Hace más de dos mil años, Virgilio escribió: “Mas nunca de improviso llega la tempestad sin dar aviso, que todo la presiente y la revela. La grulla a la región del Éter vuela; la becerra impaciente al cielo mira y a nariz desplegado el aura aspira.”
Virgilio había escrito estas palabras en Las Geórgicas, un poema que aspiraba a informar acerca de las labores agrícolas, además de representar una loa de la vida rural. Sin embargo, parece que Virgilio no estaba exagerando.
Los cambios en el tiempo meteorológico parecen influir en el comportamiento de muchos animales, como si todos ellos fueran como la app del tiempo de nuestro smartphone. Por ejemplo, el viento, la temperatura y la humedad afectan a la forma en que las arañas tejen sus telas.
No es el único animal que altera su comportamiento frente a los cambios del tiempo. Pero ¿cuánto hay de científico y de mito popular en esa aparente sincronía entre animales y meteorología?
Sentidos de precisión
Los sentidos de muchos animales parecen estar diseñados para registrar con mucha más precisión que nosotros las más mínimas variaciones del ambiente. Por ejemplo, muchos demuestran tener una sensibilidad superior a la nuestra a la hora de captar las fluctuaciones de humedad que nos permitirán pronosticar el tiempo que hará.
Mucho más sorprendente es la víbora macho, que mide la temperatura del aire, la luz del sol y el viento antes de seleccionar un lugar para instalarse. A medida que transcurre el día, de hecho, pueden ir reajustando la posición para mantener la temperatura externa de la piel a 34 ºC.
Las babosas también reaccionan a los cambios de temperatura. Si hay una temperatura cálida, se desplazan más deprisa que si la temperatura es fría. Y, aunque son nocturnas, hay algo que las incentiva a salir durante el día: un frío repentino. Es decir, un brusco cambio de temperatura que suele anteceder a una lluvia de verano.
Las ranas también se vuelven más activas y croan más cuando aumenta la humedad, y la humedad suele aumentar cuando está a punto de llover, así que pueden funcionar casi como alertas naturales de lluvia en cualquier campo o bosque.
También la exquisita arquitectura de las telarañas se ven influidas por la temperatura y la humedad del ambiente. Es decir, que las arañas acaban elaborando unos u otros diseños en función del tiempo meteorológico, como si inconscientemente acomodaran su sentido estético a él. También tiene un sentido práctico: las telarañas tienden a abundar en el lado resguardado a sotavento de barreras como árboles, vallas o edificios. Como apunta Tristan Gooley en su libro El mundo secreto del clima:
Así que una sola telaraña es una brújula débil, mientras que un hueco lleno de telarañas rotas y nuevas es una señal más potente. Si una zona tiene aspecto de “casa embrujada”, estás viendo un lugar donde el viento no llega a hacer limpieza general. Esto a su vez indica un rincón protegido de los vientos predominantes, y en Reino Unido es muy probable que se encuentre en el lado noroeste, más resguardado.
El viento también altera sutilmente el comportamiento de los caballos. Debido a su sistema de visión, cuando hay un viento fuerte que agita el paisaje, la hierba y los árboles, el caballo tiene mayores dificultades para detectar el movimiento de posibles depredadores o amenazas, lo que le hace sentir más vulnerable.
Los animales que viven en rebaños, también se comportan claramente de otra forma cuando se aproxima una tormenta y nos permiten pronosticar el tiempo. Dado que para ellos es importante el colectivo, se acercan unos más a otros, o incluso se aglutinan, si hay alguna amenaza. El mal tiempo es una de esas amenazas. Así que si contemplas a un grupo de animales de rebaño resguardados en un mismo lugar o muy juntos, es probable que el mal tiempo sea inminente.
Todavía no se sabe por qué las lombrices emergen a la superficie después de la lluvia. Hay dos hipótesis: que la tierra mojada no las deshidrata, lo que les facilita recorrer distancias más largas; que las gotas de lluvia suenen como topos y quieran escapar de ellos. Los pescadores que emplean gusanos como cebo han ideado, de hecho, maneras de simular el sonido y las vibraciones de la lluvia para atraer a las lombrices. Un método consiste en pasar una hoja de sierra sobre una estaca clavada en el suelo.
Pero, sin duda, unas de las criaturas que más información nos aporta sobre el tiempo meteorológico son los pájaros. Las aves nos indican el comportamiento del viento cuando vuelan, cuando se posan e incluso cuando duermen. Los pájaros también suelen buscar su comida en la parte baja de los árboles, cuando el tiempo es bueno y seco, pero tienden a subir a las ramas cuando empeora. Cuanto más alto vuelan algunas aves, más inestable es el aire, es decir, mayor probabilidad de tormenta.
En 2005, se observó un vuelo inusualmente elevado de aves en Yorkshire, y poco después llegaron unas fuertes tormentas que originaron inundaciones devastadoras.
Y si quieres dar un paseo por la noche, fíjate en el ulular de los búhos. Cuando más fuerte es, más probable es que el tiempo nocturno vaya a ser apacible. Los murciélagos suelen confirmarlo: están más activos en condiciones secas y cálidas, cuando encuentran más insectos para comer.
En otras palabras: la naturaleza está llena de señales que podemos aprender a interpretar para pronosticar el tiempo. Pero muchos animales ya lo han hecho por nosotros. Si nos fijamos en su comportamiento, entonces no nos hará falta comprobar la app del tiempo.
Sergio Parra