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En un túnel ferroviario abandonado en el Pirineo aragonés se intenta arrojar luz sobre uno de los grandes misterios de la astrofísica: la materia oscura. El Laboratorio Subterráneo de Canfranc (LSC) ha conseguido el llamado «silencio cosmico» poniendo 850 m de roca sobre sus instalaciones. Sus oficinas y talleres se disponen en un edificio de apoyo en Canfranc Estació, uno de los lugares abandonados más famosos del país.
Las galerías experimentales del túnel se ubican bajo la montaña del Tobazo, que permite un entorno de pureza desde el punto de vista radiactivo necesario para la investigación. Hoy se desarrollan 7 experimentos sobre materia oscura, neutrinos y geociencia. La visita a esta instalación única es fascinante.
6 metros bastan
Con 1600 m2 de superficie subterránea, el LSC es el segundo laboratorio más grande de Europa. En él trabajan más de 200 investigadores de 15 nacionalidades en siete experimentos sobre materia oscura, neutrinos y geociencia. Pero el inicio de esta aventura científica fue muy distinta.
Hace casi 30 años que Ángel Morales, físico de la Universidad de Zaragoza, propuso utilizar para sus experimentos el túnel ferroviario internacional que unió Francia y España.
El túnel se construyó en los años 20 en Canfranc, más bajo criterios militares que por el criterio racional de los arquitectos, que propusieron otro emplazamiento más «amable». En el 1970 la línea dejó de funcionar y 15 años de abandono después la ciencia vino a recuperar 6 metros de aquel túnel. Hoy el túnel de experimentos alcanza casi los 8 km.
«Silencio cósmico» bajo el monte Tobazo
La montaña filtra la radiación cósmica creando el ‘silencio cósmico’ necesario para la investigación de sucesos naturales como la colisión con un átomo de neutrinos provenientes del cosmos o con partículas de la invisible ‘materia oscura’
«No podemos oír el canto de un grillo con el ruido de una autopista, necesitamos silencio», señalan en el LSC. De la misma forma, los científicos no pueden detectar la materia oscura debido al flujo de rayos cósmicos sobre la Tierra. Bajo el Monte Tobazo, este flujo se reduce 100.000 veces.
A los científicos les falta el 90% de la masa del universo, según su modelo teórico, basado en cómo se mueven las galaxias. De ahí la importancia del trabajo en el LSC.
La materia oscura forma el 20% de la masa del Universo y están alrededor de nosotros, como la energía oscura, que representa el 70% del total universal. «Pero no sabemos lo que son», aseguran los investigadores del LSC.
En la actualidad el Laboratorio de Canfranc ve posibles crear nuevas investigaciones, como un acelerador de partículas, que permitan estudiar procesos nucleares de interés en astrofísica. Casi nada.
Visitar el Laboratorio Subterráneo de Canfranc
El LSC prgrama visitas guiadas los jueves y vienes por la mañana. Duran cerca de 1 hora y 45 minutos. En una primera parte se presentan la historia y el presente del Laboratorio. Después se recorren las instalaciones subterráneas. La edad mínima es de 16 años y los grupos no pueden superar las 30 personas. También se acogen visitas individuales y en todos los casos se ha de rellenar el formulario de solicitud con una antelación de tres semanas.
Durante el último año, el LSC hizo historia superando las 1.000 visitas. Un hito para la divulgación científica entre personas de todas las edades y un impulso importante para conocer el entorno natural y la historia del lugar.
La astrofísica y la física cuántica parecen ciencias de lo imposible porque muchas de sus conclusiones van contra la experiencia. Involucrarse en el quehacer cotidiano de los investigadores que lidian cada día con ello es una propuesta realmente singular. En la última memoria del LSC tenéis un resumen perfecto de la importancia de este laboratorio en el contexto de las investigaciones a nivel mundial.
En fin, si os cuesta tanto como a mí, pasaos por el LSC en vuestra próxima visita por el Pirineo aragonés. Si no podéis esperar, ¡Tadeo os lo explica!
Más información | Laboratorio Subterráneo de Canfranc
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