El coleccionista de juguetes antiguos que abrió un museo en Cuevas de San Marcos
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03.01.2023
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A Pedro Pérez le gusta coleccionar cosas desde que era niño. Con ocho años empezó a recopilar objetos relacionados con el aguardiente anisado, la bebida que se producía en Rute, su lugar de nacimiento. Etiquetas, botellas, artes gráficas y todo lo que tuviera que ver con el espirituoso. Reunió tanto material que le dio para hacer el ‘Museo del aguardiente anisado de Rute y de España’, que abrió sus puertas en 2015 a la entrada del pueblo y fue el primero de una lista que cada vez se haría más larga.
El pasado mes de noviembre, Pérez inauguró el Museo del Juguete de Cuevas de San Marcos que él mismo ha comisariado y al que ha provisto de la mayoría de las piezas que se exhiben en él. “Más que coleccionista yo soy un historiador. Me gusta saber lo que tengo, quien lo hizo y a qué generación pertenece”, comenta por teléfono a EscapadaRural. Ahora ya no vive en Rute, sino en la localidad donde se ha abierto el centro y de la que es oriunda su esposa. Su idea es abrir otros más dedicados a diferentes temáticas como el aguardiente anisado.
Al mudarse desmontó aquella muestra y planea volver a exponerla a lo grande en su nuevo pueblo. “Se haría aquí un centro museístico del anís con diferentes espacios dedicados a la cartelería, las botellas, las etiquetas, las artes gráficas o de la publicidad, por ejemplo”, sostiene. Su familia estaba implicada en la industria de esta bebida y hasta tenía su propia marca llamada La flor del fresno.
“Quise venir a Cuevas y activar la economía del pueblo mediante el turismo. Hemos empezado con este museo del juguete”, dice. Por supuesto, el Museo del Juguete de Cuevas de San Marcos no es el único que existe en España: casi se podría hacer una ruta siguiendo esta temática que pasaría por Ibi, Sant Feliu de Guíxols o Albarracín, por nombrar solo algunas de las paradas obligatorias.
El propio Pérez explica que durante un siglo este país fue la primera potencia de fabricación de juguetes: “Aquí tenemos una muestra de 2.300 piezas que incluyen a todas esas marcas que nos dieron el prestigio como Payá, Sanchís, Mediterráneo o Rico”.
De hecho, la primera sala del museo –que se ubica en un edificio de 200 metros cuadrados– está dedicada a la historia del juguete en España. “Hay algunas piezas de antes de que las fábricas de juguetes existieran aquí, elaborados en casa de manera artesanal, como una muñeca de cartón piedra de 1880”, comenta. El primer juguete que se puso a la venta de manera oficial en el país fue una moto con sidecar elaborada por la empresa Payá, que pertenecía a un hojalatero que aprovechó dicho material para elaborar el cachivache.
En la segunda sala se exponen juguetes de todo el mundo, en concreto de 25 países. En ella se encuentran curiosidades como todos los juegos reunidos Geyper, el Super Robot o el Adivino Mágico. Además, también hay apartados de recortables de marcas como La Tijera o Bruguera, algunos del siglo XIX y una colección de soldaditos de plomo de Alemania.
“La mayoría de los juguetes conservan las cajas, que es lo que no hay en casi ningún museo”, apunta Pérez. Hay piezas de Francia, Italia, Portugal, Cuba, Estados Unidos y Corea, entre otros. “Los japoneses han sido muy importantes, porque tienen una calidad excepcional y entre los objetos chinos hay copias de juguetes españoles”, señala el entrevistado, que no olvida una de las joyas de la corona: el balón de fútbol del Mundial del 82, que se hizo en India.
El museo se completa con la tercera sala, que es la educativa. “En su inauguración, en el mes de noviembre, estuvieron 100 escolares que podían ver, por ejemplo, la historia del tebeo español, que es de los más importantes del mundo”, declara Pérez. Todos los meses, a partir de enero, en el museo va a haber entre 50 y 100 piezas nuevas.
En esta habitación también hay “Una colección de cromos espectacular como los la serie de Blancanieves y los siete enanitos de 1930, o una de todos los automóviles que existieron hasta 1967. Además, también se pueden ver libros de escuela infantiles, incluso de la época de nuestros tatarabuelos y ejemplares de los famosos cuentos de Calleja”, dice el responsable del museo.
¿De dónde ha salido tanto material para el Museo del Juguete de Cuevas de San Marcos?
Pérez se hizo experto en encontrar las piezas interesantes para su colección de juguetes. Las fue consiguiendo por diferentes vías: anticuarios, ferias, intercambios con otros interesados en el tema y derrumbes de casas antiguas. “Tenía 14 o 15 años cuando con el boom de la construcción empezaron a derrumbar las primeras viviendas. Mis padres tenían un bar y los capataces que pasaban por allí me informaban de cuándo iban a ser. Allí encontré juguetes llenos de polvo que iban a tirar y que yo he recuperado. Hemos perdido muchísimas cosas que eran nuestro patrimonio y es una verdadera pena”, recuerda.
Todos los juguetes son especiales para él, pero destaca uno en concreto al que le tiene “Un cariño increíble. Es el tanque patrulla de Rico que me trajeron los reyes cuando tenía cuatro años”.
Todas las piezas que están expuestas en el Museo del Juguete de Cuevas de San Marcos han estado en su casa a la vez, cuando las sacó de donde estaban guardadas y las preparó para mostrarlas al público. Durante años, las había tenido repartidas entre su propia vivienda y las de familiares y amigos, además de un sitio secreto cuya ubicación no puede desvelar. Las joyas que guarda ahí solo las sabe él, pero quizá un día se puedan ver en su museo.
Carmen López