Las cuevas de Zaen y Bajil: ruta por un antiguo territorio sumergido
Escrito por
14.07.2024
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En muchas ocasiones, puede que quien pisa el terreno no sea consciente de todo lo que ha ocurrido por allí. No solo formación y caída de civilizaciones, batallas entre pueblos enfrentados, múltiples generaciones de familias arraigadas y otros eventos, grandes o pequeños, de la historia del ser humano. La vida del planeta se remonta a mucho antes de que las personas zascandilearan por él y los geólogos y paleontólogos se esfuerzan en recordarlo. En España hay ciertos puntos que sirven de ejemplos claros y uno de ellos es el estrecho de Bolvonegro, del que forma parte las cuevas de Zaén y Bajil.
A esta horadación, que se encuentra dentro del término municipal de Moratalla, en Murcia, se puede llegar siguiendo una ruta de senderismo que parte del pueblito de Bajil. Estos paisajes, como el estrecho de Bolvonegro, se comenzaron a formar hace 11 millones de años, cuando formaban parte de la desembocadura del Atlántico en el Mediterráneo que abarcaba su comunidad, el sur de Alicante y Almería. Es decir, aunque ahora parezca mentira, estaba bajo el mar.
Con el paso del tiempo, los movimientos geológicos entre los que hubo terremotos, elevaron la piedra por encima del agua y formaron esta mole de roca caliza llena de cuevas. Su lejanísimo pasado acuático se ha comprobado gracias a los fósiles de animales marinos y algas que se encontraron por toda la superficie así como en las cuevas. Estos agujeros de montaña sirvieron de casa en la prehistoria y aún se usan para guardar el ganado.
La ruta a las cuevas Zaen y Bajil
Longitud: 10,8 kilómetros
Dificultad: moderado
Tipo de ruta: circular
Este calar [lugar en el que hay mucha piedra caliza] está considerado Lugar de Interés Geológico a nivel nacional. La ruta –los tracks se pueden ver aquí– que lo recorre y que pasa por la mencionada cueva de Zaén, pero también por otros espacios singulares, parte de Bajil, es circular y tiene un recorrido de 10,8 kilómetros. Su nivel de dificultad es moderado, pero solo porque algunos tramos son empinados. Es importante llevar calzado adecuado para no sufrir ningún percance. Se completa en cinco horas aproximadamente.
Se comienza la subida a los cortados hasta llegar a la cueva por un camino que se estrecha bastante en ciertos momentos, por lo que las personas que tengan miedo a las alturas pueden pasarlo un poco mal. En algunas de las cuevas se pueden encontrar cierres de mampostería que atestiguan el uso dado por el ser humano.
El camino sigue y después de pasar la zona de las cuevas, dos kilómetros más adelante comienza una zona de arado y el camino de la Fuensanta que lleva a la cima de la Molata de La Fuensanta, un mirador estupendo. A partir de ahí, la senda dirige los pasos hacia el calar de La Fuensanta y el camino de Bajil. 900 metros, aproximadamente, más adelante hay un desvío hacia la cueva del Esquilo, donde se puede ver una pintura rupestre conocida como ‘El Barco de El Bagil’. Data de los siglos XV o XVI y su propio nombre define el dibujo, hecho con trazos de color rojo.
El último tramo está relacionado con el pasado de Bajil. Por un lado, está su poblado megalítico del Bajil, que se puede observar desde lo alto si se asciende al cerro de Las Víbora, y por otro el Dolmen de Bajil. Descubierto en 1981, está parcialmente reconstruido y tiene una cámara funeraria de forma rectangular, uno de los detalles que lo hacen peculiar. A un poco más de medio kilómetro se encuentra el punto del que partió la ruta.
Para quienes quieran hacer un recorrido más centrado en los restos de la Edad de Bronce existe otra ruta circular que parte de Bajil y pasa por el mencionado dolmen y el poblado, el carrascal de Bajil (una formación de encinas) y las cuevas de Bajil. Tiene un recorrido de 7,50 kilómetros y su nivel de dificultad es fácil. Se completa en unas cinco horas aproximadamente.
Qué ver en Moratalla
Situado a los pies de un castillo que data del siglo XV, Moratalla tiene fama por diversos motivos: el ruido de los tambores, el mazapán artesano y su pasado histórico, que incluye cuevas y arte rupestre, como se ha visto anteriormente. Cabe destacar que ese castillo medieval que preside la población está asentado sobre una antigua estructura islámica del siglo IX, pero la Orden de Santiago se encargó de remodelarla unos cientos de años más tarde.
El propio casco histórico de la población ya constituye una atracción en sí mismo, que se puede ver en todo su esplendor desde la plaza en la que se encuentra la iglesia de Santa María de la Asunción, del siglo XVI. Además, los interesados en la geología encontrarán en los alrededores de este pueblo murciano una fuente de placer. Aparte de las cuevas de Zaén y Bajil, también pueden visitar el Calar de la Santa, Cañaica del Calar y Fuente del Sabuco. Asimismo, también pueden acercarse al Centro de Interpretación de Arte Rupestre Casa Cristo, para obtener aún más información.
La Fiesta del Tambor de Moratalla, que se celebra en Semana Santa, está reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. El sonido de la percusión podría alcanzar la categoría de estruendo y se puede escuchar a varios kilómetros de distancia. En el mes de julio, en Moratalla también se celebran las Fiestas del Santísimo Cristo del Rayo consideradas Interés Turístico Regional, que sirven de homenaje al Cristo que en en 1621 hizo de pararrayos y salvó al pueblo de una catástrofe.
Carmen López