Líjar, el pueblo que le declaró la guerra a Francia durante 100 años
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29.12.2021
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El Ayuntamiento acuerda unánimemente declararle Guerra a la Nación Francesa, dirigiendo comunicado directamente al Presidente de la República Francesa, anunciando previamente al Gobierno de España esta Resolución…”
Acta de la declaración de guerra a Francia, 1883
Pocos pueblos tienen las agallas de declarar la guerra a toda una nación. Líjar, una pequeña localidad situada en la sierra de los Filabres (Almería), las tuvo.
Líjar le declaró la guerra a Francia en 1883. Sería la versión almeriense de David contra Goliat, aunque por aquel entonces eran algunos pocos más que hoy: “Trescientos vecinos y seiscientos hombres útiles (…), uno por cada diez mil franceses“, dice el acta publicada de la declaración de guerra a Francia firmado el 13 de octubre de aquel mismo año.
El motivo de la disputa no tuvo que ver con ninguna invasión o ataque, como sería lo esperado. Líjar le declaró la guerra a los franceses por haber humillado a su rey Alfonso XII en su paso por París.
Por el Presidente se hizo saber al Ayuntamiento, que al pasar por la ciudad de París, el Rey D. Alfonso de regreso de su viaje el día veinte y nueve de septiembre último, fue insultado, apedreado y cobardemente ofendido por turbas miserables, pertenecientes a la Nación Francesa”.
Los hechos ocurrieron después de una visita oficial de Alfonso XII a Bélgica, Austria, Alemania y Francia. Un tour que estaba gozando de gran éxito hasta que, en el castillo de Homburgo (Alemania), el monarca español fue nombrado coronel del regimiento de la guarnición de Estrasburgo. Hay que tener en cuenta que, en aquel momento, Alsacia había sido conquistada por los alemanes, mientras los franceses trataban de recuperar su soberanía. La aceptación del cargo por parte del monarca español la interpretaron como una traición que se cobraron en cuanto Alfonso XII pisó suelo francés.
El rechazo de los franceses
Francia era la última parada del viaje. Allí estaban aguardando los republicanos, quienes no se lo pensaron dos veces a la hora de abuchear al monarca español.
Según Alfredo Escobar, autor de El viaje de Alfonso XII a Francia, Alemania, Austria y Bélgica. Notas de un testigo: “Los miles de individuos apiñados en la plaza aullaban como fieras, lanzando silbidos á todos los carruajes que parecían formar parte de la comitiva real; los oficiales españoles vestidos de uniforme fueron insultados”. Los gritos más comunes eran “¡Abajo el hulano! ¡Viva la República!”.
La gente se había subido a los árboles, a los coches y hasta los tejados. Algunos, incluso lanzaron objetos contra el carruaje, como trozos de col. Según Escobar todo ello ocurrió bajo la impasividad de las autoridades francesas que parecían disfrutar del espectáculo.
Los sucesos de París tuvieron consecuencias diplomáticas entre Francia y España. También entre los franceses con los vecinos europeos, quienes mostraron su apoyo a la corona española. Para suplir el descuido y ante la reclamación del embajador español, al Gobierno francés no le quedó otra que realizar un comunicado de prensa lamentando el suceso.
“El Presidente de la República pasó á las cinco á la embajada de España á visitar al Rey D. Alfonso y á expresarle su vivo pesar por los incidentes de ayer. M. Grevy dijo, que Francia no podía ser confundida con los autores de manifestaciones hostiles á S. M., y rogó al Rey diese á esta nación una nueva prueba de simpatías aceptando el banquete que le había sido ofrecido para la noche en el Elíseo” (El viaje de Alfonso XII a Francia, Alemania, Austria y Bélgica. Notas de un testigo).
Alfonso XII, El pacificador, aceptó la invitación. Estaba dispuesto a olvidar los hechos. Sin embargo, a más de 1.700 kilómetros de su encuentro, había un grupo de vecinos que aún estaba resentidos. “El más insignificante Pueblo de la Sierra de los Filabres debe de protestar en contra de semejante atentado”.
En un acta ordinaria celebrada el 14 de octubre de 1883, el Ayuntamiento de Líjar firmó por unanimidad una carta en la que, no solo declaraba la guerra a Francia, sino que les advertía de los peligros de meterse con España.
“España ostenta en su escudo, la insignia de más valor que puede ostentar la primera nación del Mundo. Tiene nada menos que un león. Cuenta la Historia española, un Sagunto, un San marcial, Bailén, Zaragoza, Otumba, Lepanto y un Pavía, que ninguna historia de las que se conocen hasta el día puede presentar ejemplos tan terribles”.
El documento original está publicado en la página web de la Diputación de Almería.
A los 100 años se firmó la paz
Aunque no hubo batalla, cien años después de dicha declaración, el pueblo de Líjar estuvo dispuesto a perdonar, que no a olvidar. Fue en octubre de 1983, cuando el director provincial de la Administración Territorial, Fernando Fernández Montero; el cónsul general de Francia en Málaga, Charles Santi; el alcalde de Líjar, Diego Sánchez Cortes; el vicecónsul francés en Almería, René Bicer; y 568 vecinos firmaron la paz.
“En la villa de Líjar, provincia de Almería, siendo las doce horas del día 30 de Octubre de 1983. Se acuerda firmar la Paz entre Líjar y Francia, tras cien años de guerra incruenta…
Una placa conmemorativa situada en el centro del pueblo recuerda aquel momento de celebración y concordia.
Laura Fernández