10 curiosidades sobre Lanuza

En pleno Pirineo oscense, a los pies del pantano de Lanuza, está el homónimo pueblo que durante más de 45 años estuvo abandonado. La construcción del embalse, en 1975, hizo que sus habitantes se vieran obligados a dejar sus casas, aunque no todas ellas acabaron anegadas por el agua. En la década de los 90, algunos de los vecinos decidieron volver para recuperar aquellas que se habían salvado, aunque estaban en ruinas y habían sido saqueadas. 

Hoy, las casas de piedra con tejados de pizarra, rodeadas de montañas que se alzan en pleno corazón del valle de Tena, se han convertido en todo un atractivo turístico. Aunque no es el único aliciente del pueblo. Los deportes acuáticos y el Festival Internacional de las Culturas Pirineo Sur (este año ha sido cancelado por la Covid-19) son algunas de las actividades que le han hecho renacer y situarlo en el mapa. 

Aquí os dejamos algunas de las curiosidades del pueblo de Lanuza para cuando le hagáis una visita. 

1. Lanuza significa ladera

La existencia de Lanuza está documentada desde el siglo XIII. El nombre del pueblo viene del término celta lana o landa, y significa ladera. Hace alusión al lugar donde se ubica, en una de las faldas de la montaña en el valle de Tena, a 1.284 metros de altura, entre praderas. 

2. Fue expoliado

En 1961, la Confederación Hidrográfica del Ebro expolió las casas y los pastos de los vecinos para construir un embalse, aunque hasta mediados de los 70 el pueblo no quedó totalmente abandonado. Sin embargo, las previsiones de la Confederación Hidrográfica del Ebro no se cumplieron y solo se inundaron las casas más bajas del pueblo. Las más elevadas lograron sobrevivir. 

3. Los vecinos volvieron al pueblo

En la década de los 90, los vecinos iniciaron una batalla legal para recuperar sus tierras. La ganaron, aunque aún les quedaba un arduo trabajo por delante, pues muchas de las viviendas estaban en ruinas y habían sido saqueadas. A pesar de ello, los vecinos que se habían tenido que mudar a Sallent de Gállego, Formigal, Sabiñánigo y Huesca, regresaron para reconstruirlas. Durante la reconstrucción,  quisieron respetar su arquitectura tradicional típica del Pirineo. 

En los 90, solo vivían en Lanuza unas 5 familias, aunque su población fue aumentando con el tiempo. En 2020, este pequeño pueblo perteneciente al municipio de Sallent de Gállego, ya contaba con 41 habitantes, según el INE. 

4. Reconstruyeron la iglesia entre todos

Lo primero que reconstruyeron sus habitantes fue la iglesia. En total, según los testimonios de los vecinos, les llevó 3 años terminarla. Es uno de los símbolos más importantes del pueblo y todos estaban de acuerdo en que necesitaban que se volvieran a oficiar misas en ella. Hoy, la iglesia del Salvador, del siglo XIX y construida sobre un antiguo templo románico, vuelve a coronar la colmena de casas que suben por la ladera. En ella aún se conserva un relicario del año 1557 que contiene los restos mortales de Santa Quiteria, la patrona de la localidad, y sus exteriores lucen como si el tiempo no hubiera pasado. 

5. Fue el hogar de nueve Justicias de Aragón

Lanuza fue la tierra natal de nueve Justicias de Aragón, entre ellos de Juan V de Lanuza, apodado El joven o El mozo. En la Edad Media, Justicias de Aragón era un funcionario real que mediaba en los conflictos entre el rey y la nobleza. Después del rey, esta institución era la más importante del reino. Con el tiempo, este papel empezaron a desempeñarlo algunas familias aristócratas, como los Lanuza. También fue un cargo vitalicio. En 1982, la figura del Justicia de Aragón fue recogida en el Estatuto de Autonomía de Aragón, aunque como defensor de los derechos y libertades del pueblo. Es la tercera autoridad de esta comunidad autónoma, por detrás del Presidente y el Presidente de las Cortes de Aragón.

