Caminos de fuego: 6 rutas por los volcanes de Gran Canaria

Más allá del turismo de mar que nos ofrece el litoral sur de la isla —siempre soleado y con sus largas playas de arena blanca— el centro de Gran Canaria tiene una orografía abrupta y montañosa que resulta ideal para la práctica de las más variadas actividades de aventura.

Nosotros esta vez nos apuntaremos al senderismo y escogeremos aquellas rutas por los volcanes de Gran Canaria que un día fueron de fuego. Y es que millones de años de intensa actividad volcánica modelaron Gran Canaria dotándola de los paisajes quemados y singulares que hoy le son tan característicos; las últimas erupciones —hará entre 3.000 y 1.000 años— se produjeron en el norte y centro de la isla, por lo que si queremos pisar volcanes conviene acercarse a esta parte del mapa.

Ruta al volcán Bandama

Uno de los primeros destinos turísticos en Gran Canaria a finales del siglo XIX fue, precisamente, un volcán: el Bandama, cuya caldera extinta es una de las mayores del territorio grancanario. Para conocerlo desde todas las perspectivas posibles merece la pena acercarse primero hasta el mirador del pico de Bandama, situado a 574 metros de altura.

Una vez vista desde arriba, tocará reconocer el cráter sobre el terreno y para ello hay dos opciones: recorrer su perímetro de 3,4 kilómetros sin apenas pendiente; o bajar hasta el fondo del cono volcánico (también son 3 kilómetros, pero con un desnivel de 382 metros).

A lo largo de la ruta, a parte de la ceniza y las escorias volcánicas, también encontraremos algunas de las especies endémicas del archipiélago como el tajinaste blanco (Echium decaisnei) o el incienso canario (Artemisa canariensis) además del exuberante bosque termófilo (con sus acebuches, lentiscos y almácigos) que pueblan el fondo de la caldera.

Ruta por la montaña de los Azulejos

Si algo destaca entre los paisajes volcánicos de la montaña de los Azulejos es el inusitado cromatismo de sus arcillas verdes. Las franjas coloridas de los acantilados por los que discurre este camino que se adentra en la Reserva Natural Integral de Inagua son la alegría de senderistas (y fotógrafos) que se animan a caminar los 16 kilómetros de esta espectacular ruta circular.

El itinerario arranca y termina en la Fuente de los Azulejos, pero hay que tener en cuenta dos advertencias antes de lanzarse a descubrirlo. Primera: requiere de un permiso especial —que hay que solicitar al Cabildo a través de su web— y segunda: el desnivel positivo de esta ruta es de unos nada desdeñables 1.000 metros, así que conviene estar bien preparado. 

Cruz de Tejeda

El alto de la Cruz de Tejeda siempre fue lugar de paso y de encuentro —ya en el siglo XVII unía los Caminos Reales— y hoy es ruta recurrente para todos los que visitan las cumbres más altas de Gran Canaria. Desde la Cruz de Tejeda, que por cierto marca aproximadamente el centro geográfico de la isla, hay numerosas sendas que discurren entre pinos canarios y sobre suelo de picón, con los roques Nublo y Bentayga como permanente telón de fondo.

Algunos de estos caminos son la Ruta 10, que va de Artenara a Cruz de Tejeda pasando por la Degollada de Las Palomas (8,2 kms); la Ruta 11, que va de Cruz de Tejeda al Cruce del Aserrador pasando por el Roque Nublo (11 kms); o la Ruta 15 que desciende desde la Degollada Becerra hasta pueblo de Tejeda (6,2 kms). 

Montañón Negro

Uno de los últimos volcanes activos en la isla de Gran Canaria estuvo sometido a trabajos de extracción de picón (lapili) hasta los años 60 del pasado siglo XX cuando fue declarado Monumento Natural. Este es uno de los motivos de que hoy en las laderas del Montañón Negro —que se alza a 1.668 metros de altura— podamos ver el detalle de sus entrañas quemadas.

En esta ruta no solo hay que estar preparado para la espectacular visión del oscuro cono volcánico, sino también de los pinos de Gáldar. Estos diecinueve árboles centenarios fueron los únicos que se salvaron de la tala masiva que sufrió la isla en tiempos pretéritos y aquí resisten para recordar lo que antes fue una extensa arboleda. 

Caminos Reales

Las primeras carreteras de Gran Canaria no se construyeron hasta finales del siglo XIX, por lo que hasta ese momento los lugareños se movían por una serie de sendas y veredas —ya fueran de roca, escoria o ceniza— que comunicaban los puntos más importantes de la isla.

Hoy, esta extensa red de senderos conocidos como Caminos Reales ha sido recuperada al tránsito y en total suma más de 300 kilómetros. Uno de tantos: el sendero que va del Roque Nublo a la Presa de las Niñas discurre entre almendros y antiguos refugios de pastores desde la degollada de la Goleta pasando por la degollada de la Hoya hasta la Presa de la Niñas.

Antes de llegar a esta última, en el tramo entre las cuencas de Arguineguin y Tejeda se puede divisar una estupenda panorámica de las tres presas de la zona: la de las Niñas, Soria y Chira. 

Camino de Santiago

Aunque muy poca gente lo sabe, existe un Camino de Santiago que recorre los paisajes de Gran Canaria desde Maspalomas hasta la parroquia de Santiago de los Caballeros, en Gáldar. Cuenta la leyenda que, en el siglo XV, unos marineros gallegos que habían salvado la vida milagrosamente tras una tormenta al sur de la isla hicieron la promesa de llevar la figura del santo desde el mar hasta el alto de las montañas de Tirajana y levantar allí una ermita. Y, a parte de esta, también hay en la isla otro punto de devoción a Santiago que igualmente se remonta a la época medieval: Gáldar. 

En 1965, el pontífice Pablo XVI, viendo la inmensa devoción de los peregrinos que desde hacía siglos cubrían la distancia entre las dos localidades para venerar al santo, decidió conceder una bula papal con los mismos privilegios que la ruta compostelana.   

Aunque lógicamente no se llega a Santiago de Compostela, cubrir a pie este itinerario da derecho a obtener el jubileo compostelano igual que si se hubiera andado alguno de los caminos peninsulares hasta el sepulcro del apóstol. Si nos animamos, son tres etapas por paisajes volcánicos que suman un total de 72 kilómetros.