4 ibones impresionantes en el Pirineo aragonés
Escrito por
11.01.2023
|
3min. de lectura
Índice
La comunidad de Aragón es una auténtica maestra en el arte de moldear rincones de montaña de extraordinaria belleza. Hasta se ha permitido el lujo de crear su propio término para denominar a un tipo concreto. Nos referimos a los ibones, que es el nombre utilizado para referirse a los pequeños lagos de montaña de origen glaciar que tanto abundan por estas tierras.
Según la RAE, un ibón es:
1. m. Ar. Lago de la zona de los Pirineos.
De hecho, los Pirineos aragoneses están salpicados de ellos. Aquí os mostramos algunos de los ibones más impresionantes.
Ibón de Plan o Basa La Mora
Magia es la palabra que mejor describe al ibón de Plan. Un lugar que parece haber sido diseñado para, sencillamente, ser contemplado. Un paisaje en plena comarca del Sobrarbe, abrazado por montañas de gran envergadura y verdes praderas donde se alzan bellos ejemplares de pino negro.
Si bien son varias las opciones de senderismo para llegar hasta él, una de las más sencillas parte del refugio de Labasar, al cual se puede subir en coche. Desde ahí, en apenas 20 minutos (ida), tendremos ante nosotros el espectáculo natural que protagoniza el ibón de Basa La Mora.
Ibones de Astún
El desfile de ibones de Astún es una de las rutas más populares y sorprendentes del Pirineo aragonés. Cuatro ibones: Escalar, Lac de Casterau, Lac de Bersau y Lac du Miey como diferentes destinos para componer tu propia ruta en función de la experiencia y condición física. Cualquiera de ellos regala una foto de postal para la retina.
Para llegar hasta ellos se debe coger el telesilla de Panticosa de la estación de esquí de Astún, el cual permite alcanzar el ibón de las Truchas en, aproximadamente, 10 minutos.
Si en lugar de caminar prefieres que te lleven, existe un autobús 4×4 que hace el recorrido.
Ibón de Piedrafita
Otra maravilla natural de los Pirineos aragoneses la encontramos en el ibón de Piedrafita. De soberbia belleza y ubicado a los pies de la monumental peña Telera, este lago glaciar es de los más accesibles.
Una estupenda forma de visitarlo es completar la ruta de senderismo que comienza en Lacuniacha. Es un camino muy bien señalizado y sin pérdida alguna. 3 kilómetros de ancho camino forestal, no exento de pendientes, que culminan ante la espectacularidad hipnótica del ibón de Piedrafita.
Como alternativa, también te puedes subir al tren del valle del Tena, en Piedrafita de Jaca, el cual te lleva directamente al ibón.
Ibón de los Baños de Panticosa
Y para finalizar este quinteto de bellezas, el ibón de los Baños de Panticosa, un escenario bucólico rodeado de montañas que se visten de verde en los meses cálidos.
El mero hecho de pasear su orilla ya ofrece un regalo para la vista pero, si te apetece aventura, una inmejorable opción es hacer la ruta de senderismo (unas dos horas la ida) que lleva hasta el famoso balneario de Panticosa, un lugar para relajar cuerpo y mente que se ubica en una zona escarpada rodeado por picos de más de 3.000 metros de altura.
Para completar la escapada de montaña, desde el balneario se puede visitar el refugio de la «Casa de Piedra» y el mirador de la Reina. Un recorrido que tendrá al río Caldarés como compañero de ruta.
Elísabet García
Etiquetas
Si te ha gustado, compártelo