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Tenemos cuatro estaciones al año porque la Tierra está inclinada. En el solsticio de verano, la mayor incidencia solar se localiza en el hemisferio norte, de modo que allí es verano, mientras que es invierno en el hemisferio sur (la incidencia de la luz del Sol es menor). Además, el ángulo de incidencia también varía según la estación. Sin tener los conocimientos científicos, de todas formas, siempre hemos notado que algo pasaba: la noche del solsticio de verano, por ejemplo, la del 24 de junio, se toma como la más corta del año (es la del 21 de junio) y empieza a apretar bien el calor en el hemisferio norte.
Los humanos tratamos de explicarnos estos y otros fenómenos de finales de junio desde el Neolítico. Hemos llenado el vacío científico con la imaginación. Hemos recolectado plantas durante la noche más corta porque creímos que aumentaban su poder sanador, hemos sacrificado corderos para celebrar rituales de paso, hemos encendido hogueras para ahuyentar a los espíritus que esa noche tienen libertad para emerger del inframundo, hemos provocado el nacimiento de un santo cristiano, San Juan, seis meses antes del nacimiento de Cristo.
Durante la noche de San Juan en España todavía encendemos fuegos en las playas, lanzamos fuegos artificiales hacia el cielo, quemamos muñecos de trapo en Andalucía, se bajan montañas corriendo con antorchas en el Pirineo, conseguimos que bailen los caballos en Menorca o invocamos a las brujas en Cataluña, por poner algunos ejemplos. San Juan es una gran fiesta en Occidente.
Y como en cualquier fiesta, la comida no puede faltar.
La comida por San Juan
Coincidiendo con los solsticios de verano y de invierno, en Occidente nos damos permiso para comer. Para comer bien. Si alguien quiere empezar una dieta, mejor que sea después de Navidad. Y si viajas por la Península, tampoco te pongas a dieta por San Juan.
En la zona mediterránea se comen cocas: una bomba de hojaldre, azúcar y una variedad de cremas, piñones y fruta confitada. En Andalucía se preparan barbacoas de sardinas en las playas (las moragas), sobre todo en Málaga. También en Galicia y Portugal se preparan sardinas, y roscas de vino en Pontevedra. En algunas zonas de Euskadi se prepara bacalao, chorizo, sidra y zurracapote. Una celebración es una celebración.
La merluza de pincho de Burela
Y este año puedes incluir la Merluza de Pincho de Burela en la fiesta de San Juan.
Capturada con anzuelo, el arte de pesca más selectivo que existe, y de una en una, para cuidar con el máximo detalle todo el proceso de izado a bordo y estiba, potenciando así la firmeza de su carne y su sabor, es la más valorada del mercado por su calidad.
Aporta numerosos beneficios para la salud y es imprescindible en cualquier dieta equilibrada. Su bajo contenido en grasas, y su alto contenido en proteínas y vitaminas del grupo B (B1, B2, B3, B9 y B12), así como su elevado nivel de minerales como el fósforo, magnesio, potasio, hierro, cinc o yodo, hacen que su consumo sea apto para todas las edades, y un seguro para el organismo si queremos apostar además por una digestión ligera.
La Merluza de pincho de Burela se ha podido desfrutar en estas casas:
La Posada de los Sentidos
Casa Rural La Irvienza
Castillo de la Riba
Redacción ER