Comienza la 4º edición de los premios Capital de Turismo Rural. Un certamen en el que, a través de las votaciones de los viajeros, un pueblo de España puede convertirse en el referente del turismo rural de nuestro país.
Las votaciones estarán disponibles a partir del 26 de mayo y se cerrarán el próximo 28 de junio. El pueblo que obtenga más votos será el que se alce con el título de Capital de Turismo Rural.
En 2017, el ganador fue Sigüenza, con más de 5.000 votos. Le siguieron los pasos Aínsa-Sobrarbe, en 2018; y Santillana del Mar, en 2019.
Estos son los 10 finalistas a la candidatura de Capital de Turismo Rural 2020.
Rascafría (Madrid)
En el valle de Lozoya, en plena Sierra Norte de Madrid, está Rascafría. Una villa serrana atravesada por un arroyo de montaña,
El Artiñuelo, y situada a los pies del macizo de Peñalara.
Rascafría está en el corazón del el corazón del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, por lo que es ideal para hacer rutas por la naturaleza, contemplar sus cumbres nevadas y, si es verano, darse un chapuzón en las piscinas naturales Las Presillas.
La villa fue fundada en la Edad Media por pobladores segovianos. De hecho, estuvo vinculada a Segovia hasta principios del siglo XIX. Entre su patrimonio destaca el monasterio de Santa María del Paular, que fue la primera cartuja de Castilla. Fue fundada en 1390 por la casa real de los Trastámara. Su fachada es de gótico flamígero. Para llegar a él habrá que cruzar el puente del Perdón.
Antes de iniciar una de las muchas rutas por la naturaleza –las hay para todos los gustos y condiciones físicas–, recomendamos dar un paseo por el pueblo. Ver el puente del Pericotón, el ayuntamiento de estilo neomudéjar y disfrutar de la plaza de la Villa.
Santo Domingo de Silos (Castilla y León)
A 57 kilómetros de Burgos está Santo Domingo de Silos. Un pequeño pueblo conocido por su monumental monasterio que se erige en el valle de Tabladillo. Está en una encrucijada de caminos como la Ruta de la Lana, el Camino del Cid, la ruta del destierro de El Cid y el Camino Castellano-Aragonés.
El monasterio de Santo Domingo de Silos acapara toda la atención. Fue fundado a finales del siglo IX con la advocación de San Sebastián, aunque más tarde fue reformado bajo la iniciativa de un monje llamado Domingo Manso, que más tarde fue canonizado. La mayor parte del monasterio es posterior, de los siglos XVIII y XIX.
La villa de Silos, ubicada en la ribera del río Mataviejas, estuvo bajo el dominio del abad hasta 1440, año en el que los monjes la vendieron a los Velasco, Condestables de Castilla. Actualmente, de su pasado medieval aún se conserva las puertas de San Juan y de la Calderera; así como algunos restos de las murallas.
Santo Domingo de Silos cuenta con un curioso museo de los Sonidos de la Tierra, con instrumentos musicales de los distintos continentes.
Colombres (Asturias)
Colombres es uno de los pueblos más desconocidos del Oriente de Asturias, aunque no menos sorprendente. Ubicado en el municipio de Rivadedeva, a caballo entre el mar y montaña, es la villa de los indianos. De aquellos que durante los siglos XIX y XX tuvieron que emigrar a América y que, con las fortunas generadas, volvieron a su tierrina.
Y lo hicieron construyendo coloridos palacios que hoy son una maravilla de la arquitectura de la época. Para más prueba de ello el Archivo de Indianos y el Museo de la Emigración, un caserón azul pastel espectacular. Está dentro de la Ruta Indiana, que recorre decenas de edificaciones que han dado personalidad al pueblo. Algunas son la quinta Buenavista, la mansión del Abuelo, la Casa roja, finca Las Raucas o el Cantu.
Otro de los lugares con más encanto de Colombres es la plaza del Ayuntamiento, un espacio ajardinado donde está la casa Consistorial y la escultura del conde de Rivadedeva, Manuel Ibañez.
Colombres fuera declarado Bien de Interés Cultural en el año 2013 y fue Pueblo Ejemplar de Asturias en 2015. En sus alrededores podemos visitar Pimiango, donde está la cueva del Pindal. Cuenta con varias pinturas rupestre con dibujos de bisontes y caballos que fuero declarados Patrimonio de la Humanidad en 2008.
