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Cuando pisas por primera vez una cueva o caverna, se te antojan varias preguntas: ¿Qué ocultan estas incisiones hacia el interior de la Tierra? ¿Cuánta profundidad pueden llegar a tener? ¿Tienen final?
Toda esta reflexión es lo que hace que sea tan bonito caminar hacia las profundidades de las cuevas y cavernas, pero se convierte en una experiencia todavía más interesante cuando por el camino te encuentras con historias del pasado. A continuación, te mostramos dos pueblos que son ideales para hacer excursiones en cavernas con mucha historia.
Zugarramurdi y la cueva de las Brujas
Zugarramurdi es un pueblo muy acogedor de casas blancas que destacan con el verde de las praderas. Frondosos bosques se erigen a su alrededor, consiguiendo que sea un emplazamiento ideal para los amantes de la naturaleza.
A tan solo 40 minutos caminando entre campos y bosques, te adentrarás en una de las excursiones en cavernas más espeluznantes de la Península Ibérica. En 1614 se conoce que 11 personas fueron condenadas a morir en la hoguera por la Inquisición. La acusación fue clara: ejercer nigromancia. En euskera se la conoce como Sorginen Iezeak y destaca por ser el testimonio vivo de la unión entre la hechicería y la naturaleza. Esta cueva cuenta con 120 metros de longitud y 25 metros de altura y, para poder acceder, se tiene que pasar la célebre Regata del Infierno.
Para recuperarse de una experiencia tan intensa, recomendamos Ekain-Xokoa, en la propia aldea de Zugarramurdi. Es un caserón rehabilitado que fusiona lo rural y lo moderno para ofrecer a los visitantes una experiencia repleta de comodidades, pero sin perder la esencia natural. Destaca por sus instalaciones de calidad, pero también, por sus vistas panorámicas de los bosques mágicos navarros.
Camango y la cueva de Tito Bustillo
Esta es una de las excursiones a cuevas más célebres de la Península Ibérica. La cueva de Tito Bustillo se encuentra a tan solo 15 minutos andando desde Ribadesella y a ocho minutos en coche de Camango, por lo que es ideal para disfrutar de una escapada rural de fin de semana. Ribadesella es uno de los pueblos pesqueros más famosos de Asturias y tiene una belleza impresionante gracias a la desembocadura del río Sella, que serpentea por toda la ciudad hasta llegar al mar.
La playa es un lugar idílico para disfrutar de un atardecer muy romántico y, después, degustar algunos platos típicos en la sidrería El Tarteru o Rompeolas Sidrería-Grill.
Las pinturas rupestres de la cueva de Tito Bustillo reflejan cómo los pobladores del paleolítico plasmaban sobre la piedra sus ritos y costumbres. La cueva destaca por lo bien que se han conservado las pinturas y la gran calidad de su confección. La afluencia de personas era tanta que se ha tenido que elaborar una réplica de la caverna para que las originales no corran peligro. No obstante, la experiencia ha sido recreada al milímetro para que los visitantes puedan sentir en sus propias carnes la experiencia de estar frente a las pinturas originales.
Es una de las excursiones con mejores recomendaciones, independientemente de la edad, porque resulta una experiencia totalmente reveladora cuando se ven por primera vez.
Para pasar la noche bajo el cielo asturiano, te recomendamos los Apartamentos Rurales La Lloberiza, en la aldea de Camango, a tan solo nueve minutos en coche de Ribadesella. Cada apartamento cuenta con capacidad para seis personas y tienen todo lo necesario para satisfacer las necesidades de los visitantes. Además, disponen de una parcela de jardín independiente, área recreativa con zona infantil, parrillas, mesas, bancos y un porche con mobiliario.
Para concluir, si por algo destaca Asturias es por su entorno rural que es protagonista en cada uno de sus rincones. Este pueblo es ideal para descansar y amanecer con el sonido de los pájaros. Estarás rodeado de extensas praderas, montañas, playas y acantilados de impresión. Además, Camango está a tan solo 22 kilómetros de Cangas de Onís, por lo que es ideal para visitar la emblemática Santa Cueva de Covadonga.
Las excursiones en cavernas suelen estar vinculadas al mundo del deporte. Sin embargo, existen opciones que fusionan los misterios de las profundidades de la Tierra con sucesos históricos, enriqueciendo aún más la actividad. Visitar una cueva es una aventura única en la vida y es un plan magnífico para impresionar a todas las edades.
Redacción ER