Viajamos a Lisboa y corremos el riesgo de pensar que con pasar por todos los miradores, subir al tranvía, probar los pasteis de Belém o recorrer las calles de sus barrios ya lo tenemos todo hecho. Y, sin embargo, en el Distrito de Lisboa aguardan otros muchos planes, tesoros naturales de visita sorprendente. Algunos lugares son tan conocidos como Sintra, pero otros son más secretos y pasan desapercibidos para la gran mayoría de turistas que llegan a Portugal. Para que no te suceda igual, aquí te explicamos qué lugares hay cerca de Lisboa para disfrutar de la naturaleza.
Grutas de Mira de Aire
Las calles que transitas son las de una urbanización y no las de un enclave agreste. Y aún así, estás a punto de conocer una de las maravillas naturales más espectaculares que hay cerca de Lisboa, en concreto a 115 km. de la capital. A estas grutas se les considera como una de las 7 Maravillas Naturales de Portugal.
La cueva de los Moinhos Velhos, como también se le conoce, es representativa de la geología calcárea de la región Centro. Se encuentran muy cerca de Fátima, en un pueblo llamado Mira De Aire. Con 11 kilómetros en total, de los cuales sólo se pueden visitar escasos 600 metros, es el sistema de grutas visitables más grande de Portugal. Una fantasía subterránea de estalactitas y estalagmitas, columnas, lagos y diferentes formaciones que harán que te imagines viajando al centro de la Tierra.
Reserva Natural del Estuario del Tajo
Todos saben que la ciudad de Lisboa se levanta en la ribera del Tajo y que visto desde la bellísima praça do Comércio, el río asemeja el mar. Pero pocos visitantes saben que a escasos 50 km. de la ciudad se encuentra la Reserva Natural del Estuario del Tajo; la mayor zona húmeda de Portugal y uno de los humedales más importantes de Europa.
Después de atravesar gran parte de la Península ibérica, las aguas del Tajo confluyen en la zona conocida como Arco del Tajo. Allí se dan cita más de 120.000 aves acuáticas. Pero, sin duda, el principal espectáculo es la poesía visual que conforman los miles de flamencos rosados que llegan en octubre.
Para conocer este importante ecosistema, se puede realizar una excursión en barco desde Lisboa hacia el interior. Una vez allí, la reserva cuenta con diversos senderos que se pueden hacer en bicicleta o a pie. Los entusiastas observadores de aves tienen en el Espacio de Visita y Observación de Aves (EVOA) su principal lugar de peregrinaje.
Costa da Caparica y otras playas de Lisboa
Lisboa es ciudad de río; pero si atraviesas el puente 25 de Abril, a menos de 17 kilómetros, te vas a encontrar con un extenso litoral de playas infinitas. Son las playas de Lisboa, un auténtico paraíso de cerca de 30 kilómetros para los viajeros más playeros.
Hay mucho donde escoger. Las más famosas son Sao Joao de Caparica, la primera en el norte, y desde la que se contempla de lejos Lisboa, la playa da Medos, Sereia, Acacias, Bellavista, Terras da Costa, Nova Praia… Por norma general, las más próximas a Lisboa suelen estar más ocupadas que las más lejanas. Cerca de Fonte da Telha se encuentran las playas más salvajes y de difícil acceso. Lo mejor será aguardar al atardecer desde alguno de los muchos chiringuitos que hay a pie de arena.
Una forma estupenda de conocer esta zona es viajando con el Minitren de Caparica. Funciona sólo en temporada alta y une Caparica pueblo con Praia da Fonte da Telha, su última parada, donde podrás disfrutar del Paisaje protegido de los acantilados fósiles de la Costa de Caparica.
Parque Natural de la Sierra de Arrábida
Tan solo 40 kilómetros separan Lisboa de Sesimbra. Y sin embargo, tras recorrerlos, las diferencias son obvias, como si hubiéramos casi cambiado de país. Pasarás de un ambiente urbano a otro playero en cuestión de minutos. Y entre los principales atractivos de este bello pueblo pesquero de Portugal está el Parque Natural de la Arrábida.
En la Sierra de la Arrábida el paisaje se vuelve superlativo. Allí, el mar y la montaña se fusionan el uno en el otro en forma de un litoral plagado de bellos acantilados. Tres colores dominan: el blanco de la arena, el azul del mar y el verde de los bosques. En esta zona se encuentra uno de los raros ecosistemas de maquis mediterráneo en Portugal, de gran valor científico.
Para saber todo esto y más, lo mejor es visitar el Museo Oceanográfico, instalado en el Fuerte de Nuestra Señora de la Arrábida, junto a la playa del Portinho. Se pueden escoger entre otras muchas opciones más de playas, pero tal vez, la de Figueirinha sea la más extensa y popular. También, Galapos y Galapinhos.
Cabo da Roca
Si estamos en Lisboa, ¿por qué no aprovechamos para ir al encuentro del punto más occidental del continente europeo? Además, es toda una belleza, uno de los paisajes más espectaculares de Portugal. Desde el mirador, junto al monolito de granito que señala las coordenadas exactas del cabo, se tienen las mejores vistas de la costa de Estoril.
Los acantilados del Cabo da Roca, barridos por el viento y el constante rumor del oleaje, fueron considerados durante mucho tiempo el final del mundo, al modo de Finisterre. Los romanos lo conocían como el Promontorium Magnum. Cerca, se encuentra el bellísimo faro, el tercero de más antiguo de Portugal. Parece querer indicarnos el lugar exacto donde “La tierra acaba y el mar comienza”, como dijera el poeta Luís de Camoes.
Reserva Natural del Paul do Boquilobo
Hacia el interior, alejados del mar, y a poco más de 100 km. de Lisboa, se encuentra la Reserva Natural de Paul do Boquilobo, declarada por la UNESCO como reserva de la Biosfera desde el año 1981 y zona de especial protección de aves. Un encuentro con el espíritu más campesino del Distrito de Lisboa.
No falla nunca, el río Almonda se desborda cada invierno. Entonces las hileras de chopos y alcornoques se ven rodeadas de agua. Una extensa superficie de reflejos bellísima. Ahí está la singularidad y la magia de este ecosistema. Estas lagunas estacionales son aprovechadas por numerosas aves. Hay tramos especialmente bellos, como el Barradio do Duque, cerca de Azinhaga.
La Reserva Natural do Paul do Boquilobo es un santuario ornitológico de importancia mundial, donde está instalada la mayor colonia de garzas de la Península Ibérica. Es espectacular realizar la visita en junio, cuando miles de estas aves llegan al lugar.
José Alejandro Adamuz