Guadalupe (Extremadura)
Su nombre se lo debe a la Virgen de Guadalupe. Su aparición a un pastor de Cáceres hizo que se levantase en el lugar una ermita y, en sus alrededores, varios poblados. Hoy, ese humilde santuario es un colosal monasterio que destaca por encima del pueblo de Guadalupe.
Fue construido en el siglo XIV por Alfonso XI de Castilla. En su interior está la iglesia de Nuestra Señora y, en la capilla de San Jerónimo, hay pinturas de Zurbarán. Además de dos museos con obras de EL Greco, Goya, Pedro de Mena y Juan de Flandes.
El casco histórico de Guadalupe conserva la típica arquitectura serrana, que se caracteriza por sus balcones y los soportales. En él destaca la antigua judería, la plaza de Santa María de Guadalupe y la fuente de los Tres chorros.
En sus alrededores podemos visitar el Geoparque, donde se puede admirar su relieve apalachense y el pozo de las nieves, entre otros tesoros naturales.
Cazalla de la Sierra (Andalucía)
Cazalla fue capital del Reino de España en el siglo XVIII, cuando Felipe V instaló allí su residencia de verano y de las cortes. En esa misma época llegó a albergar también a otros reyes, como a Fernando VI y Carlos III.
Aprovechando que la realeza estaba en sus tierras, los vecinos de Cazalla pidieron la abolición de la esclavitud, que en las colonias españolas no se logró hasta el siglo XIX; de la pena capital (se abolió en 1995) y de las quintas (2001).
Cazalla de la Sierra está en la provincia de Sevilla y es la segunda localidad más grande del Parque Natural de la Sierra Norte, que combina las dehesas con los frondosos bosques.
En su casco urbano destacan las casas blancas y algunos monumentos como el monasterio de la Cartuja de la Inmaculada Concepción, construido sobre un antiguo pabellón de caza del rey Pedro I el Cruel; la iglesia de Nuestra Señora de la Consolación,donde están las antiguas murallas almohades; o la iglesia mudéjar de San Benito.
Los amantes de la naturaleza disfrutarán de rutas de senderismo por la Vía Verde de la Sierra Norte de Sevilla. Para acercarnos a sus tradiciones, nada mejor que visitar las destilerías de aguardiente de Cazalla de la Sierra; o hacer enoturismo en las bodegas del pueblo, con visita a los viñedos incluida.
Aýna (Castilla-La Mancha)
En la provincia de Albacete está Aýna. Un pequeño pueblo enclavado en la montaña de la sierra del Segura, en el cañón del río Mundo. Por su apariencia, la localidad también recibe el nombre de la “Suiza manchega”. Y no tiene nada que envidiarle.
Aýna es parada imprescindible para los “amanecistas”. Los seguidores de la película de Amanece que no es poco, de Jose Luis Cuerda. El director español rodó en el pueblo, utilizando a muchos de sus habitantes de extras. De hecho, los lugareños están tan orgullosos que han creado una ruta por el pueblo donde se puede ver la moto con el sidecar, el campo de calabazas y el semillero de hombres, entre otras cosas. EN el Centro de Interpretación de Amanece que no es poco podrás conocer todos los detalles de la película, así como visitar la ermita de Nuestra Señora de los Remedios.
Para disfrutar de sus vistas podemos subir hasta la cueva del Moro y el mirador del Diablo. Este último situado a 1,5 kilómetros de Aýna en el estrecho del Gargantón. En la cueva del Niño, además, podrás contemplar pinturas rupestres Patrimonio de la Humanidad desde 1998.
No hay que dejar Aýna sin probar su deliciosa gastronomía, compuesta por productos de la huerta de primera calidad. También sus carnes son una delicia.
Potes (Cantabria)
La villa de los puentes y de las torres. Potes es un pequeño pueblo de montaña situado en la confluencia de cuatro valles, en la comarca del Liébana (Cantabria). A los pies de los Picos de Europa.
Está compuesto de un entramado de callejuelas empedradas con grandes caserones de piedra que fue escenario de las luchas medievales entre las familias Mendoza y Manrique. Su edificio más simbólico es la Torre del Infantado (siglo XV), aunque hay muchas más: las torres de Orejón de la Lama, Calseco, Linares y Osorio.
