8 rutas por el valle de Tena: altas cumbres, ibones y pueblos abandonados
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04.10.2024
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Situado en la provincia de Huesca, el valle de Tena es uno de los valles más extensos y poblados del Pirineo aragonés. En él podemos encontrar todos los elementos que caracterizan a esta zona de España: altas cumbres, frondosos bosques de hayas, lagos glaciares, un rico patrimonio y una cultura propia.
La mejor manera de conocer el valle es a pie, a través de sus numerosas rutas de senderismo para todos los niveles que nos permiten obtener las mejores vistas, rodear ibones e incluso conocer pueblos deshabitados. Dependiendo de la época del año que lo visites, además, podrás disfrutar de una variada paleta de colores que va desde el blanco roto por la nieve, al verde primaveral y el ocre del otoño.
Estas son algunas rutas por el valle de Tena recomendadas en una escapada por Huesca.
Ruta de los miradores del Pino y de la Reina
Longitud: 2,03 kilómetros
Dificultad: fácil
Tipo de ruta: circular
El valle de Tena cuenta con un gran número de miradores con vistas a las montañas y a sus embalses. Aunque existen diferentes rutas, la gran mayoría con poca dificultad, en este artículo os proponemos una que, a nuestro parecer, merece mucho la pena. Se trata de la ruta a los miradores del Pino y de la Reina.
Esta ruta familiar parte desde el balneario de Panticosa. Allí habrá que tomar el sendero GR-11 que pasa junto a las fuentes de San Agustín, la de los Herpes (sí, vaya nombre), la del Hígado y la de la Belleza hasta llegar al mirador del Pino. Desde este balcón hay unas vistas impresionantes al río Caldarés, que tendremos que cruzar a través de un puente para llegar hasta el mirador de la Reina.
La vuelta la haremos siguiendo también las indicaciones de la GR-11, que pasa junto a varios saltos de agua hasta regresar al balneario.
Ruta hayedo del Betato e ibón de Piedrafita
Longitud: 9,1 kilómetros
Dificultad: fácil
Tipo de ruta: circular
Los ibones son pequeños lagos de origen glaciar. Son muy comunes en el Pirineo aragonés, por lo que no podían faltar en el listado de rutas por el valle de Tena. Aunque, al igual que miradores en Huesca hay muchos ibones, en este caso nos hemos decantado por una ruta sencilla al ibón de Piedrafita de Jaca pasando por el mágico hayedo del Betato. Y decimos mágico porque, según la leyenda, en él se escondieron las brujas durante la época de la Inquisición.
La ruta comienza en Piedrafita de Jaca, uno de los pueblos más bonitos del Pirineo debido a su arquitectura popular. El inicio lo encontramos en la senda que parte de uno de sus aparcamientos gratuitos. Está señalizado, por lo que llegar hasta el hayedo del Betato es muy sencillo. No lo es tanto moverse por él, ya que muchas señales de diferentes rutas se entremezclan entre sí.
No obstante, una vez hayamos salido del denso bosque, las indicaciones vuelven a ser de gran ayuda para llegar hasta el refugio y, un poco más adelante, al ibón de Piedrafita, donde dependiendo de la luz del día incluso se pueden ver las aguas cristalinas. En total, hay unos 400 metros de desnivel.
Se trata de una espectacular ruta muy conocida del Pirineo aragonés, por lo que desde Turismo de valle de Tena piden ser turistas responsables y no salirse de los caminos marcados para evitar la erosión del terreno. En invierno hay que tener en cuenta que puede estar nevado, por lo que es recomendable evitar ir durante esa época o extremar las precauciones.
Ruta despoblados: Casbas – Susín – Bergusa
Longitud: 9,8 kilómetros
Dificultad: moderada
Tipo de ruta: circular
Una ruta para los amantes de los pueblos abandonados, ya que el camino pasa por Casbas, Susín y Bergusa, actualmente deshabitados. “Esta ruta es un pequeño homenaje a esos pueblos, para que no caigan en el olvido”, indican desde el portal de valle de Tena.
