Crónica de un finde en La Rioja

Escrito por

10.12.2014

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12min. de lectura

Índice

La Rioja

A La Rioja se va un finde con 74 kg de peso y se vuelve con 75. Es como una Navidad que en lugar de fecha se ha vuelto región: el decorado natural se pone de amarillo, ocres y verdes y las mesas rebosan de platos infrecuentes y vinos de crianza. Faltaba el turrón, pero no nos hubiera cabido.

1.- Calle Laurel: soplando después de cada tapa
2.- El Gastrobús de La Rioja
3.- Recorriendo una bodega con más de 300 años

El pasado fin de semana nos desplazamos desde Barcelona invitados por La Rioja Turismo. Nada más llegar el viernes topamos con la Calle Laurel de Logroño. El sábado, participamos en el Gastrobús, y por la tarde visitamos las Bodegas Lecea. El domingo, el remate, Fabio Núñez (cofundador de EscapadaRural.com y riojano) y su familia prepararon chuletillas al sarmiento. Y morcilla dulce. ¡Y caparrones! Esta es la crónica de un engorde.

1.- Calle Laurel: soplando después de cada tapa

La Rioja

No sólo se sopla para apagar velas o para darse un fresco en verano o para silbar. En la Calle Laurel se sopla después de cada tapita que te ponen, como expresando lo rica que está y que te comerías otra pero al lado tienes muchas otras que parecen todavía mejores.

La Calle Laurel es una zona de ocio, gastronomía y sociedad. Un entramado de calles estrechas en el centro de Logroño, pegada a la zona de copas. Allí se concentran multitud de bares, cada uno con su oferta de tapas y vinos.

A propósito, también se le conoce como la Senda del Elefante: si te la recorres entera, terminas trompa. Nosotros íbamos prevenidos. Pudimos disfrutar de 5 tapas y 5 clases de vinos. Recuerdo especialmente el primero: los mejores champis de mi vida, en el Bar Ángel. Pero hubo más:

  • La tapa del Tío Agus con la salsa secreta de la abuela Damiana: un pincho moruno delicioso, en bocadillo (sin el pincho) y con una salsa verde que por mucho que preguntes no te dirán qué lleva. Este fue el Bar Lorenzo.
  • Tortilla evolucionada: imagina que sometes a la tortilla de patatas de toda la vida a un tratamiento tal que puedes meterla en un vaso de agua y comértela con una cuchara. En el fondo del vaso te quedará la llema casi frita y casi hervida. Arriba te quedará la espuma. Como un café. Para probarlo en El D.O.
  • Queso de cabra con mermelada de tomate y almendra. Sobre un trozo de pan tostado, estos ingredientes dejaron de ser en nuestra boca en menos de 1 min. En el bar Donosti
  • Boletus con huevo de codorniz. Era la misma presentación que la anterior tapa: con un trozo de pan tostado. Pero sobre él se había dispuesto un huevo frito y un frito de boletus, ese delicioso hongo. Casi tan delicioso como los champis del Bar Ángel, pero en la Segunda Taberna, calle San Juan.

Teníamos los ojos más grandes que el estómago. Queríamos más pero nos pudo la sensatez. Dejamos para otra ocasión los «huevos rotos con gulas».

En total, 5 soplidos. Qué rico.

2.- El Gastrobús

Llegamos a la Oficina de Turismo de Logroño a las 9:40. Allí había un peregrino con su bicicleta y sus alforjas. Le preguntamos qué tal iba su viaje hacia Santiago y nos sorprendió con una sentencia: «vengo desde Amsterdam». El hombre venía desde Holanda, cruzó los Pirineos, llegó a Barcelona y ahora estaba esperando a que abriese la oficina de Logroño.

En esto abrió Ester Sáez, la responsable que nos guiaría hasta las 15:30 h por el Valle de Ocón de La Rioja. Íbamos unas 20 personas en el autobús: Ester nos informó de todo, ofreciéndonos mapas, guías, bolis… y muchas sonrisas durante todo el recorrido. ¡Bravo por Ester!

El Gastrobús de La Rioja Turismo es una oportunidad al alcance de todos los curiosos para conocer paisajes, cultura y gastronomía. Nuestra visita se centró en el Valle de Ocón:

A) El Trujal de Ocón

La Rioja

¿Qué es un trujal? Me lo cuestionaba, pero por vergüenza no lo pregunté, así que lo supe de golpe y a lo grande: es el lugar donde se produce aceite de oliva. Asistimos a un antiguo trujal con toda la maquinaria dispuesta. La guía nos presentó las máquinas, las estancias y los procesos y valoramos, cómo no, el trabajo que lleva la elaboración de aceite desde que se recogen hasta que se prensa y extrae el tesoro.

