Molinaseca, una parada imprescindible del Camino de Santiago en El Bierzo
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01.11.2024
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Que el puente por el que se entra a su núcleo poblacional sea conocido como el de ‘los peregrinos’ ya da una idea de la importancia de un lugar en el Camino de Santiago. Es el caso de Molinaseca, una pequeña villa situada a pocos kilómetros de Ponferrada, que fue declarada Conjunto Histórico Artístico en 1975. Actualmente, es una parada casi obligatoria en la ruta jacobea, aunque el inicio de su relevancia se remonta varios siglos atrás.
El origen de Molinaseca se sitúa más o menos en la época del Imperio romano, cuando ya hubo asentamientos en la zona relacionados con la explotación de las minas de Las Médulas. En esos tiempos se trazaron muchos caminos y calzadas para el transporte del oro que se extraía de las montañas hasta Astorga.
Precisamente, por esos pasos entraron otras civilizaciones como la musulmana o la visigoda, así que Molinaseca y, en general, el reino de León, no tomaron fuerza en sí mismos hasta la Edad Media. De hecho, el nombre de la villa procede de ‘molinos secos’, porque en el siglo XII ya había monasterios y los vecinos trabajaban para ellos.
En esos años, también se comenzaron a construir las casonas nobles que todavía se pueden ver en la calle Real, la vía principal de la localidad y camino de los peregrinos. En su inicio, casi al terminar el puente romano –construido en piedra, con siete arcos aunque los tres primeros están casi soterrados–, se encuentra la casona de Don Pelegrín o palacio de los Balboa y el palacio de Cangas de Pambley, que tiene dos torres, escudo de armas y ostenta el título de Bien de Interés Cultural.
La mayoría de las construcciones de esta calle, que dirige a los peregrinos hasta el crucero del Santo Cristo, tienen galerías voladas de madera de castaño, lo que le contribuye a darle un aire muy peculiar (y fotografiable) al ambiente.
Según dice la historia, en la casona de Don Pelegrín, que ahora es un hostal propiedad de la familia Arias, se alojaba doña Urraca, reina de León en el siglo XII y también conocida como La Temeraria. Fue la primera reina de pleno derecho en Europa y paraba en ese alojamiento de Molinaseca en sus viajes a Galicia.
Arquitectura religiosa en Molinaseca
Los visitantes no deberían perderse una visita a la iglesia de San Nicolás de Bari, que data del siglo XVII. Erigida en lo alto de una colina, permite obtener unas buenas vistas del pueblo y admirar los tejados de pizarra negra tan típicos de la zona. El edificio tiene una portada barroca firmada por el maestro cantero Juan de Collado y en su interior hay retablos del mismo estilo artístico y una cúpula ciega. Cada mediodía, las campanas de esta iglesia tocan el Ave María de Lourdes.
El santuario de Nuestra Señora de las Angustias es otro de los ejemplos de la arquitectura religiosa del lugar. Aunque su origen se sitúa en el siglo XI, por aquel entonces era solo una pequeña ermita en la que los caminantes paraban para presentar sus respetos a la virgen. La iglesia que se puede apreciar hoy en día se hizo entre los siglos XVII y XVIII. Esta reconstrucción estuvo financiada por Antonio de Castro y Yebra, el cura local, y su sobrino, Juan Antonio de la Vega y Castro.
Actividades al aire libre en Molinaseca
La naturaleza y el turismo activo son otro de los grandes atractivos que ofrece la villa de Molinaseca. Algunas de los rincones que podemos visitar o rutas son:
Playa fluvial en el río Meruelo de Molinaseca
Aunque no está para nada cerca del mar, lo cierto es que Molinaseca tiene una playa. Fluvial, claro. El cauce del agua del río Meruelo, que pasa por la villa, forma pequeños espacios en los que es posible descansar después de darse un chapuzón o tomar el sol (para entrar en calor, porque la temperatura del agua no suele ser cálida).
La Ruta de Las Puentes de Malpaso
Longitud: 10,5 km.
Dificultad: fácil
Tipo de ruta: circular
Asimismo, quienes disfruten del senderismo pueden aprovechar la visita para conocer la ruta de Las Puentes de Malpaso. Se trata de un recorrido circular de 10,5 kilómetros cuyo nivel de dificultad es bajo y se completa en tres horas y media aproximadamente. Se alcanza una altitud máxima de 921 metros y el desnivel, tanto positivo como negativo, es de 423 metros.
El camino parte de Molinaseca. Una vez atravesada la villa, se toma una senda que transcurre en paralelo al río en subida. La ruta está perfectamente señalizada y no tiene riesgo de pérdida. En un momento se alcanza el arroyo de la Ardecilla, que se cruza por un puente metálico y después de otro tramo, aparece la bifurcación que lleva a las Puentes de Malpaso: la pequeña y la grande.
Las Médulas, Patrimonio Mundial muy cerca de Molinaseca
Otra excursión interesante puede ser la de Las Médulas, uno de los lugares más espectaculares de El Bierzo. Declaradas Patrimonio Mundial por la UNESCO en 1997, ofrecen un paisaje fuera de lo común producto de las excavaciones que se llevaron a cabo para extraer el oro. Algunos de los lugares más relevantes del espacio son las galerías conocidas como La Cuevona y La Encantada, así como las de Orellán. Además, allí también se pueden realizar varias sendas como, por ejemplo, la que lleva al lago Somido y el mirador de Chao.
Para reponer fuerzas, lo mejor es probar la gastronomía de El Bierzo, que tiene una fama de calidad bien merecida. En las cartas de los restaurantes de cocina tradicional no falta el botillo, que se podría decir que es el plato estrella de la comida berciana. Eso sí, no es apto para vegetarianos, que mejor optan por unos pimientos asados, muy típicos también de la zona. Entre los postres, destacan la tarta de castañas y, por supuesto, las cerezas en aguardiente. Junto a las mermeladas naturales, son un gastro-souvenir muy habitual (y delicioso).
Carmen López