Para iniciar la ruta, de dificultad moderada, habrá que desplazarse hasta el pueblo de Oliván. El coche podemos dejarlo en el aparcamiento que hay junto al puente que cruza el río. Desde allí, tras unos minutos de caminata, habrá que coger el primer desvío que llega hasta el pueblo de Casbas. El pueblo está en ruinas, apenas queda la torre de la iglesia. No obstante, las autoridades recomiendan no entrar en ellas, ya que podría haber algún derrumbe y ser peligroso.
El camino continúa, esta vez en dirección a Susín. Este segundo pueblo, también deshabitado, está en mejores condiciones que Casbas. Muchos de sus edificios aún se mantienen en pie gracias a la asociación Amigos de Susín. En su propia web se puede leer:
«… quienes decían que Susín estaba abandonado. No, no lo está, ni nunca lo estará. Sus cenizas vigilan la ferrería y el lavadero, la ermita de las Eras y la iglesia de Santa Eulalia, las mallatas y romerías. Otean Santa Orosia, Oliván y el Gállego. Huelen la tierra mojada, los truenos, las betiqueras. Acompañan a los amigos, a la familia y a todos y cada uno de quienes visiten y mantengan vivo Susín. Porque las piedras y las palabras echan raíces en quienes piensan con el corazón».
Eduardo Sánchez en Serrablo, 165, 2013.
Salimos de Susín con dirección al último pueblo abandonado de esta ruta: Bergusa. Tras seguir el camino nos encontraremos con que el pueblo queda al otro lado del río. No hay puente, así que habrá que vadearlo. Bergusa fue evacuado durante la guerra civil y, debido a los daños sufridos, nunca más volvió a ser habitado.
En total, esta ruta de los pueblos deshabitados cuenta con 400 metros de desnivel.
Camino natural del embalse de Lanuza
Longitud: 3 kilómetros
Dificultad: fácil
Tipo de ruta: lineal
El camino natural del embalse Lanuza es una excursión sencilla que se puede realizar con niños pequeños. Parte del pueblo de Sallent de Gállego, donde tendremos que cruzar el río para seguir la senda que discurre por la orilla derecha del embalse de Lanuza hasta llegar a la presa.
Durante el camino hay varias zonas de descanso con mesas para hacer picnic, además de varios miradores con vistas a la peña Foratata, al pantano de Lanuza y al mismo pueblo.
Una vez terminada esta ruta, hay opción de continuar rodeando el embalse y llegar hasta Lanuza, uno de los pueblos más bonitos de Huesca que se asemeja a Arendelle, el de la película de Frozen. Situado en un entorno natural envidiable, en su embalse podremos realizar variedad de actividades como kayak, pádel surf, windsurf, etc.
La ruta Pelaire
Longitud: 12 kilómetros
Dificultad: moderada
Tipo de ruta: circular
Para realizar esta ruta de dificultad moderada tendremos que acercarnos hasta Biescas, donde podemos pernoctar gracias a la variada oferta de alojamientos rurales. La ruta parte de uno de los aparcamientos gratuitos del pueblo siguiendo la GR-15 hacia el camping de Gavín. Un poco más adelante, antes de seguir el camino, podemos cruzar el río Sía para visitar las ruinas del monasterio de San Pelay, del siglo X. Si optamos por esta opción, habrá que deshacer el camino y volver a cruzar el río para retomar la ruta.
Aunque en dirección a Gavín la ruta está señalizada para subir hasta la caseta de las Brujas, desde Turismo del valle de Tena desaconsejan seguir este tramo, ya que el ascenso se hace por un camino que sirve de bajada para las bicicletas de montaña y hay riesgo de atropello. La alternativa que proponen es seguir las indicaciones que nos dirigen hacia la ermita de San Bartolomé. El camino es un poco más largo pero es seguro y apenas tiene dificultad técnica.
Tras dejar atrás la ermita cruzaremos un denso bosque que nos llevará hasta el refugio conocido como la caseta de las Brujas. Posteriormente, habrá que descender por el barranco de Arratiecho hasta llegar al cruce de la carretera Nacional 260a, donde debemos extremar las precauciones. Pronto llegaremos al parque de Arratiecho y a Biescas. La vuelta se puede realizar subiendo por su central hidroeléctrica hasta llegar al museo de La Serrería.
