Capilla de San Olav, la promesa cumplida 8 siglos después
Escrito por
23.03.2016
|
4min. de lectura
Índice
Hace 759 años el infante Felipe de Castilla, hermano del rey Alfonso X de Castilla, prometió a su esposa Kristina de Noruega levantar un templo para que pudiese orar a su protector, San Olav. Por desgracia, esta bellísima princesa nórdica falleció con tan sólo 28 años, sin ver cumplido su juramento.
Una promesa a una reina cumplida ocho siglos después. Así podría definirse la Capilla de San Olav, un templo construido en el siglo XXI cerca de la villa de Covarrubias, en las tierras burgalesas de Castilla y León.
La princesa triste que murió con una promesa sin cumplir
Corría el año 1257 cuando, tras una larga y dura andadura por mar y por tierra, la princesa Kristina (Bergen, 1234 – Sevilla, 1262), hija de los reyes Haakon IV de Noruega y Margarita Skulesdatter, llegó a Castilla para desposarse con Felipe de Castilla (1231- 28 de noviembre de 1274).
Iba a ser un matrimonio de conveniencia, tanto para Alfonso X como para Haakon IV, para reforzar los lazos culturales y comerciales con Europa. A cambio, la princesa pidió que se levantara en su nuevo hogar español una capilla en honor al patrono de Noruega, el Rey Olav II.
Los cantares populares la recuerdan como «la princesa triste», una mujer de gran belleza que no soportó estar lejos de su país. Extranjera, incomprendida y alejada de su añorada Noruega, la princesa cayó en una profunda depresión, que posiblemente hizo que enfermase gravemente, muriendo en 1262 en Sevilla sin dejar descendencia.
Solo llevaba cuatro años en España cuando, con tan sólo 28 años, esta belleza nórdica falleció. Su marido hizo enterrar a su esposa en el claustro de la Colegiata de San Cosme y San Damián de Covarrubias. En el año 1958 cuando se estudiaron esos sepulcros, se encontraron los restos de una mujer de pelo rubio y uñas rosadas.
Sus joyas y ricos ropajes bordados con oro y piedras preciosas indicaban su alto linaje. Se cree que se trata de la princesa Kristina por sus 1,70 centímetros de altura, nada habitual en las mujeres castellanas del siglo XIII, pero muy corriente en las mujeres del norte de Europa. Junto al cuerpo momificado se encontraba un pergamino con versos de amor.
El otoño de 2011, 754 años después de la promesa de Felipe, el pueblo de Covarrubias hizo cumplir el deseo que la princesa nórdica nunca recibió.
Contrachapada e inverosímil, así es la capilla de San Olav
No dirías que es una capilla, pero sí. Está en Covarrubias y se puede llegar a ella por una ruta de 4 km desde la Colegiata de Covarrubias. Como en el Camino de Santiago, puedes sellar tu paso por los pueblos. Pasa, además, por el Parque Natural Sabinares del Arlanza, muy cerca del Cañón de río Lobos.
Cientos de personas asistieron a la inauguración de la capilla, en 2011. Se erigió como símbolo de los «estrechos vínculos que mantienen España y Noruega», según afirmó el presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera.
Como fuera prometido a la princesa, la capilla está dedicada a San Olav, un rey medieval que pereció en la batalla de Stiklestad. Se construyó la capilla con materiales inspirados en su personaje, el acero de su armadura y la madera de cedro, vinculado a Noruega. La capilla pretende dar a conocer la figura de san Olav en tres facetas de su vida: el vikingo, el Rey y el Santo.
Cuenta la leyenda que las solteras que quieran encontrar el amor, deben ir hasta el sepulcro de la princesa y tocar la campana del claustro gótico para que la princesa les ayude a encontrarlo, y que su amor sea más dichoso que el que ella tuvo en vida.
La capilla abre a las visitas guiadas los sábados de 17:00 a 19:00 y domingos 11:30 a 13:30.
Estel Soro Gómez
Original arquitectura, bonito emplazamiento y curioso cartel indicativo en la carretera: «Ermita de San Olav. Siglo XXI»