6. Es la sede del Festival Internacional de las Culturas Pirineo Sur

Lanuza es la sede del Festival Internacional Pirineo Sur, un evento musical y cultural provenientes de los cinco continentes que se lleva celebrando desde 1994. La primera edición estuvo dedicada a la música africana. Durante casi tres semanas, las localidades de Sallent de Gállego y Lanuza reciben entre 40.000 y 60.000 personas, lo que supone un importante impulso económico para el pueblo. 

Existen varios escenarios repartidos por el municipio, por los que han pasado artistas como Franco Battiato, Carlinhos Brown, Bunbury, Antonio Carmona, José Mercé, etc. El escenario más llamativo de todos ellos es el auditorio de Lanuza, que está sobre el embalse. Con capacidad para 5.500 personas, este es el emblema del festival, debido a su singularidad y belleza. 

Durante esos días, junto a la carpa de conciertos de Sallent de Gállego también se organiza un mercado con productos de todo el mundo. 

7. El pantano es apto para el baño

El embalse de Lanuza cuenta con zonas habilitadas para el baño. Asimismo, en el embarcadero de Suscalar podemos alquilar varias embarcaciones de recreo para recorrer el pantano. Hay kayaks, barcos de vela ligera, hidropedales, tablas para practicar paddle surf o windsurf. 

8. Un camino circular da la vuelta al embalse

La mejor manera de conocer el embalse de Lanuza, su pueblo y los alrededores. Se trata de una ruta de baja dificultad que parte desde Sallent de Gállego. En total son 6,5 kilómetros (ida y vuelta) con 85 metros de desnivel que rodean el pantano y que nos ofrecen unas increíbles vistas del valle y de la peña Foratata. Al llegar a la presa podemos enlazar con el camino PR-HU 92 que parte de Panticosa y que pasa por el antiguo pueblo de Lanuza.

9. Pertenece a la Reserva de la Biosfera de Ordesa-Viñamala

La Reserva de la Biosfera de Ordesa-Viñamala fue una de las dos primeras reservas declaradas en España por la UNESCO en 1977. En sus orígenes, abarcaba los territorios de la antigua Reserva Nacional de Caza de Viñamala y la superficie del Parque Nacional de Ordesa, antes de su ampliación en 1982. A partir 2013, sin embargo, su extensión se hace aún más grande para abarcar también los municipios del valle de Tena como Biescas, Hoz de Jaca, Panticosa, Sallent de Gállego (al que pertenece Lanuza) y Yésero, en la comarca del Alto Gallego; y por Bielsa, Broto, Fanlo, Puértolas-Escalona, Tella-Sin y Torla, en la comarca de Sobrarbe. 

La Reserva de la Biosfera de Ordesa-Viñamala es una de las mejores representaciones de los ecosistemas de montaña del Pirineo.

10. Es tierra de leyendas

Desde Lanuza se obtienen unas increíbles vistas de la peña Foratata, también conocida como Foradada. Con 2.321 metros de altura, esta es una de las montañas más emblemáticas del Alto Gállego.

Según la leyenda, el peñón fue creado con el corazón de Culibilla, la hija de los dioses Anayet y Arafita que ocupaban estas tierras. No eran una familia muy rica, pero se dice que su hija era hermosa. Por ello, todos los hombres de la zona enviaban propuestas de matrimonio que Culibilla rechazaba. Una de ellas fue la de Balaitus, el gran dios del Pirineo, que se enamoró de ella.

Tras el rechazo de Culibilla, el dios se puso muy furioso y decidió raptarla. Sin embargo, la hija de Anayet y Arafita, que era muy amiga de las hormigas del bosque, gritó: “A mí todas las hormigas”. Estas acudieron a su llamada y cubrieron todo su cuerpo. Balaitus, horrorizado, huyó. Y Culibilla, agradecida, se clavó un puñal en el pecho para guardar en su corazón a todas las hormigas. Según continúa la leyenda, muchos habitantes del pueblo han oído los latidos de la diosa en las inmediaciones de la peña. También dicen que ya no hay hormigas blancas en el valle, pues habitan en su corazón. 

Esta no es la única leyenda del valle de Tena, que desde el siglo XIV y hasta el XVII estuvo habitado por brujas.