Como si descendiese por la serra de Açor, sobre verdes terrazas y bajo crestas vertiginosas, está Piódão. Una pequeña aldea portuguesa de piedra y pizarra gris envuelta en bruma que parece sacada de un cuento.
Hasta 1970, Piódão estuvo aislada. A ella solo se podía acceder a pie o a caballo. Hoy, gracias al antiguo camino real, está conectada con Coimbra, distrito al que pertenece. También hay varios senderos, que nos llevan hasta las localidades cercanas de Foz d’Egua y Chãs d’Egua. Lo que no ha perdido, afortunadamente, es su estilo de vida sosegada. Piódão es el lugar perfecto para aislarse y que no nos encuentren.
Lo que más nos llamará la atención, según vamos descendiendo por sus estrechas calles hacia Largo Cónego Manuel Fernandes Nogueira, es el azul intenso que cubre las puertas y ventanas de las casas. Una nota de color que lo hace aún más pintoresco y que no es fortuito. Al parecer, era el único con el que contaban los vecinos de antaño, ya que al estar aislados los materiales llegaban muy a cuentagotas.
De blanco y azul también fue pintada la iglesia de Nossa Senhora Conceiçao, del siglo XVIII, que ofrece un halo de luz a la aldea. Junto a ella está el Museo de Piódão, un centro etnográfico donde podemos conocer cómo era la vida antaño, sus costumbres y tradiciones. Si volvemos a ascender hasta la parte superior de Piódão encontraremos la capilla de San Pedro.
Si el tiempo acompaña, Piódão es perfecto para hacer rutas por el valle, perderse en los bosques de la sierra, darse un chapuzón en la piscina natural o cruzar el puente colgante hacia Foz d’Egua. Aquí os dejamos 10 fotos de Piódão para que veáis la magia de una de las Aldeas Históricas de Portugal más bonita.
Redacción ER
Esto es «demasiao pal cuerpo».
En la época de agresiva Invasión tecnológica, aún quedan hermosísimos lugares donde se puede disfrutar de paz y soñar despierto