Entre sus barrios destaca el de la Solana, repleto de casas solariegas. Otros puntos de interés que no hay que perderse son los puentes de San Cayetano y de la Cárcel, levantados sobre el río Quiviesa. El barrio viejo fue declarado Conjunto Histórico Artístico en 1983.
En sus alrededores, no hay que dejar de hacer una excursión a Fuente Dé. Aquí es donde está el popular teleférico que sube hasta los 1.823 metros desde donde se ven las cimas de Peña Vieja, Tesorero, Peña Remoña, Torre Balnca, etc.
El Rasillo de Cameros (La Rioja)
El Rasillo de Cameros es la única localidad de España donde, desde los años 90, se realiza una competición de traineras en agua dulce. Se llama Bandera de la Rioja y es muy similar a las que se organizan en el Cantábrico.
Este pequeño pueblo de La Rioja está situado a unos 1.000 metros de altura, entre la montaña y el pantano de Ortigosa. Fue parte de Ortigosa de Cameros hasta el siglo XIX cuando, bajo el reinado de Fernando VII consiguió la independencia.
Una visita a la ermita de San Mamés nos permitirá acercarnos a sus orígenes. De estilo románico, el edificio aunque fue reconstruido, data del siglo XII, cuando el rey Sancho III la donó al obispo de Calahorra.
EN sus alrededores está Ortigosa, donde se pueden visitar las cuevas de la Viña y la Paz. En ambas se pueden ver muestras de estalactitas, estalagmitas, entre otras formaciones. También se puede hacer senderismo en la sierra Cebollera y, como no, estamos en La Rioja. Es la mejor tierra para hacer enoturismo y visitar las bodegas de la zona.
Artenara (Gran Canaria)
Con casas blancas y rodeado de montañas, Artenara es el pueblo situado a más altitud de Gran Canaria. Gracias a sus 1.270 metros de altitud, la localidad es conocida como el balcón de la Reserva Mundial de la Biosfera de Gran Canaria. Desde el pueblo se pueden obtener unas increíbles vistas de algunos lugares emblemáticos de la isla como el Roque Nublo y el Bentayga, centro espiritual de los aborígenes.
Debido a la orografía del paisaje, la arquitectura tradicional de Artenara son las casas cuevas, muchas de ellas reconvertidas en alojamientos rurales. En el Complejo Arqueológico de Acusa se pueden ver algunas de ellas para conocer cómo era la vida de los antiguos pobladores de Artenara. Otro ejemplo de ello es la ermita de la Virgen de La Cuevita, excavada en un risco junto al casco antiguo.
Unamuno estuvo en Artenara en 1910. Entonces describió el entorno como “tempestad petrificada”. Hoy, uno de los miradores del pueblo lleva su nombre y en él han levantado una escultura del escritor como recuerdo.
Desde Artenara parten numerosas rutas de senderismo como, por ejemplo, las que llegan hasta Altavista o Azaenegue. Por el camino hay varias queserías que se pueden visitar para degustar el queso semicurado de leche de cabra majorera.
Leitza (Navarra)
En el valle de Leitzaran, al noroeste de Navarra, está Leitza. Un pueblo conocido por ensalzar los deportes rurales para homenajear a los trabajos de la tierra. Uno de ellos es el popular levantamiento de piedras y para ello cuenta con dos deportistas de élites destacados: Mikel Saralegui e Iñaki Perurena. Ambos ostentan el récord de los 300kg. A 2 kilómetros de Leitza, en pleno monte, Perurena montó el museo Peru-Harri para conocer más acerca de este deporte.
Aquí la pelota vasca es otro de los deportes populares. En la plaza Euskal Herria, centro del pueblo, hay un enorme frontis donde se han jugado grandes partidos.
Llevado a la gran pantalla con la película Ocho apellidos vascos, el casco histórico de Leitza está compuesto de grandes caseríos de porte señorial, algunos de ellos con entramados de madera. Por encima de las viviendas, en la ladera del valle, sobresale la monumental iglesia de San Miguel del siglo XVII. Desde allí hay buenas vistas del pueblo.
Los alrededores de Leitza están compuestos de bosques, montes y de una vía verde. Un antiguo trazado ferroviario que unía Pamplona con San Sebastián.
Laura Fernández
Un pueblo hermoso