Las vírgenes que viven en el fondo del mar y emergen cada año
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18.09.2022
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En el verano de hace un par de años, una pareja de Toledo decidió visitar los tres lagos de Covadonga situados en el Parque Nacional de los Picos de Europa. Nada fuera de lo común, ya que son uno de los atractivos asturianos que más atraen a los turistas. Los protagonistas de la historia estaban admirando el lago Enol –los otros dos son Ercina y Bricial– cuando se llevaron una sorpresa que, por otro lado, no resulta demasiado extraña en un lago. Mientras admiraban el paisaje, vieron emerger de sus aguas algo de color rojo que no supieron identificar y que les puso muy nerviosos.
La fama de Nessie, el monstruo del lago Ness (Irlanda), ha creado una especie de franquicia del terror que hace que cualquier visión inexplicable en un pantano, laguna o lago se asocie a un animal acuático peligroso o mitológico. Un buen ejemplo es el de Mon-mon, el dragón acuático que se supone que vive en el lago de Banyoles (Girona) desde el siglo VIII y que es el más famoso de la Península ibérica.
Pero lo que vio aquella desconcertada pareja no era ningún bicho vivo, sino el manto de una imagen de la Santina (como popularmente se conoce a la Virgen de Covadonga en Asturias porque ‘ye piquiñina y galana’). La explicación no es que la figura que se encuentra en la cueva del Monte Auseva decidiese darse un baño, sino que son dos imágenes diferentes: una vive en la cueva y otra en las profundidades del lago glaciar Enol.
Por supuesto, no ha llegado sola hasta ninguno de los dos sitios. La subacuática es obra del del club de buceo Caña Pescamar que, en 1972, sumergió a ocho metros de profundidad esta réplica de la virgen elaborada con restos de fusiles fundidos. Cada 8 de septiembre, Día de Asturias, la sacan del agua y celebran una misa a las orillas del lago su honor. Sus fieles pueden así acercarse, besarla y tocarla. Después, la virgen vestida de rojo vuelve a su casa del agua.
No es el único sitio de Asturias en el que la Santina emerge de una residencia subacuática en su día de fiesta. En Cudillero, los buzos del Grupo de Ensidesa de Actividades Subacuáticas (GEAS) suben su propia réplica –que está hecha de bronce, pesa 80 kilos y mide 50 centímetros– a la superficie con ayuda de una polea. Después, la trasladan en procesión hasta la iglesia de San Pedro, donde se celebra una misa y después regresa a su casa a 11 metros de profundidad en el mar Cantábrico. Sus devotos también pueden besarla durante el tiempo en el que está en tierra.
Otras vírgenes submarinas
Las vírgenes submarinas no solo son propias de la cordillera cantábrica ni mucho menos. Por el resto del Estado también celebran estas tradiciones, que tienen una cantidad más que considerable de devotos. Un buen ejemplo es el de la romería marítima de la Virgen de la Palma de Algeciras, que tiene lugar cada 15 de agosto y congrega a miles de personas (se han llegado a contar hasta 40.000 asistentes). El evento consiguió el título de Fiesta de Interés Turístico de Andalucía en 2014.
El ayuntamiento de la localidad y la Sociedad Federada de Pesca Deportiva ‘El Mero’ son los responsables de que este festejo se celebre desde 1975, año en el que la sección subacuática de dicha sociedad viajó a Barcelona para participar en un concurso de pesca submarina. El evento, que tuvo lugar en fechas navideñas, coincidía con el rescate de “un Belén de plomo del fondo de las aguas”, comenta José Cortés, presidente actual de la entidad.
El siguiente mes de abril, Felipe Navarro Cabello propuso a la Junta Directiva de la sociedad hacer una romería en honor a la Virgen de La Palma que, según se contaba, había llegado a la iglesia del municipio vía marítima. La primera réplica, elaborada por Carlos Alfonso Ortega, medía 75 cm y pesaba 30 kilos, pero en 1999, tras varios problemas, se sustituyó por una nueva más grande, pesada y estable dentro del agua (110 cm y 114 kilos) construida por el escultor Nacho Falgueras.
Así, cada año una flota de barcos engalanados se dirige al alba a su ubicación para que los buzos la suban a la superficie y la lleven a la playa el Rinconcillo. De ahí, la comitiva la traslada a hombros al escenario de la plaza Virgen del Mar, para que sus fieles puedan acercarse a ella antes de que vuelva a su gruta submarina a medianoche, con una despedida de fuegos artificiales.
En las profundidades del mar que baña Andalucía, en este caso la playa gaditana La Malagueta, vive la figura de la patrona de los marineros: la Virgen del Carmen. Reside durante todo el año en el Roqueo del Perro, a 10 metros de profundidad y pesa 65 kilos. La idea fue del marinero Francisco Enjuto que, en 1980, quiso agradecer a su patrona la recuperación de un accidente de trabajo de esta manera. La réplica –que primero fue de mármol y después se sustituyó por una de bronce– emerge de su residencia cada 17 de julio (un día después de su festividad) y va en procesión hasta la parroquia de San Gabriel.
Flores para la virgen
En 1977, el escultor valenciano Ignacio Cuartero Fernández, miembro del grupo de buceo GISED Valencia, elaboró en bronce una réplica de la Virgen de los Desamparados que se sumergió en el agua a 30 metros de profundidad frente al faro de la ciudad.
Ahora, reside en las aguas del puerto de Valencia, cerca del espigón (se trasladó en 2009) y cada año los submarinistas le hacen una ofrenda floral en el mes de mayo. Además, la actividad se repite en septiembre u octubre a petición de la Agrupación de Fallas del Marítimo y a la que acude la Fallera Mayor de Valencia.
Miguel Contreras, presidente del grupo de buceo GISED Valencia, explica que “Siempre está dentro del agua porque, en principio, la idea es que proteja a todos los submarinistas o a todas las personas del mar. Sobre todo a los submarinistas que hacen inmersiones durante todo el año. Y por todos los que nos han dejado”.
Carmen López
Si, darle las gracias por su artículo, es muy interesante, pero quería hacerle una puntualizacion, la playa de la malagueta está en la ciudad de Málaga, no es gaditana, como usted dice en el artículo.
Reiterarle las gracias por su artículo.