¿Y no probasteis aceite de oliva de Ocón? Sí, claro. Salimos del trujal hacia Pipaona y allí nos tenían preparado vino (claro), tortilla de patatas (claro también), queso y pan y aceite de oliva. Exquisito. a cargo del restaurante asador La Alameda. Llegó a la hora del almuerzo.

B) El Molino de Ocón

La Rioja

Un trayecto más en autobús escuchando la historia del lugar que nos revelaba Ester y llegamos al Molino. Confieso que aquí comprobé lo que realmente cuesta el pan. Es la reflexión principal que me llevé.

Una construcción de piedra con unas aspas como gigantes (la comparación no es mía) y un tejado picudo que se movía a voluntad para satisfacer el capricho del viento. Las aspas, de madera, tenían un sistema parecido al de los barcos, en el que se repliegan y extienden las telas para recibir la fuerza del viento.

Eso no era nada más que el exterior. En el interior sufrimos imaginando la labor del molinero y sus ayudantes. Subir o bajar, cuando era necesario, una piedra de tres toneladas de peso. Subir los sacos con el trigo, moler, recoger, volver a empezar. Yo voy por la harina al supermercado, pero aquellos hombres y mujeres debían emplear muchísimo tiempo para conseguirla. Fue un golpe de conocimiento.

C) Cata de nueces

Nueces
Por Fabio Núñez

Sí, en efecto, las nueces también se catan. Fue Roberto, responsable de «Nueces Valle de Ocón«, quien nos explicó sobre el terreno cómo cultivan los nogales, allí, frente al molino. El paisaje era precioso. Nos comentó, antes de probar su producto, por qué es mala la sombra del nogal, que es el mismo motivo por el que debemos pelar la piel de las nueces tempranas: contienen cianuro.

Todavía nos dijo algo más: que el grado de calidad de las nueces se mide en aceite y que la que más cantidad de aceite contenga es la que vale más. Para ello hay que tener un paladar hecho como lo tiene él, un auténtico detector de porcentajes de aceite en nuez.

Ahora sí, vamos a una mesa al aire libre y contra todo pronóstico Roberto lanza las nueces al suelo. Nos quiere enseñar cómo funciona un recogedor de nueces, lo cual agradecen nuestras lumbares. El invento nos maravilla y con este ánimo atacamos las nueces de vario tipo.

D) Carne ecológica Luis Gil

La Rioja

La última parada del Gastrobús fue en los dominios de la empresa Luis Gil, dedicada a la producción de carne de cerdo ecológica. Cerca de 30 hectáreas de encinar y monte donde los cerdos campan a sus anchas y a sus largas recogiendo bellotas y abonando el terreno.

La inversión del negocio familiar fue considerable. Aún de riesgo. Decidieron hace unos años criar ellos mismos a los cerdos y han dispuesto diversos sectores que corresponden a las etapas de crecimiento de los animales. Su siguiente reto, nos contaron, es producir su propio pienso.

Por último, nos fuimos a la fábrica de producción y allí catamos el producto final: el chorizo y el salchichón. Claro, riquísimo.

Con nuevos conocimientos y experiencias nos bajamos de nuevo del Gastrobús y nos despedimos de nuestros compañeros. Ester sigue sonriendo: «hasta la próxima, ¡gracias!». Y nos fuimos a la última visita del día: las Bodegas Lecea.

3.- Cómo aprender enología recorriendo una bodega con más de 300 años

La Rioja

Pues visitando Bodegas Lecea, en San Asensio. Un pequeño pueblo que muestra más de lo que se ve a simple vista. Sin saberlo todavía, estamos caminando sobre más de 300 bodegas cuando nos dirigimos a Bodegas Lecea. Son subterráneas, laberínticas, y como sabríamos más adelante, con más de tres siglos de historia.

«Somos cosecheros y elaboramos el vino, pero es un concepto de bodega más pequeño de Rioja. En Rioja hay bodegas que tratan 10 o 12 millones de kg de uva. Nuestras tolvas son de 30.000 litros». Así comienza Luis Alberto Lecea nada más recibirnos. Nos va a relatar con detalle la historia de su bodega. Y lo hará con pasión, porque el mundo del vino le ha atrapado como a nosotros su discurso.

A lo largo de tres horas, Luis Alberto nos va contando cómo elaboran el vino hoy, cómo lo hacía antes, cómo se transportaba hace siglos, de qué manera ve su oficio… En definitiva, qué se debe saber sobre el vino.

