Castilla-La Mancha, paisajes vivos

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26.04.2019

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Los lugares son las personas, por lo que no hay mejor forma de conocer una región que a través del trabajo, las tradiciones y costumbres de sus habitantes. Ese es el motivo por el que iniciamos un largo –pero muy entretenido– viaje por Castilla-La Mancha.

A mediados de marzo, mientras en Barcelona caían algunas tímidas gotas de lluvia, Manuel, Javier, el equipo de rodaje y yo nos subimos a Merche –nombre con el que bautizamos a la gran Mercedes de alquiler que cada día estaba mejor organizada– para emprender camino hacia las tierras que enamoraron a autores como Cervantes, León Felipe y Camilo José Cela.

Nuestra primera parada fue Sigüenza, la ciudad del Doncel que en 2017 fue nombrada Capital del Turismo Rural por los viajeros de Escapada Rural. La brisa aún era fría, aunque los rayos del sol fueron aumentando la temperatura de la jornada.

Sigüenza, el pueblo con estrellas

Samuel Moreno y Enrique Pérez

En su plaza mayor nos encontramos con los primeros protagonistas de este vídeo: Samuel Moreno y Enrique Pérez. Dos chefs y artistas seguntinos que con el sabor tradicional de su localidad han hecho que Sigüenza brille con sendas estrellas Michelín.

El primero en contarnos su historia fue Samuel Moreno, cocinero del Molino de Alcuneza. “Es un pequeño hotel familiar, lo fundaron mis padres hace unos 25 años”, nos explica. Este Relais & Châteaux, situado en la homónima pedanía de Sigüenza, fue un antiguo molino harinero cuya estructura se conserva en un rincón de su comedor interior.

En su restaurante, los comensales se encontrarán tradición y sabor. Todo ello con unos altos estándares de calidad y con unos productos locales que vienen directamente de la tierra: “Nos los trae el recolector. Los recoge directamente de la naturaleza, sin necesidad de cadenas de distribución o de bandejas de plástico”, comenta.

Enrique Pérez, propietario y jefe de cocina de El Doncel, situado en el centro de Sigüenza, nos invitó a pasar a su cocina para ver cómo se elaboran los platos que le han hecho brillar. “Mi propuesta gastronómica es muy honesta”, dice. “En Sigüenza, nuestros recursos son durísimos, tenemos pocos, pero los que tenemos son de gran calidad”. Sus innovadores torreznos crujientes o sus bombones de queso son una delicia.

El Doncel, que lleva el nombre del apodo con el que fue conocido el militar Martín Vázquez de Arce y cuya estatua fúnebre está dentro de la catedral del pueblo, también es un restaurante de tradición familiar. Aunque con la muerte de su padre, los hermanos Pérez quitaron el mantel de papel y el menú del día para embarcarse en una gran aventura que, aunque tuvo sus altibajos, les ha llevado hasta lo más alto de la cocina vanguardista.

Para Pérez, la gastronomía de Guadalajara es una cadena de la que forman parte los productores, recolectores y cocineros. El objetivo es que los viajeros “noten que han comido en Sigüenza por lo que les hemos puesto en la mesa”, concluye.

La reina de la colmena

Marina Olarte

En lo alto de esa cadena está Marina Olarte, apicultora profesional. A ella la encontramos en Huete (Cuenca), en su encantadora tienda abovedada de ladrillo donde vende los productos que ella misma elabora: Miel Pósito Real, caramelos de miel, crema de manos con miel, etc.

Olarte es pasión. Una mujer alegre y feliz que ha convertido su hobbie en su profesión. “Lo que más me fascina de las abejas, sin duda, es su organización. Es una jerarquía tan bien estructurada y tan bien hecha que ojalá muchos humanos aprendiéramos de ellas”, explica.

Para realizar la entrevista nos propone visitar sus colmenas, situadas en uno de los campos de La Alcarria, a escasos kilómetros de Huete. La visita comenzó un poco accidentada: dos de sus abejas picaron a nuestro compañero Manuel. Según Olarte, “las abejas cuando atacan es porque porque notan un peligro”.

Tras el incidente nos enfundamos el traje de apicultores para estar junto a los panales mientras íbamos conociendo los diferentes tipos de abejas. “La abeja es, creo, uno de los pocos animales que trabajan a nuestro favor. Gracias a ellas tenemos flores, tenemos campo, tenemos alimentos”. Cuenca es una provincia perfecta para ellas, de ahí la fama de la miel de La Alcarria.

