El pueblo medieval construido por un solo hombre
Escrito por
11.08.2022
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La vida lleva a las personas por caminos insospechados y el de Félix Yáñez es uno bien insólito. Escultor de artesanía profesional, un día decidió reconstruir una plaza de un pueblo castellano en la época medieval, sin saber que sería el punto de partida de un proyecto que acabaría definiendo como “la escultura más grande del mundo”. Esa es la presentación de Territorio Artlanza, un espacio de fantasía y cultura gestado en la mente de un artista que lo ha modelado con sus propias manos. Situado en Quintanilla del Agua (Burgos), actualmente ocupa más de 25.000 metros cuadrados –que se dice pronto– pero la creatividad del ‘constructor’ no parece tener límites.
Escapada Rural ha hablado por teléfono con Féliz Yáñez para saber un poco más de su proyecto. Prefiere esta vía que el correo electrónico porque no presta demasiada atención al ordenador, la tecnología está en otro plano. “Si la conversación que hemos mantenido hubiese tenido que escribirla, habría tardado dos años, pulsando tecla a tecla con un dedo”, dice. Su ámbito es el de la naturaleza, el aire libre y la creación con las manos, algo que lleva haciendo la mayor parte de su vida. Aquí cuenta parte de su curiosa historia.
¿Cómo, por qué y cuándo comenzaste a construir Territorio Artlanza?
La verdad es que la historia de Territorio Arlanza no es fruto de una idea. No surge en un momento concreto, es fruto de muchas casualidades, causalidades o circunstancias. Lo empecé con 50 años aproximadamente y ahora tengo 61. Yo llevaba 30 años dedicado a hacer esculturas y a venderlas en ferias, pero llegó la famosa crisis del 2008-2010, se dejó de vender artesanía y había que buscarse otro medio de vida.
Esa crisis me pilló al principio de Territorio Arlanza, que empezó como un capricho. La idea era crear un espacio para disfrutar en familia, que ocupaba aproximadamente 200 metros cuadrados. En la actualidad ya va a llegar a los 30.000 metros. Disponía de dos hectáreas de unas fincas que había comprado hace años y ya las he cubierto.
Lo de las ferias iba cada vez peor, pero lo del proyecto del pueblo empezó a tener cada vez más visitas. Y esto me hizo darme cuenta de que si hacía más, podría venir más gente como así ha pasado. Ha sido como una bola de nieve, han pasado diez años rapidísimo.
¿Cuántas visitas tiene tu ‘pueblo’?
El año pasado ya tuvimos 50.000 visitas. Se ha dado a conocer por el boca a oreja. Como le gustaba a la gente que venía a verlo, lo transmitía a sus familiares, sus amigos, por los pueblos y las ciudades, cada vez venía más gente . Poquito antes de la pandemia tuvimos una exposición muy importante en Lerma, que es un pueblo un poco más grande de la provincia de Burgos. Se llama Las edades del hombre, lleva desarrollándose 25 años en Castilla y León, moviendo a 200.000 personas de toda España y nos sirvió de altavoz porque tuvimos muchísimas visitas coincidiendo con esa muestra.
Lo que pasa es que luego nos pilló la pandemia y hemos estado dos años sobreviviendo. Pero las visitas han vuelto otra vez, porque al ser al aire libre y no haber aglomeraciones, a la gente le daba menos miedo y nos hemos recuperado.
¿Qué materiales utilizas para hacer tus esculturas?
La mayoría son materiales reciclados. Empecé recogiendo cosas de casas viejas, porque tiraban los adobes, las puertas, ventanas, palos, maderos, piedras… y así fue hasta que concluí este pueblo medieval después de diez años construyéndolo.
Entonces, si has terminado con el pueblo medieval ¿Has dejado de construir?
Paré porque pensé que me había quedado ya sin terrenos, pero hace ya más de dos años me vendieron otras tierras y conseguí tener más espacio así que comencé otra historia: un pueblo para niños con casitas de colores a escala. Hay edificios inventados y otros reconocibles, como la catedral que estoy levantando. Llevo un año con ella y a ver si la termino, pero es lo que tienen las catedrales, que llevan tiempo.
¿Hay alguna parte de todo el Territorio Artlanza que llame más la atención a los visitantes?
Antes lo que más atracción tenía era el pueblo medieval, pero ahora la zona de los niños está empezando a ganar atención. Al final es todo parte de un mismo conjunto, así que una parte gusta más a los padres y otra a los hijos.
También hay otras actividades que convocan a mucha gente, como el festival de teatro que hacemos a finales de julio, con siete noches de teatro, dos noches de flamenco y otra de música. Es un pequeño verano cultural. Además en la época de mayo y junio vienen los niños de los colegios a pasar el día y hacer talleres, aprenden cómo se vivía antes y les resulta muy interesante.
¿Te imaginabas que ibas a llegar a hacer algo tan grande? ¿Qué es lo mejor de dedicarse a esto?
Soy el primer sorprendido. Cuando empecé estábamos pasando un momento muy duro, porque ya no se podía vivir de la artesanía y ahora ya puedo volver a dedicarme a lo que me gusta y eso siempre es agradable.
Carmen López
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