«No sabemos el dato exacto de la fecha de la bodega. De la zona sí: hace 500 años se estaban construyendo bodegas. Ahora hay 300 bodegas y no se hacía en una semana, sino en siglos. Así que todas las de aquí tienen más de 3 siglos», asegura Luis Alberto. Nos acompaña también su hija y así vamos recorriendo, copita en mano, la historia y los rincones de una bodega única.

Más imágenes de Bodegas Lecea.

Diferencia entre el blanco, clarete y tinto.

– La diferencia de color es una cosa muy sencilla, pero muy útil para aprender mucho sobre el vino, aunque casi nadie lo sabe. El blanco y el clarete (rosado) fermentan en mosto limpio. En cambio, el tinto lo hace con las uvas, con los hollejos, que es de donde coge el color, dice Luis Alberto.
– Yo pensaba que era por la variedad de la uva…
– No, no -sigue-, la variedad da distinta calidad y sensaciones, pero no el color.

«El que baja aquí se muere»

Veréis una abertura en cada la bodega subterránea. ¿Por qué? En la fermentación se produce un gas carbónico, más pesado que el aire. «El que baja aquí se muere», concluye Luis Alberto. «Las aberturas eran necesarias. Y el vino se guardaba bajo tierra para mantener la temperatura constante. Hace 500 años los sistemas de conservación eran muy precarios».

Señalamos un pellejo que vemos junto a la cuba. «La botella de vino es un invento moderno. En España, la botella entra por La Rioja hace 140 años proveniente de Francia debido a la plaga de filoxera. ¿Sabéis qué es?».

No lo sabemos, así que hace un inciso para explicarlo y continúa. «Si ves una película antigua con botella… mal. Lo que se utilizaba para el transporte del vino era el pellejo de cabra. Imagina que tienes que llevar vino hasta Valladolid. Con el pellejo se transportaba con el vino sin tocar, sin airear».

Continuamos el recorrido y probamos tanto el tinto como el blanco y el clarete de Lecea. Después de tres horas, nos vemos abrumados por tanta información. Incluso antes de despedirnos Luis Alberto nos enseña el antiguo sistema de prensado de uva, el tradicional, que celebra cada año y al que cada vez asiste más gente interesada.

Nos ha encantado la visita. Y el vino. Y ya imagino la cantidad de información que le llega a un buen catador como Luis Alberto simplemente con asomar la nariz al producto.

4.- Chuletillas al sarmiento, el remate

La Rioja

Al día siguiente, domingo, pensaba que había conocido gran parte de la gastronomía de La Rioja, platos y vinos. Pero aún quedaba mucho. La familia de Fabio ha preparado una comida de lujo, popular y contundente. Yo disfruté como un enano.

Lo primero fue la elección del vino, claro, que corrió a cuenta de Fabio Núñez, padre. Yo ya empezaba a distinguir el color y el olor de un crianza de un tinto joven cuando apareció sobre la mesa la olla de caparrones, alubias rojas, pequeñas y acompañadas de todo tipo de carnes.

Se me ha quitado el frío con la segunda cucharada. Al terminar el plato, ya estábamos con la temperatura ideal para ir a asar las chuletas. En Cataluña, por ejemplo, asar requiere muchísimo tiempo: quemar la madera y preparar las brasas. En La Rioja se hace en 10 minutos.

El sarmiento es la rama seca de las parras. Se quema tan rápido como el papel y quedan unas brasas estupendas para cocinar las carnes. Le da un sabor que…, bueno, un no sé qué especial. Una experiencia muy de La Rioja.

Todo delicioso, por supuesto, y aún quedaba un producto singular: la morcilla dulce. Y el postre. Y el café. Y… Ya no podemos más, el placer se empieza a notar entre las costuras y nos espera el tren de vuelta.

El lunes, de buena mañana, así estaba la oficina:

La Rioja

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Comentarios

  1. Juan Linares Alcalá 11 de diciembre de 2012 a las 18:29 - Responder

    Afortunadamente pude disfrutar en su día de algunas de las delicias de la C/ Laurel, los paisajes de La Rioja, sus gente, los vinos,… Una región con encanto. Se lo recomiendo a todo el mundo. ¡¡¡Quiero volver!!

  2. Soledad Solana 16 de diciembre de 2012 a las 13:15 - Responder

    Hacia mucho tiempo que deseaba visitar esa región.No me ha defraudado todo lo contrario, lo pasé estupendamente, me volví con un estupendo sabor de boca en todos los sentidos, sus paisajes, monumentos, sus gentes, la gastronomía, los vinos, etc.Me supo a poco. OS QUIERO Y VOLVERÉ, HASTA PRONTO.

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