Costa Quebrada: acantilados y playas vírgenes
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29.05.2022
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La zona costera de Cantabria alberga uno de los tramos más espectaculares, diversos y ricos de la Península ibérica. Su nombre, Costa Quebrada. Un singular catálogo morfológico sin igual que aglutina marismas, ensenadas, playas, dunas, istmos, cabos, acantilados, bufones, rasas elevadas, agujas y valles colgados en apenas 8 kilómetros de extensión.
Estamos hablando concretamente del litoral costero que une la marisma de Miengo con San Juan de La Canal. Un tesoro estratigráfico y paleontológico que ya forma parte del conjunto de lugares geológicos más relevantes del mundo bajo la denominación Dunas de Liencres y litoral de Costa Quebrada.
Y es que, la Costa Quebrada cántabra es, de manera similar al Flysch de Zumaia, un libro abierto de pruebas para averiguar la serie de acontecimientos que tuvieron lugar en esta zona del planeta hace 125 millones de años.
Pero más allá de su valor geológico, la zona de la Costa Quebrada cuenta, además, con hallazgos de paneles de pinturas y grabados magdalenienses, así como con una increíble biodiversidad. Esta apabullante variedad de ecosistemas ofrece desde lienzos marinos en forma de franjas intermareales, riberas fluviales o landas atlánticas, entre otros; hasta manchas boscosas en su interior o encinares costeros que han sobrevivido atestiguando los cambios de clima que se han sucedido con el paso del tiempo.
Infinidad de recursos naturales que hacen más cierto que nunca el lema de este parque geológico: Geodiversidad engendra Biodiversidad.
¿La mejor forma de conocer esta maravilla cántabra? Apuntándose a alguno de los itinerarios guiados y temáticos que organiza el parque. Dependiendo de su naturaleza, la duración y distancia de los mismos será de 4 kilómetros y 4 horas de duración, o de 3 kilómetros y entre 2 y 2’5 horas de duración. Eso sí, todas presentan una dificultad baja-media.
Entre algunas de las visitas guiadas y rutas oficiales destacan las siguientes:
1. Historia de dos playas
Partiendo desde la localidad de Suances se recorre todo el litoral para contemplar los ambientes sedimentarios de hoy día. Estos son espectacularmente parecidos a los que originaron sus rocas hace 110 millones de años. Se trata de una ruta circular sin desnivel y apta para niños a partir de los 5 años.
2. La tierra que nos arropa
La costa que une Ubiarco con Tagle tiene el privilegio de contar con uno de los sectores mejor conservados de la costa cántabra. En este recorrido se podrán apreciar algunos tesoros geológicos de gran valor así como determinadas construcciones históricas del ser humano.
3. Una selva de otro tiempo
Millones de años lleva esta espléndida selva oscilando según el vaivén de los continentes sobre los que se asienta. Un largo viaje que en el que no han parado de sumarse nuevas especies de flora y fauna. Una de las más especiales, la formación vegetal que habita las paredes calizas de la cueva de El Pendo.
4. El último refugio del misterio
Esta misteriosa visita tiene el pozo Tremeo como protagonista, la única laguna natural de costa de Cantabria. Gracias a esta actividad, se conocen detalles de su origen geológico, al menos, los que se tienen claros a día de hoy. Aún son muchos los secretos que guarda y que dan lugar a toda una serie de leyendas y mitos.
Elísabet García