta profesión tan dura, que tantos disgustos ha dado a sus paisanos, ha ayudado a forjar la personalidad de una tierra que no entiende de miedo, tal y como demostró en la Revolución minera de 1934, cuya insurrección fue reprimida por el gobierno de Lerroux.
Y, aunque no es ningún secreto que estamos ante una de las profesiones más peligrosas y arriesgadas, hasta que uno no se pone en la piel de sus trabajadores es imposible llegar a comprender los riesgos y el duro trabajo que conlleva.
Gracias a la apertura del Pozo Sotón al público, declarado como Bien de Interés Cultural en 2014, ahora es posible adentrarse en lo más profundo de la minería. Una iniciativa realizada por Hunosa (la empresa estatal que se encarga de la actividad minera) para aprovechar los yacimientos que están inactivos y costear las obras de mantenimiento.
La reconversión de estos pozos con fines turísticos no es algo nuevo. Ciudad Real fue una de las primeras en ofrecer como experiencia la visita a la mina de mercurio de Almadén, declarada patrimonio de la humanidad. Países como Francia o Alemania, donde también han explotado su patrimonio industrial para que los turistas puedan conocer una parte importante de su historia, también han servido como inspiración.
En España existen muchos yacimientos de carbón: Las Médulas, en León; El Soplao, en Cantabria; o Arditurri, en el País Vasco, entre otras. No obstante, el Pozo Sotón está considerado como único en su estilo, ya que durante su visita se baja a más de 550 metros de profundidad. Una altura que, como explican orgullosos los mineros: “Es más de lo que mide el Empire State Building. Sería como el nuevo One World Trade Center”.
Viaje al centro de la Tierra
El Pozo Sotón ofrece dos tipos de visitas. Una de ellas sería para conocer sus instalaciones exteriores: los castilletes, la casa de máquinas, la sala sindical o el patio donde se hallan las más de 500 lápidas que recuerdan a los difuntos mineros.
La otra opción es realizar un viaje al interior de la mina. Los encargados de guiarnos a través de las galerías son los propios mineros: Pedro, Lucas, Sergio, Rogelio, etc. Nadie mejor que ellos para mostrarnos lo que hasta hace unos años era su día a día. “Somos afortunados. Tras el cese de la actividad en el pozo, a nosotros nos contrataron para realizar las visitas guiadas”, comenta.
La elección no fue aleatoria. La gracia de estos mineros, que intentan que los visitantes se diviertan y rían con ellos en todo momento, debió de ser decisiva en el casting. Ellos son los que dan luz a los días grises de los alrededores del río Nalón.
Con la visita va incluido el alquiler del atuendo minero: un peto, una camiseta, calcetines, unos calzoncillos, botas, mascarilla, casco, linterna y un rescatador por si hiciera falta. Antes de bajar, por seguridad, todos los visitantes reciben una pequeña charla sobre la actividad que se va a realizar y las medidas de seguridad que se deben seguir.
Todos a la jaula
Una bocina marca la entrada a la mina, momento en el que los mineros y visitantes se suben a la jaula que les llevará hacia las entrañas de la Tierra. En este caso, a la planta 8, donde se ubica la popular chimenea La Jota por la que se desciende casi tumbado hasta el nivel 9.
La Jota es uno de los pozos inclinados que se pueden encontrar entre las galerías. Su peculiaridad es que su trazado fue elaborado en vertical, con un pico y, posteriormente, fue recubierto de madera. Éste cuenta con unos 100 metros de largo y su pendiente es superior a 43 grados.
En las plantas 9 y 10 es donde se hallan los sistemas de comunicación, donde están los equipos de emergencia, los elementos de tracción, las vías y los vagones de carga, los sistemas de ventilación, etc. También donde se ubican algunas de las zonas de explotación y donde con un taladro los mineros te retan a ver cómo de grande es el trozo de carbón que eres capaz de extraer. Un bonito recuerdo que, además, podrás llevarte a casa después de la visita.
La salida se realiza sentado en uno de los trenes que se mueven por los interiores de las galerías y que acercaban a los mineros de vuelta a la jaula. El recorrido se hará en su totalidad por las tinieblas, pues la única luz que alumbrará el camino durante las casi cuatro horas de recorrido será la de la linterna del casco.
Aunque bajar a la mina pueda parecer arriesgado, esta actividad del Pozo Sotón es totalmente segura. Hasta el momento, nadie se ha quedado atrapada en ella durante una visita.
El rico patrimonio minero
Justo en las inmediaciones del Pozo Sotón se ubica el Museo de la Minería y la Industria de Asturias, el segundo más visitado del Principado después del museo del Jurásico. En él se puede conocer más información acerca de esta profesión casi desaparecida en Asturias.
Otro de los lugares donde empaparse de la minería es en el valle de Samuño. Aquí, además de poder visitar el Pozo de San Luis, declarado también Bien de Interés Cultural, se puede viajar a la mina en un auténtico tren minero.
Laura Fernández