¿Qué son las masas de agua? Descúbrelas en las Azores
Escrito por
05.04.2019
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Aunque su nombre puede desatar la imaginación y asociarlo con personajes mitológicos o alguna creación excéntrica de la naturaleza, lo cierto es que están más presentes en la cotidianidad de lo que se puede pensar. Una masa de agua puede ser desde el charquito que ha formado la tormenta en el socavón de la calle hasta un río. Sí: h2o sobre la superficie terrestre o en el subsuelo en estado líquido o sólido.
Hay algunos puntos de la geografía en los que son más fáciles de encontrar, como las islas. Básicamente porque “nadan” en el océano, el rey de los cuerpos de agua (también pueden recibir dicha denominación). Pero hay algunas que además del mar que las rodea, están inundadas de otro tipo de acumulaciones, como son las Islas Azores.
El que llegue primero, que coja sitio
Este archipiélago formado por nueve islas es una comunidad autónoma de Portugal desde 1976. Su historia empieza a mediados de la Edad Media, cuando el navegante portugués Diogo de Silves se topa con ellas y decide que ha sido un descubrimiento (estaba de moda por aquellos tiempos).
Por supuesto, no es que se originasen en esa fecha, sino que hasta que llegaron los colonizadores europeos estaban despobladas. Allí no había más que flora y fauna viviendo con la tranquilidad de no tener a humanos incordiando.
Corvo, Graciosa, Santa María, Flores, Faial, São Jorge, Terceira, Pico y São Miguel son las ínsulas que conforman el conjunto de las Azores. La primera es la más pequeña, con solo 17 kilómetros de superficie, mientras que la última tiene 759 kilómetros.
Pero aunque su tamaño sea bastante reducido, están repletas de tesoros naturales. Viendo sus paisajes se entiende mejor que, más allá de posiciones estratégicas y otras preocupaciones de aquel entonces, hubiese peleas para quedarse.
Información básica
Afortunadamente y en contra de sus costumbres, el ser humano ha respetado bastante el ecosistema de las islas. A día de hoy, el archipiélago es uno de los destinos más recomendables para los amantes de las actividades al aire libre. Entre sus principales atractivos se encuentran, precisamente, las masas de agua interiores, que van desde un lago en medio de un cráter hasta unas termas en el subsuelo de la isla.
A continuación encontrarás algunas de las paradas obligatorias, aunque antes de ponerse en marcha hay que tener en cuenta algunos detalles. Por ejemplo, casi todas las rutas para llegar a pie a estos puntos exigen tener un poco de experiencia en senderismo, pero tampoco hace falta ser montañero experimentado. Sentarse a descansar a mitad de camino siempre es una opción.
Asimismo, es esencial comprobar la meteorología antes de salir del alojamiento y vestirse adecuadamente. El clima en el archipiélago puede ser lluvioso y un paseo por el campo puede convertirse en la fiesta del barro. Mejor botas que chanclas y chubasquero por si acaso.
Lagoa do Fogo
Situado en São Miguel, es un lago de 1 kilómetro de ancho y 2 kilómetros de largo que reposa en la superficie de un cráter formado tras la última erupción del Volcán do Fogo en 1563. Está situado en la parte más elevada de la isla, a unos 600 metros sobre el nivel del mar. Es posible encontrarlo tapado por la niebla.
Las cascadas de Fajâ Grande
La Isla de las Flores es la más prolífica en masas de agua. En ella está la Fajâ Grande, que es una pared de montaña por la que se precipitan saltos de agua. Uno de los más impresionantes es el Poço do Bacalhau, con una caída de 90 metros. La laguna Poço da Alagoinha es uno de los mejores parajes para observar el espectáculo que ofrece ese monte “llorón”.
Lago Das Sete Cidades
El espectáculo visual de la isla São Miguel en cuanto a este tema se refiere. Lo conforman tres lagunas pequeñas y dos lagos en el fondo de un cráter. Lo sorprendente es que uno de ellos tiene las aguas verdes y el otro azules, características que les dan nombre: Lagoa Verde y Lagoa Azul. En el interior del “agujero” también hay una pequeña población llamada aldea Sete Cidades que incluye una iglesia de estilo neo-gótico que da servicio a sus 800 habitantes.
Lagunas de Caldeirão do Corvo
La isla más pequeñita del archipiélago tiene dos lagunas en el fondo de un cráter que ocupa gran parte de su superficie. Estas pueden verse desde las laderas o bajar hasta su orilla por una ruta de senderismo. Debido a su origen, la flora y la fauna que habitan en su superficie son diferentes al resto de las ínsulas..
Cascada Salto do Prego
Otro de los grandes espectáculos naturales de São Miguel. Aunque no es de las más altas, supone una recompensa para los caminantes, ya que desde Povoaçao (la localidad cercana) se tardan unos 20 minutos a pie. La ruta no es especialmente complicada, pero se agradece llegar al objetivo. La inmersión en el agua es para los y las más valientes, porque no se trata de una fuente termal precisamente.
Furna do Enxofre
La Graciosa esconde una de las mejores sorpresas del archipiélago, aunque el nombre resulte poco atractivo de entrada. Se trata de la Furna do Enxofre, que en castellano significa Gruta de Azufre, una cueva con un túnel de unos 200 metros y un olor que se supone parecido al de la oficina de Satán. Además de vegetación y estalactitas, en su interior hay una laguna alimentada por el agua de la lluvia.
Caldeira Velha
En La Graciosa hay dos balnearios de aguas termales de renombre, pero para los que prefieran disfrutar de la naturaleza sin comodidades modernas, en una de las vertientes del Volcán Água de Pau en São Miguel pueden encontrar su spa. Se trata del Parque Natural Caldeira Velha, en el que se encuentran varias pozas de agua ferruginosa (la colonia de azufre también está incluida) de varias temperaturas, con una cascada -hidromasaje rústico- a unos 20 grados.
Carmen López