Mont-roig del Camp, el pueblo de ‘El maestro que prometió el mar’

Cuando Antoni Benaiges nació en 1903 en la localidad tarraconense de Mont-roig del Camp, seguramente nadie pensó que acabaría siendo una persona famosa un siglo después. Desafortunadamente, no pasó a la historia por su buena suerte, pero sí por haber cambiado la vida de los niños de los que fue profesor en Bañuelos de Bureba, Burgos. O, al menos, por haberlo intentado.

El final de su biografía es similar a la de muchos de los que desaparecieron en la Guerra Civil por sus ideales. Su nombre salió a la luz hace unos años, cuando una persona de Bañuelos apareció en la fosa de La Pedraja, donde se estaban exhumando restos de los fusilados en el conflicto, para decir que ahí se encontraba el que había sido maestro de su pueblo, Antoni Benaiges. 

Ese docente empezó a trabajar en aquella escuela rural en 1934, después de haber impartido clase en Vilanova i la Geltrú. Allí conoció las técnicas de enseñanza de Célestin Freinet y las aplicó después en sus clases. Así, enseñó a sus alumnos y alumnas a utilizar una pequeña imprenta para hacer cuadernos con sus escritos, que se intercambiaban con otros centros educativos que seguían la misma línea educativa. 

Sus familiares aún conservaban uno de ellos: El mar, la visión de unos niños que no lo han visto nunca. Él había prometido a sus estudiantes que les llevaría de excursión a su pueblo natal para que pudieran conocerlo, pero el golpe de Estado llegó antes y nunca pudo cumplir su promesa.

Sergi Bernal, Francisco Ferrándiz y Queralt Solé contaron esta historia en el libro Antoni Benaiges. El maestro que prometió el mar, que después se adaptaría al cine con el mismo título. La película, dirigida por Patrícia Font y producida por Francesc Escribano, está protagonizada por Enric Auquer y sus localizaciones se reparten entre Ametlla del Vallès, Barcelona, Gualba, Llinars del Vallès (Parc de Montnegre i Corredor), Mura, Vilanova i la Geltrú y Burgos.

Cómo es Mont-roig del Camp

El pueblo de Antoni Benaiges pertenece al Camp de Tarragona, en la comarca del Baix Camp. El primer documento en el que se menciona su existencia data de 1118. Es el año en el que Ramón Berenguer III le encarga al arzobispo de Tarragona, Sant Oleguer, que se haga cargo de ese territorio. Así nació el que acabará siendo lugar de origen del maestro que prometió ver el mar.

Actualmente, hay censadas unas 13.000 personas, pero en verano la cifra se multiplica porque acoge a un gran número de veraneantes. De hecho, en 2023 la Generalitat le otorgó la denominación de municipio turístico. Tiene varios núcleos poblacionales: Mont-roig, Miami Platja, Las Poblas y numerosas urbanizaciones. 

Sus playas son uno de sus mayores atractivos. Desde la desembocadura de la riera de Riudecanyes –entre Cambrils y Mont-roig del Camp– hay un gran número de calas vírgenes de guijarros o arena, de playas cristalinas como la Casa dels Lladres. 

Una de las playas más conocidas, que además era la preferida de Joan Miró, es la de la Pixerota. De hecho, una de las primeras obras del artista se llama Playa de Mont-roig y ahora se puede ver un tótem recordatorio en el lugar donde se estima que la pintó. 

También destaca el Estany Salat, una zona húmeda del litoral que forma parte de la Red Natura 2000 y que es parada habitual de pájaros migratorios, además del hábitat natural del pez llamado fartet. 

Otro punto de interés, aunque en otro ámbito, es la iglesia de Sant Miquel, edificada en las ruinas de lo que en su momento fue el castillo medieval de Mont-roig del Camp, que se empezó a construir en 1780, aunque sus obras se pararon en 1835 y no se utilizó como lugar de misa hasta el año 1946. En un principio, la idea era sustituir a la conocida como iglesia Vieja, pero esta aún se sigue utilizando porque la ’nueva’ o catedral del Baix Camp sigue inacabada pese a todo el tiempo que ha transcurrido.

También resulta interesante visitar la zona medieval de Mont-roig, en la que aún quedan vestigios de su antigua muralla y dos portales: el d’Avall y el de la Canal. Entre otros recuerdos interesantes de la Edad Media, una época histórica que tiene muchos seguidores, están la cárcel y la torre de la casa de los Torrells o torre de los moros.

Ruta hasta la ermita de la virgen de la Roca

Quienes deseen dedicar un poco de tiempo al senderismo durante su visita, pueden emprender la senda circular que va desde el pueblo hasta la ermita de la virgen de la Roca, a la que también se conoce como faro de los marineros.

La distancia a recorrer es de unos 6 kilómetros y se completa en algo menos de dos horas. El nivel de dificultad es moderado, con un desnivel tanto positivo como negativo de 277 metros. Para comenzar hay que coger el camino de la iglesia vieja hasta la montaña del Areny, que pasa por la famosa piedra de los Ángeles. 

Más adelante se encuentra el cruce del camino de los Carlins, aunque cualquiera de las opciones lleva a las Escaleras del Diablo que se deben subir para alcanzar la ermita. Su propio nombre indica que se requiere tener un buen estado físico, no es una ruta demasiado apta para niños. Desde la cima se puede disfrutar de unas vistas espectaculares y desde allí se emprende un camino adoquinado que llega hasta el camino de inicio que se toma para volver al pueblo.