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Era 1962 cuando, en un pueblo de Lleida, los vecinos tuvieron que dejar sus casas y tierras para rehacer sus vidas en otro lado. ¿El motivo? La construcción del embalse de Santa Ana, hoy utilizado para el abastecimiento de agua potable, la generación de electricidad y el regadío, dejaría Tragó de Noguera bajo el agua.
Tragó de Noguera no era extraordinario. Se parecía a tantos otros pueblos que hay repartidos por España, pero era el hogar de 600 personas. Familias numerosas que ganaban su sustento a través de la agricultura y, como no había recursos suficientes para todos, en verano iban a buscarse la vida trabajando de jornaleros desde Lleida capital a los Pirineos.
Antes de la expropiación, el pueblo era importante para la comarca de la Noguera. Contaba con molinos de aceite y de harina, tiendas de comestibles, cafés, dos escuelas -una para niños y otra para niñas- y hasta un cine montado dentro de uno de los molinos. Hasta 1936 no hubo un camino donde pudieran circular los camiones. Para entrar o salir del pueblo había que ir a pie o con un caballo. A Tragó de Noguera pertenecían los pueblos de Blancafort, Canelles, Boix y Alberola -de los cuatro, solo el último siguió habitado-.
59 años de la inundación de Tragó de Noguera
Las obras del embalse de Santa Ana, entre las provincias de Huesca y Lleida, empezaron el 11 de septiembre de 1953, ejecutadas por la ENHER (Empresa Nacional Hidroeléctrica del Ribagorzana) y dirigidas por el ingeniero Miguel Urquijo Landaluce. La presa fue inaugurada en 1970 por el entonces príncipe Juan Carlos de Borbón.
La construcción del embalse influyó de manera irreversible en las comarcas cercanas. Irreversible también fue la expropiación forzosa de Tragó de Noguera. Según Xavier Mora i Giné, profesor de matemáticas de la Universitat Autónoma de Barcelona y presidente de la Asociación Amics de Tragó de Noguera, se calcula que en 1860 sólo en el pueblo de Tragó de Noguera vivían 1.000 personas. Y desde la década de 1930, antes de empezar la Guerra Civil Española, se hablaba de la construcción del embalse, razón por la cual muchos vecinos emigraron antes de 1962.
En el proceso de expropiación, al principio se iban a indemnizar sólo los terrenos que fuesen afectados por la subida del agua, es decir, “las tierras más próximas al río eran mejores porque facilitaban el regadío y las más alejadas eran de menos calidad”, explica Xavier. “Lo que ocurrió es que, en este tipo de cosas, el que paga quiere pagar lo menos posible”. Fue Mosén José María Roig quien “intercedió por la gente del pueblo y consiguió un trato algo más favorable”. Mosén Roig logró que se indemnizara a todo el término municipal, independientemente de si las tierras serían anegadas o no.
A diferencia de otros pueblos expropiados de España, en Tragó de Noguera no se construyó un pueblo nuevo para trasladar a los vecinos. “Se contempló esta posibilidad, lo que pasó es que como las tierras de más calidad eran las que quedaban inundadas, no les pareció que tuviera mucho sentido”, explica Xavier.
En 1962 los vecinos se marcharon a las poblaciones cercanas como Alfarràs y Balaguer. Otros se fueron a grandes ciudades como Lleida, Barcelona y Manresa. Pero también los que salieron del país y rehicieron sus vidas en Argentina, Francia y México. Forzados, dejaron atrás sus casas y tierras, anegadas bajo las aguas de Santa Ana. Y el silencio se apropió de un pueblo que antes, estaba lleno de vida.
Calle de la Fuente. Año 1962. Por Pere Tufet – Arxiu Comarcal de la Noguera Calle de la Fuente. Año 2020. Por Francesc Antillach – Asociación “Amigos de Tragó de Noguera”
Hace pocos años, algunos vecinos de Tragó expresaron sus deseos de ser enterrados en el pueblo inundado. El ayuntamiento de Os de Balaguer -a quien ahora pertenece la zona de Tragó de Noguera- accedió a la demanda de los vecinos y construyó a pocos kilómetros del pueblo algunos nichos que ya tienen propietarios.
Los Amigos de Tragó mantienen viva su memoria
Cuando se inundó el pueblo algunos vecinos iban hasta Tragó para ver cómo el agua llegaba a las casas. Ya no se podía ir al cine, cuidar del ganado o jugar con los otros niños del pueblo. Tragó de Noguera se quedó bajo el agua de la presa, algunos pueden pensar que después de eso se caería en el olvido. No pueden estar más equivocados.
En un intento por mantener viva la memoria está el trabajo de la Associació Amics de Tragó de Noguera. “Este movimiento surgió, de alguna forma, del hecho de que el pueblo haya sido abandonado”, relata Xavier Mora, presidente de la asociación. Para él, al estar abandonado las personas tienen más inquietudes por mantener la memoria de Tragó y encontrar sus raíces familiares.
De los vecinos nacidos en Tragó de Noguera quedan pocos, pero sus hijos y nietos no lo dejan caer en el olvido. Entre las acciones de los Amics de Tragó está el libro fotográfico del pueblo. “Hemos organizado una recopilación de fotografías que tenía la gente en su casa y lo hicimos en colaboración con el Archivo Comarcal de la Noguera”, comenta Xavier.
En 2012, como acto conmemorativo del 50º aniversario de la inundación del pueblo, se reunieron más de 700 personas alrededor del antiguo monasterio femenino cisterciense de Santa Maria de Vallverd. El monasterio siempre ha sido el punto de encuentro para celebrar la Fiesta Mayor en honor a Sant Jordi, patrón de Tragó de Noguera. Desde la inundación, los vecinos se siguen reuniendo cada año -menos ahora, por la pandemia.
Monasterio de Santa Maria de Vallverd
“Estamos muy satisfechos de que este año hicimos, a pesar de la Covid, una obra de saneamiento del Monasterio de Vallverd”, cuenta Xavier. El monasterio, que no fue afectado por el embalse, fue fundado en el año de 1172 por Ermessenda d’Àger y su marido Arnau d’Anglesola.
En el siglo XII, el monasterio, que perteneció a la Orden del Císter, recibió diversas donaciones que convirtieron a su abadesa en señora feudal de Tragó de Noguera. Los vecinos del pueblo pagaban sus impuestos al monasterio. “Lo que era Tragó debe mucho a su relación con el monasterio”, explica Xavier.
Siglos más tarde hubo la desamortización del monasterio y se subastó. Pasó a ser propiedad de una familia del pueblo, que lo utilizó como instalación agrícola. A día de hoy se conserva la cabecera de la iglesia con tres ábsides y la nave transversal. Tras años de abandono y estado ruinoso la Asociación está realizando los procesos de restauración porque este es el símbolo de Tragó de Noguera: “Y creemos que tiene mucho sentido para mantener viva la memoria del pueblo”.
Caroline Dalprá
esto no es así, era un pueblo con mucha historia y tenía 700 habitantes que despúes pasaron a ser 1484, ims orígenes son de ahí y me parece muy triste este artículo que habeís escrito.
Sera todo lo triste que quieras, que efectivamente lo és, pero la realidad es la que es aunque nos pese y nos cueste reconocerla.
mes origines sont à trago de noguera par mon arrière grand père caufapé toute sa famille caufapé vivait à teago de noguera