Ruta Circular Peña Foratata
Longitud: 9,7 kilómetros
Dificultad: alta
Tipo de ruta: circular
Con 2.180 metros de altitud, la peña Foratata es una de las montañas más populares del valle de Tena. Su ascenso es complicado, ya que se trata de una ruta de alta montaña con 777 metros de desnivel positivo solo apta para aquellas personas con buena preparación física.
Esta ruta de senderismo, que rodea la montaña, tiene su inicio en Formigal, más concretamente en la calle Valle de Tena a la altura del indicador de la Sarra. Allí habrá que tomar una pista forestal hasta encontrar el primer desvío a la izquierda, en dirección norte. El camino remonta por la majada de La Faxa donde veremos a nuestra izquierda una pedrera que iremos dejando atrás hasta llegar a divisar la Punta de Brazapuchera.
En sus faldas seguiremos por un pequeño collado adentrándonos entre los vértices de la montaña para, posteriormente, subir hasta llegar a la cara este de la peña. Desde allí comienza el descenso hacia el sur por el collado de la Foratata.
Ruta ascensión al pico Pacino
Longitud: 10,5 kilómetros
Dificultad: fácil
Tipo de ruta: circular
Esta ruta de senderismo, que aunque es fácil cuenta con 889 metros de desnivel positivo, parte del pueblo de Sallent de Gállego. El inicio del sendero lo encontraremos a la derecha del puente del río Gállego o, en el caso de ir en coche, en el aparcamiento situado tras pasar la salida del pueblo en la A-136, cogiendo el desvío de la izquierda.
El camino es amplio y atraviesa dos bosques de hayas hasta llegar al Cuello del Pacino (1.827 m de altura), donde nos desviaremos a la izquierda para continuar hasta la cima y mirador de Pico Pacino. Este último tramo es el que cuenta con más desnivel y, quizá, dependiendo de la forma física de cada uno, supone algo más de esfuerzo. En total, el desnivel de subida de la ruta es de 889 metros.
Desde lo alto del Pico Pacino hay vistas a algunas de las cumbres más altas de esta zona de los Pirineos como Midi d’Ossau (2.884), peña Telera (2.764 m), el Anayet (2.545 m), peña Foratata (2.321 m) o Punta de la Cochata (1.908 m), entre otros. También se puede ver a lo lejos Formigal y, algo más cerca, Sallent de Gállego.
El descenso lo haremos deshaciendo el camino hasta llegar al desvío de pico Pacino. Ahí seguiremos por la izquierda, cruzando la ladera de Pacino hasta volver a introducirnos en los frondosos bosques y llegar al inicio del sendero.
Ruta a los ibones de Anayet
Longitud: 10,8 kilómetros
Dificultad: fácil
Tipo de ruta: lineal
La ruta a los ibones de Anayet es una de las rutas más populares y bonitas del Pirineo de Huesca. Están situados a los pies del antiguo volcán de Anayet, de 2.585 metros de altura, y rodeados de altas cumbres y con unas impresionantes vistas a Midi d’Ossau. Su nombre hace honor a los anayóns, que significa arándanos en aragonés. Y es que esta fruta es habitual encontrarla en los arbustos de sus laderas.
La ruta comienza en Formigal. Dentro de la temporada de esquí podremos iniciarla desde el mismo aparcamiento de la estación Aramón Formigal. El resto del año, en cambio, este parking está cerrado, por lo que habrá que dejar el coche junto a la carretera principal, en el Corral de las Mulas. Una vez dejado atrás el aparacamiento de Anayet, comenzamos por un sendero de tierra (al encontrarnos con una valla es importante dejarla cerrada para que el ganado no se escape). El camino cruzará por la izquierda el barranco de Culibillas, que tendremos que ir ascendiendo hasta ver el pico Anayet.
Justo en su falda y, tras unas dos horas de caminata, llegaremos a los ibones.
Redacción ER