El coste de la legalidad en tu casa rural, ¿es sostenible?
Escrito por
21.03.2017
|
9min. de lectura
Índice
Profesionalidad a golpe de decreto. Así es como parece que quieren subsanar las carencias formativas de aquellos pioneros del alojamiento rural, a los que hace menos de 50 años sólo se les exigía “quitarse la boina” para atender a los huéspedes. Obviamente a cambio de complementar la decadente actividad agrícola con los ingresos extra del servicio de alojamiento ¿turístico?
Y no es una leyenda, sino una interpretación de la realidad la triste historia que os voy a relatar a continuación (“basada en leyes reales”).
Os presento al señor “Rural XX”, del siglo anterior a la “regulitis” impuesta por la nuevas normativas, que con aires europeos pretenden actualizar a empresas a nivel de industrias, los modestos establecimientos, que en su mayor parte sólo suponen una actividad complementaria a una nómina laboral, en ocasiones insuficiente para “subsistir” en la era del euro.
Amanece un aciago día, que cambiará por completo la vida de nuestro protagonista, así como tras esta lectura puede cambiar la tuya, “Rural XXI”, pues quizás tengas que perder horas de sueño, porque no creo que las horas de luz te alcancen para rellenar tanto papeleo como se exige… y justificar toda la formación que se te pide.
Capitulo I: Por ser lugar de pública concurrencia
Hace tanto frío y la noche parece gritar “¡Despierta!” cuando por su nariz entra un extraño duende maloliente que le susurra al oído: “Algo va mal”. En pijama, sin darle tiempo ni a ponerse una bata, se levanta alarmado cuando desde su ventana constata que es humo lo que sale bajo la puerta del edificio anexo donde tiene las habitaciones de su alojamiento rural.
A riesgo de matarse por las escaleras, piensa rápido en coger un cubo de agua y por suerte ha sido más el ruido que las nueces y puede, con la ayuda de los vecinos que habían acudido a su auxilio, extinguir el incendio. (Los extintores fallaron, quizás porque ese año se había olvidado de hacer la revisión obligatoria de los mismos). Eso sí, paredes negras, cortinas quemadas y algún mueble que ha quedado inservible al ser alcanzado por las llamas.
-No te preocupes Siglo XX, esto te lo cubre el seguro.
Cansado, sin tiempo para relajarse, recibe al perito de la compañía, quien le pide la OCA.
-No, solo tengo gallinas
-Pues debería tener usted el certificado de baja tensión eléctrica, la revisión obligatoria cada 5 años. Sin esa documentación al día, nada que hacer, su seguro no le cubrirá nada
Dicho sea de paso, el 80% de los incendios se producen a causa de accidentes eléctricos, por lo tanto es alto el nivel de riesgo, la probabilidad de que también te puede pasar a ti, Siglo XXI.
Tres mil euros tienen la culpa, pero se echa encima la Semana Santa y urge tenerlo todo listo para los clientes. A golpe de cartera y disgusto a las espaldas, a otra cosa mariposa, y volvamos a empezar.
Capitulo II: Del deber del secreto y guarda de los datos
De la “Protección de Datos” sí que le habían informado y en cada comunicación con el cliente hace que sea explícito su consentimiento a la finalidad, es decir, relación comercial, publicidad…
Hasta ese momento tenía claro que todos los datos recogidos eran de nivel básico: nombre, apellidos, dirección.
Pero las ganas de buen hacer de aquella chica en prácticas en recepción le llevaron al siguiente escalón del precipicio de infortunios.
E-mail a un antiguo cliente:
“Queridos amigos:
Seguimos teniendo el mejor servicio para alérgicos como su hijo. Elíjanos este año y haremos que olvide aquellos dulces que no puede comer, endulzándole su estancia”
Como publicidad, ¡felicidades! Pero como datos de nivel alto, nunca deberían haber salido del papel escrito correctamente identificado, guardado y confirmado por el cliente.
Un caos de inspección porque aquella madre no vio con buenos ojos el uso del problema de salud de su hijo para proponerles una nueva estancia.
-No tiene contraseña de usuario en el ordenador. Ni antivirus
-Ni copias de seguridad
-Ni auditoría cada 2 años por guardar datos de nivel alto concernientes en este caso a la salud
-¿Dónde está el registro de funciones y responsabilidades del personal?
-¿Y la identificación de la ubicación de los documentos?
En fin, sanción administrativa, que en este caso, vamos a estimar en otros tres mil euros
Y de oca en oca y tiro porque me toca.
Capítulo III: De la responsabilidad en seguridad alimentaria del cliente
¡Este fin de semana por fin hay clientes! Se esmera en preparar un delicioso bizcocho, con huevos caseros, que siempre alaban sus huéspedes. Pero la casualidad o un golpe de mala suerte sienta a su mesa a un inspector de Sanidad en su tiempo de ocio, pero que, por desgracia, tiene una terrible deformación profesional.
-¿Tiene usted registro de los “ingredientes de los ingredientes” de este bizcocho? –pregunta sin probarlo.
Una llaga abierta a un control exhaustivo en las que el buen señor detecta otras carencias en seguridad alimentaria. Ya no existe el carnet de manipulador, pero tanto él como sus trabajadores tienen que tener una formación al respecto de 25 horas.
