Si hubiera que escoger una forma de dar color al mundo, seguramente, las flores serian la mejor de las formas. La variedad cromática parece infinita y la belleza, así como la fragancia, está asegurada. Además, las flores funcionan como un lenguaje universal.
Sobre todo durante la primavera y principios de verano, cuando se organizan eventos populares que giran alrededor de las flores. Son los destinos más coloridos que lucen como vibrantes jardines por unos días. Así son los principales festivales de flores que dan color a España.
De flor en flor por España
Batalla de Flores de Laredo (Cantabria)
Ojalá todas las batallas del mundo usaran como único armamento las flores. Eso es lo que uno piensa cuando conoce el particular carnaval florido de Laredo, la famosa Batalla de Flores. Una competición artística y muy imaginativa declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional. Una tradición que se remonta a principios del siglo XX, cuando con la Belle Époque, el pueblo se convirtió en el destino predilecto de la burguesía cántabra.
Cada 24 de agosto, la villa marinera de Laredo se llena de magia floral. Si por lo común, es el verde de los prados y el azul del mar los colores que dominan en este pueblo de Cantabria –uno de los más bellos–, cuando llega el día de la Batalla de Flores, las calles se llenan de dalias, clavelones y margaritas.
A lo largo del año, los grupos carrocistas preparan sus alegorías con el fin de alzarse con el primer premio. La maravilla y la imaginación que desprenden cada una de las carrozas que compiten en este particular carnaval son para dejarte con la boca abierta.
La Fiesta del Cerezo en Flor (Extremadura)
Es difícil no caer en el hechizo de millones de cerezos dando la bienvenida al buen tiempo extendiendo un manto de color blanco y tonos rosados, casi como si fuera terciopelo, entre las ramas de los árboles del valle del Jerte. Un espectáculo que se celebra cada año con la Fiesta del Cerezo en Flor.
Caminos flanqueados de cerezos dan la bienvenida a uno de los destinos florales más populares de España. El valle del Jerte ocupa un área de casi 400 kilómetros cuadrados. Las fechas del festival varían cada año en función de la climatología, pero el pistoletazo de salida lo dan los primeros cerezos en florecer, que lo hacen hacia finales de marzo y se alarga hasta principios de abril. Hay que estar muy atentos para no perderse este espectáculo de la naturaleza.
Además de la maravilla de los cerezos en flor, vale la pena recorrer los diferentes pueblos del valle, porque suelen coincidir con diferentes eventos culturales y gastronómicos. Entre campos, bodegas, lagares y pintorescos pueblos con casas que mantienen la arquitectura tradicional del valle del Jerte.
Temps de Flors (Girona)
Cada mes de mayo, la ciudad de Girona se convierte en un jardín entre monumentos y calles del centro histórico. En concreto, la segunda semana del mes. Todo comenzó el año 1954 con una pequeña muestra floral en el Saló de Descans del Teatre Municipal. Hoy, aquella pequeña muestra se ha convertido en uno de los acontecimientos más conocidos de la Costa Brava hasta el punto que incluso la revista Traveller National Geographic escogió en 2013 a Girona como “uno de los destinos del mundo para viajar en primavera”.
Toda la ciudad se llena de muestras florales clásicas y experimentales, verdaderas sorpresas artísticas que llegan a ocupar más de ciento cincuenta enclaves tan importantes como el edificio de los baños árabes, la popular calle Santa Clara, la plaza de Santo Domingo, o incluso el monasterio de San Daniel, mientras que las murallas medievales se convierten en un sendero ajardinado. Lo habitual es seguir el circuito señalado para no perdernos ninguna de las instalaciones florales.
Los patios de Córdoba
En mayo todo el mundo habla de Córdoba, o mejor dicho, de los coloridos patios que hay a lo largo y ancho de la ciudad. Domina el aroma dulzón de los jazmines y el colorido de los geranios que se expanden a través de diversas macetas. Durante la primera quincena de mayo, los patios de Córdoba se visten de etiqueta. El agua que juega saltarina en las fuentes, los pozos, el murmullo interior de las casas, la luz haciendo brillar las paredes encaladas. Tal es el nivel del espectáculo montado que la fiesta se declaró de Interés Turístico Nacional y como Patrimonio Inmaterial Cultural de la Humanidad por la Unesco.
La Fiesta de los Patios de Córdoba se organiza en los diferentes barrios. Sobresale, eso sí, el del Alcázar Viejo. No se quedan atrás Santa Marina, San Lorenzo o la Magdalena. Se pueden visitar todos ellos de forma gratuita siguiendo un plano donde aparecen los patios ubicados que compiten en dos categorías: la de “patio tradicional” y la de “patio de construcción moderna”.
Sin duda, mayo es el mes más especial para viajar a Córdoba: y no sólo por los patios decorados, también es el mes en el que se celebra la fiesta de Las Cruces en la que destacan las cruces de gran tamaño confeccionadas con claveles, geranios, gitanillas y mantones de manila.
Concurso Internacional de Rosas Nuevas (Barcelona)
Justo en el límite con el término municipal de Esplugas de Llobregat, en esa parte en la que la ciudad juega a ser rural, se encuentra unos de los jardines más bellos de Barcelona: el parque Cervantes. En él se celebra cada año el Concurso Internacional de Rosas Nuevas de Barcelona. Estas rosas son pura ingeniería floral, joyas cruzadas con el fin de destacar las características de los rosales. Muchas de ellas son inéditas, rosas que no se han comercializado aún.
Creado en 1965 por los arquitectos Lluís Riudor y Joaquim M. Casamor, este jardín muestra la historia de los rosales a través de sus senderos, lejos del constante tráfico y ruido de los coches que entran y salen de la gran ciudad. En los espacios habilitados se pueden contemplar los rosales galardonados en las diferentes ediciones.
En el año 2009, esta maravillosa rosaleda digna de los mejores poemas de la historia recibió el Garden Award Excellence, un importante galardón de la World Federation of Rose Societies que remarcaba así su vital importancia histórica y educativa además de su evidente belleza.
José Alejandro Adamuz