Amanece en Aýna, que no es poco

Juan Ángel

De Cuenca viajamos hasta Albacete. Más concretamente a Ayna, el pueblo de Amanece, que no es poco, de José Luis Cuerda. Allí nos esperaba Juan Ángel, el “niño deprimío” de la película –aunque con unos cuantos años más, claro– y también copropietario del hostal rural Miralmundo. Su bienvenida fue tan cálida como las altas temperaturas de ese día.

En el hostal estaba María Ángeles, su madre. Ella, junto a su marido, fueron los responsables de levantar ese alojamiento hace 22 años, cuando el edificio estaba rodeado de olivos y en él había un corral. Un negocio que empezó siendo una pequeña pensión y que fue creciendo hasta convertirse en un referente del pueblo. Ese fin de semana estaba completo.

María Ángeles

“Nosotros en el hostal Miralmundo tenemos una filosofía muy familiar, lo que intentamos es tener un trato muy cercano con el viajero y ayudarle con su viaje desde que llega hasta que se marcha”, comenta Juan Ángel. Si no sabes nada de Ayna, ellos te trazan la ruta completa.

“Recibimos a la gente dándoles la mano y nos despedimos dándole dos besos”, nos dice. Nosotros no solo nos fuimos dándoles besos, sino enamorados de su pueblo –encajado entre las montañas–, de su familia y de su hospitalidad.

Entre bambalinas en Almagro

Antonio León

Castilla-La Mancha no solo es tierra de cine, sino también de teatro. Para ello nos fuimos a Almagro, donde está el popular corral de comedias. Data del siglo XVII y es el único ejemplo de teatro de este tipo que se ha conservado prácticamente intacto.

Cuando llegamos, los actores estaban ensayando La celestina sobre el escenario. El director de la compañía de teatro Corral de Comedias, Antonio León, fue el encargado de abrirnos la puerta que nos transportaría a otra época.

“Me gustaría comentaros que este teatro es importante básicamente por tres cosas”, nos dice. “No solo no hay otro espacio igual, sino que es el mayor exponente del repertorio teatral del mundo y en él, por primera vez en la historia de España, todas las clases sociales tuvieron derecho a ver lo mismo”.

León descubrió que el teatro le había atrapado cuando fue a ver la función Perdidas en el Orinoco, de Emilio Carballido. En 1994 decidió montar la compañía y, desde entonces, son los encargados de dar vida y llenar de historias el corral. Además de las funciones de fin de semana, cada día actúan para estudiantes de colegios de todas las partes de España.

En julio Almagro acoge el Festival Internacional de Teatro Clásico más importante del mundo.

Tras cruzar Ciudad Real, donde los molinos de viento le daban una belleza muy manchega al paisaje, llegamos a la provincia de Toledo. Primero disfrutamos de una de sus imágenes más idílicas: Consuegra. El viento apenas daba tregua. Después, paseamos por la elegante capital toledana. Tan alta, tan brillante y tan limpia. El viaje estaba llegando a su fin.

El herrero Youtuber de Toledo

Ramón Recuero

Nuestro último encuentro fue con Ramón Recuero, el herrero que posiblemente os suene de haberlo visto en televisión o en Youtube. “Cuando vine a San Antonio en el año 90 alquilé la casa y directamente lo primero que hice fue arreglar un poco una habitación para dormir y una fragua, que era lo que necesitaba para poder hacer mi carrera en la forja”, explica.

Durante la crisis decidió comprarse una cámara de vídeo. “Creía que la parte práctica de la forja acabaría desapareciendo”, nos dice. Sus vídeos no sólo fueron vistos, sino que logró captar la atención y el respeto de personas interesadas en la herrería.

En San Antonio, un pequeño pueblo toledano sin habitar, Recuero abrió la escuela de herreros a la que, cada semana, acuden alumnos de todas las partes del mundo.” Vienen de Suecia, Noruega, Inglaterra, Kuwait…”. Aquella mañana había varios chilenos y un mexicano.

Allí, con el embutido que Ramón Recuero sacó para retomar fuerzas y con el sonido constante de los martillos golpeando el hierro, nos despedimos con tristeza de Castilla-La Mancha. Un viaje en el que no faltó la deliciosa gastronomía, la cultura, las tradiciones, ni las risas.

Laura Fernández

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