Charco Azul de Chulilla: una piscina natural entre el cañón del Turia
Escrito por
20.07.2021
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A los pies de un promontorio rocoso en la serranía de Valencia está Chulilla. Un pueblo de casitas blancas cubierto de flores en sus fachadas que desde antaño estuvo protegido de forma natural por un imponente cañón creado por el río Turia y por la fortaleza que los árabes levantaron en lo alto del pueblo. Hoy, todavía están los restos de su torre y las murallas.
Entre la belleza del paisaje que se extiende a sus pies, en el Parque Natural de Los Calderones, escondido entre la vegetación, nos encontramos con uno de los tesoros mejor guardados: el Charco azul de Chulilla. Una poza de aguas cristalinas y tranquilas situadas en el cauce del río, entre barrancos, donde durante el verano los vecinos bajan a darse un chapuzón.
Su nombre podría hacer alusión al color de su agua, azul turquesa. Sin embargo, es una transformación del término árabe azud. Y es que, aunque parece una piscina creada por la naturaleza, lo cierto es que este paradisiaco charco se trata de una creación del hombre. En el siglo XII los musulmanes que vivían en Chulilla construyeron una presa en el cauce del río Turia que les permitiera regar las huertas de los alrededores del pueblo. Si te fijas, en la zona del pozo se pueden ver los restos de algunas acequias.
Asimismo, en el siglo XX esta misma zona fue utilizada para generar energía hidroeléctrica. Desde el charco hay un canal que lleva el agua hasta 5 kilómetros más abajo. Por el camino que parte del pueblo hasta el charco se pueden ver algunas de estas canalizaciones. Y es que Chulilla siempre ha estado relacionada con el agua. Antes de la construcción de la presa, los habitantes aprovechaban la corriente del río para transportar la madera.
A pesar de sus diferentes usos, el baño en el Charco Azul de Chulilla es completamente seguro ya que las aguas siempre están en calma. Desde el año 2019, en él hay un embarcadero que nos permite acercarnos hasta el interior de la laguna.
Cómo llegar al Charco Azul desde Chulilla
La ruta que va desde Chulilla al Charco Azul es apta para toda la familia. Parte de la plaza de la Baronia de Chulilla y bajando por las calles de Santa Bárbara y Las Cuevas llegaremos al cañón del río Turia, donde comienza el sendero SL-CV72. Según avanzamos por la pista llegaremos hasta la Peña Judía, unas enormes paredes rocosas entre las que se encuentra un pequeño charco de aguas cristalinas donde podemos disfrutar del primer baño.
La ruta va paralela al río Turia, por lo que en algunos tramos incluso podremos cruzarlo saltando entre piedras. Según vamos avanzando, el camino se irá estrechando hasta llegar al Charco Azul.
En algunas de las paredes del pozo veremos que hay como unas pasarelas de madera. Aunque fueron creadas para acceder hasta el interior del charco, lo cierto es que actualmente no se recomienda su uso. Desde 1989 están en ruinas a causa de las enormes riadas de ese año. No se han vuelto a reconstruir y, además, una parte de las pasarelas está cerrada.
La ruta desde Chulilla al Charco Azul es lineal, tiene unos 4 kilómetros ida y vuelta y está señalizada.
La ruta de los puentes colgantes
También conocida como la ruta de Los pantaneros y la de los Calderones, este itinerario no es apto para aquellos que tengan vértigo, pues permite cruzar el cañón del río Turia por arriba. Atravesando dos puentes colgantes, el más alto con 15 metros de altura y 21 metros de largo.
Aunque los que hay actualmente datan de 2013, las primeras pasarelas fueron levantadas en los años 50, tras la construcción del embalse de Loriquilla. Por aquel entonces muchos de los habitantes de Chulilla trabajaban en las obras del pantano y tenían que cruzar el cañón varias veces al día. Para ahorrar tiempo, decidieron crear una ruta alternativa, así que levantaron dos puentes para acortar el camino. De ahí el nombre de la ruta de Los pantaneros.
Los puentes originales, no obstante, han desaparecido. En 1957 una fuerte riada se los llevó por delante y hasta 56 años después no se construyeron los nuevos.
Para acceder a ellos podemos comenzar la ruta desde el mismo embalse de Loriquilla, o bien desde Chulilla. En ambos casos el sendero está bien señalizado y es sencillo. Eso sí, para gente sin vértigo.
Si la empezamos desde Chulilla, al principio del sendero nos encontraremos con un mirador con vistas espectaculares desde donde se ve todo el cañón y el paso del río. El itinerario continúa bordeando el barranco y discurre junto a pequeños arroyos que alimentan al Turia. Pronto llegaremos al primer puente colgante, el de los 15 metros de altura.
Para llegar al segundo habrá que ir descendiendo hasta llegar al río, pues la pasarela está a unos 5 metros por encima. El camino continúa junto a su cauce hasta llegar a la presa de Loriquilla. El baño en las aguas del pantano está permitido, pero a más de 200 metros de la presa.
La ruta de los puentes colgantes tiene 7,5 km de longitud sin apenas desnivel y está señalizada.
Otras zonas de baño en los alrededores de Chulilla
Junto al cauce del río Turia existen otros charcos y pozas, además del Charco Azul de Chulilla, donde poder darnos un chapuzón. Por ejemplo, el Remanso de las mulas, Las Canales o el Charco Valladejo, este último situado cerca del antiguo balneario de Fuencaliente.
Un plan de lo más refrescante que podemos complementar con actividades deportivas como la escalada -Chulilla es una de las mejores zonas de escalada de España-, culturales por el pueblo o con una visita a las pinturas rupestres del barranco de Vallfiguera, declaradas Patrimonio de la Humanidad.
Redacción ER