-No lo sabía –intenta justificarse Siglo XX.
-El desconocimiento de la ley no le exime de cumplirla.
Por suerte no ha sido una incidencia grave, nadie ha enfermado, por lo cual la inspección resulta benévola y sólo tendrá una sanción administrativa de tres mil euros.
Sin tiempo a respirar, nuestro querido y desgraciado amigo, recibe una comunicación del único cliente de hace 2 semanas (con el que seguramente perdió dinero siendo mayor el coste en calefacción que lo recaudado por la reserva) en el que le informa:
“Siento comunicarle que tengo a mi esposa en el hospital con legionella. El brote se produjo en su establecimiento y hemos tenido que dar sus datos en el hospital, quien pasará el informe al correspondiente órgano responsable”
Y ¡vaya! De nuevo un inspector de Sanidad a su puerta. Check list en mano:
-¿Registros de mantenimiento de las instalaciones de agua? ¿De limpieza cada x tiempo?
-¿Registro de trazabilidad y toma de muestras y analíticas en distintos puntos?
También es mala suerte que siendo el 99% de los enfermos en legionella personas que tienen una patología grave, le fuera a tocar a él.
Finalmente ha tenido suerte y no ha acabado en la cárcel, lo que parecía un brote de legionella no lo era y todo está ok en su establecimiento.
Aún así el inspector no perdió el tiempo y viendo que tenía una piscina con apertura estacional, y sin socorrista, comprobó que la altura no fuera superior a 1.60 m, el vallado de 1.20 m y con horario de acceso a la misma, entre otras cosas. Vaya, que entre una cosa y otra, de los tres mil euros no se libró tampoco en esta ocasión.
Capitulo IV: Misión: ruralidad sin “bichos”
Hay que ver con esta gente de ciudad. ¡Pues no habrá ratas en sus alcantarillas!
-¿Puede darme la hoja de reclamaciones, por favor? Nos vamos YA, ¡mi niño está traumatizado y no se quiere ni bajar de la cama! ¡En el porche había un ratón!
Meses después descubriría, tras la tramitación realizada por el cliente en Turismo, que la contratación del control de plagas es obligatoria y periódica.
¡¡¡Tres mil euros MÁS!!!. Y no ha empezado la temporada.
Así que cuando se presentó la Guardia Civil en su establecimiento y comprobó que no había cumplimentado y enviado correctamente los registros de clientes, abrió el talonario y preguntó:
– ¿En importe pongo tres mil euros?
– No se preocupe, no será para tanto, con 500€ seguro que lo arregla cuando le llegue la notificación.
Capítulo V: ¿Mejor prevenir que lamentar?
Parecía que el riesgo de infarto ya estaba controlado, cuando llega Semana Santa y contrata una persona para ayudar en las limpiezas. La mala suerte (algo que parece una constante en los últimos meses) le pone la zancadilla y la empleada se resbala y cae por las escaleras. Baja inmediata por un esguince y contusiones varias y la consiguiente inspección de trabajo.
- ¿Prevención de riesgos laborales?
- ¿Es usted el responsable con el curso previo de prevencionista básico?
- ¿Evaluación de riesgos?
- ¿Registro de incidencias?
- ¿Formación obligatoria del trabajador por empresa especializada? ¿Y la formación específica en ergonomía?
- ¿Tiene usted contratada la vigilancia en la salud?
- Gracias por la información. Voy preparando otros tres mil euros
Capitulo VI: Desenlace
Al final de aquel año, Siglo XX es ya un especialista en certificaciones legales inherentes a la actividad alojamiento rural y acude a un evento organizado por la Asociación de la zona, para contar su caso. Allí todavía le esperan más sorpresas.
Además de todas las normativas, decretos y legislaciones a las que él se ha visto sometido, existen otras explicitas a la actividad: la normativa autonómica correspondiente al turismo rural, la general de Turismo (obligaciones, derechos, infracciones en materia turística) y ¡anda ya! También la ley de consumidores.
-¡Estoy perdido! Tengo 65 años, ¡me jubilo!… y como mi jubilación de autónomo no va a cubrir mis necesidades, venderé la casa rural y si un día pensé que sería el futuro de mis hijos, mejor se van a trabajar a la ciudad.
Y vendrán los nuevos modelos de negocio con directrices europeas que piden que sean regulados con “benevolencia”. Pero ese es otro tema sobre el que próximamente os contaré los pormenores.
Querido Siglo XXI:
Quizás te libres de multiplicar tres mil por tantas veces como Siglo XX, pero de una vez los tres mil euros no te librarás si quieres tener tu alojamiento en regla y reglado. Y no olvides la formación inherente a cada una de estas certificaciones. No se te pedirá un grado en turismo. Eso sí: un máster multidisciplinar en cumplimiento de todas las normativas.
¡Y luego se criticaban aquellos archivadores de registros para acceder a la certificación Q de calidad turística! Pero por lo menos, esta es y sigue siendo voluntaria.
*El importe uniforme de 3000 euros es sólo un recurso literario. Las sanciones administrativas dependen de cada legislación e incluso de cada comunidad autónoma
Ana Llera