El verano y la playa -salvo para una porción de la sociedad– van de la mano. Hay pocas ensoñaciones gozosas tan compartidas en el imaginario social como la de una jornada de relax a orillas del agua. La mención al elemento en general y no al mar en concreto se debe a que también existen playas sin salida al océano de turno.
Las de interior también son consideradas así y hasta la RAE lo recoge en su definición (dato útil para ganar una posible discusión al respecto): “ribera del mar o de un río grande, formada de arenales en superficie casi plana”. Aclarado este asunto, aquí se puede encontrar una lista con ocho playas sin salida al mar en España.
Playas Virgen de la Nueva y El Muro en San Martín de Valdeiglesias (Madrid)
Aclarado este asunto, se puede decir que cuando The Refrescos cantaban “Vaya, vaya, aquí no hay playa” en referencia a Madrid se tomaban una licencia literaria porque en la ciudad no, pero en la comunidad sí que hay. Se trata de las dos zonas recreativas del pantano de San Juan en San Martín de Valdeiglesias: la playa Virgen de la Nueva y El Muro (la primera incluso consiguió la bandera azul en 2018).
En ambos puntos el baño es seguro y tienen servicio de socorrismo en los meses de verano. Además, se pueden practicar deportes como el esquí acuático o el piragüismo y ofrecen un servicio esencial para los playeros de pro: el chiringuito.
La playita de Zahara de la Sierra (Cádiz)
La lista de playas costeras de esta provincia andaluza es una de las más veneradas de España, pero resulta que no solo tiene joyas bañadas por agua salada. En Zahara de la Sierra, un pueblito de interior en el que se rodó la serie de Netflix Feria. Ya era un lugar turístico, pero después de dar ese servicio de localización audiovisual el número de visitantes aumentó considerablemente.
Esta localidad se encuentra dentro del Parque Natural Sierra de Grazalema y su área Recreativa de Arroyomolinos conocida popularmente como ‘playita’ tiene 60.000 metros cuadrados con un lago natural, que está abierto en verano para los baños.
Además de ofrecer la posibilidad de darse un chapuzón, hay una tirolina para cruzar el lago, puentes colgantes, merendero y demás atracciones para la diversión y el relax.
Playa de Orellana (Badajoz)
También conocida como playa Costa Dulce, está situada en La Serena. Entre sus logros se encuentra que fue la primera playa fluvial que recibió una bandera azul en España. La calidad de sus aguas es uno de sus principales reclamos y en ellas, además del baño, se pueden practicar actividades como el windsurf, la vela o la pesca.
Asimismo, hay una zona de merendero y después del día de playa se puede disfrutar de su entorno natural adecuado, entre otras cosas, para adiestrarse en la ornitología.
Playas de Alloz (Navarra)
Las aguas cristalinas no solo se pueden observar en zonas como las Islas Baleares o las Cíes, sino que también existen en el interior de la península. Un ejemplo es el embalse de Alloz, donde están las playas de Lerate y Úgar, en medio de los valles de Yerri y Guesalaz. Además de ofrecer zonas de sombra y otros servicios propios de un lugar de baño seguro, en la primera hay una pasarela de madera que permite llegar a una isla.
Debido a la fama del lugar, que conlleva una afluencia masiva de personas que quieren disfrutar de dicho entorno, en 2020 el gobierno de Navarra decidió regular las plazas de parking. Es posible reservar una antes de ir en la web redexploranavarra.
Playa Pita (Soria)
Seguramente, si alguien hace referencia a Castilla y León en la mente no aparecerá una playa. Pero resulta que en Soria hay una y bastante famosa: la playa Pita en el embalse de Cuerda del Pozo, situado en Abejar.
A menos de 50 kilómetros de la capital, supone un refugio climático en plena naturaleza cuando el calor aprieta (y cada verano va a más). El agua está rodeada de pinos, que contribuyen a bajar un poco los grados que marca el termómetro y hay zonas de merendero, agua potable o alquiler de patines acuáticos. Es importante mencionar que, aunque no hay olas, sí hay que tener precaución con las corrientes.
La cala de Covanera (Burgos)
También conocida como el Pozo Azul por el color de sus aguas (obviamente) que proceden del río Rudrón, es un lugar de visita obligada para los amantes del espeleobuceo. En su parte más profunda hay una cueva con galerías subterráneas que se introducen bajo la montaña. Los más experimentados han recorrido 13 kilómetros, aunque aún se podría entrar más adentro.
Antes del chapuzón conviene prepararse porque no se caracteriza por ser una playa de aguas cálidas sino todo lo contrario: la temperatura no suele subir de los 11 grados. La sabiduría popular dice que viene muy bien para la salud, aunque los más frioleros pueden tener opiniones disidentes. En todo caso, es un lugar que merece la pena visitar sin ninguna duda.
Playas de Gulpiyuri y el Cobijeru (Asturias)
Las reinas del baile, las más especiales de la fiesta. Sin desmerecer a ninguna de las anteriores, por supuesto, la peculiaridad de estas calas es que son de agua salada pero no tienen salida al mar. Además, la primera tiene el título no oficial de “la playa más pequeña del mundo” (un dato difícil de verificar) con sus 50 metros de longitud, por lo que se ha convertido en un auténtico fenómeno turístico.
Ubicada en la zona norte de Naves, se libra de la masificación porque no es especialmente fácil llegar a ella (solo puede ser a pie) y no ofrece servicios como socorrismo o chiringuito: Gulpiyuri es una joya natural y así debe seguir. Lo mismo ocurre con el Cobijeru, a 25 kilómetros de la anterior, perteneciente a la pedanía de Buelna y de características similares.
Ambas se formaron por la erosión del agua en la piedra de los acantilados, que ha dado lugar a formaciones kársticas por las que se filtra el agua y crea estas playas interiores que desaparecen cuando baja la marea (conviene consultar los horarios de bajamar y pleamar antes de la visita).
Carmen López
Soy periodista y escribo sobre cosas que importan en sitios que interesan desde hace más de una década.
Me parece bueno los lugares lo