Si viéramos los distintos enclaves de Terres de l’Ebre en una secuencia cinematográfica, frente a nosotros pasaría tal diversidad de paisajes que nos parecería estar recorriendo el mundo entero: lagunas, montaña, humedales, salinas, cuevas, playas…
Todos ellos forman parte de la Reserva Natural de la Biosfera. Más recientemente, Terres de l’Ebre fue considerado uno de los cien mejores destinos turísticos sostenibles del mundo por la asociación internacional Global Green Destinations. Aquí te mostramos sólo algunos de sus más sorprendentes paisajes.
1. Parque Natural Els Ports
Fue Picasso quien dijo que todo lo que sabía se lo debía a Horta de Sant Joan. Si el pueblo resultó una inspiración para el genial artista, no puede dejar de ser un buen inicio de viaje por las Terres de l’Ebre. En nuestro caso, además de visitar el Centro Picasso, haremos lo propio con el Ecomuseo dels Ports antes de dirigirnos al Parque Natural dels Ports.
La carretera que seguimos, estrecha y sinuosa, nos descubre un paisaje poco alterado por la mano del hombre. Más o menos a mitad de camino, encontramos el mirador de las Roques de Benet, una de las formaciones montañosas más características y emblemáticas del parque. Hacia el final, llegaremos al área de la Franqueta, a partir de donde comienzan las diferentes rutas circulares que nos llevan a conocer los secretos de Els Ports.
El Parque Natural dels Ports tiene algunos tesoros naturales sorprendentes. Por ejemplo, acoge uno de los hayedos más meridionales de Europa, que en otoño luce maravilloso. Uno de los lugares más singulares es el Estrets d’Arnes, donde un riachuelo traspasa abruptas y verticales paredes entre pinares y prados.
Otros imperdibles son el barranco de la Vall de l’Infern y el de la Coscollosa, por donde diferentes ejemplares de cabra hispánica, que aquí tiene una de las reservas más importantes de España, andan a su antojo. Sorprendentes también las pinturas rupestres levantinas que se pueden conocer con visitas guiadas desde el Museu de la PaumaI.
2. Paisaje de olivos milenarios
A las afueras de Horta de Sant Joan, nos espera un emocionante encuentro con el que probablemente sea el árbol más anciano de Cataluña. Se trata de Lo Parot, un olivo cuyo tronco tiene las rugosidades y los nudos de 2.000 años de vida. Más que un árbol, parece un monumento que nos adelanta la visita a otros ejemplares de olivos milenarios más al sur, en Ulldecona.
En concreto, encontraremos unos cuarenta ejemplares de olivos milenarios en el Museo Natural de los Olivos Milenarios del Arión de Ulldecona. En lo que forma parte de un recorrido de una hora de duración, conoceremos algunos de los árboles más importantes de la región, alguno declarado como Árbol Monumental por la Generalitat, como el olivo Farga del Arion que con sus 1.700 años diríase que se asemeja a una catedral románica natural.
Desde Fondo de Arion podemos alcanzar el pequeño municipio de Santa Bárbara. Allí se hace patente cómo el hombre ha interactuado con el medio y ha hecho de la cultura del aceite su principal industria. En el pequeño municipio, podremos hacernos con el famoso aceite de Santa Bàrbara comprando en cualquiera de las dos cooperativas en activo.
Quizás podamos hacer coincidir el viaje con la Fira de l’Oli novell, els Cítrics i el Comerç, una de las ferias de aciete más importantes que se celebran en Terres de l’Ebre, el penúltimo fin de semana de noviembre.
3. Espacio de Interés Natural de la Serra de Llaberia
Al norte del Delta del Ebro, ya en el Baix Camp, está el pequeño pueblo de Pratdip. Podríamos llegar a él y nada nos haría sospechar que, en realidad, está a poco menos de 15 minutos de la playa. El pequeño núcleo urbano, de colores ocres, fondo boscoso y silueta de castillo medieval, no tiene nada de marino. Lo suyo es el contacto directo con las montañas, los bosques y sí, también con lo fantástico.
En el Centro de Interpretación de la Sierra de Llaberia, encontraremos todo lo necesario para nuestra visita: información de los valores naturales y culturales del espacio Natural Protegido de la Sierra de Llaberia (compartido por las comarcas del Baix Camp, Priorat y la Ribera d’Ebre), la historia del municipio y sus leyendas. Aquí nos advertirán de los dips, seres mitológicos vampíricos que dan nombre al pueblo.
La naturaleza calcárea del entorno, junto a la acción del agua y el viento, ha configurado la singular silueta de la sierra con la aparición de abrigos rocosos, cuevas y simas. El espacio natural de la Sierra de Llaberia, con una vegetación característica de bosques de encinas mediterráneas y montañosas, de robles, de pino blanco y negro, se ha convertido los últimos años en un paraíso para los amantes de senderismo, atraídos por la gran diversidad de rutas habilitadas. También para los aficionados a la bicicleta de montaña, que encuentran interesantes rutas en BTT para conocer la Serra de Llaberia.
4. Navegar las riberas del Ebro
El Ebro entra en Cataluña y va a dar al mar tras un último recorrido entre huertas, arrozales y riberas que son el abrigo de centenares de aves. Difícilmente encontraremos otro espacio igual, en el que naturaleza, tradiciones e historia se entrelazan con tanta intensidad como en las Terres de l’Ebre.
Descubrir el río es entrar en contacto íntimo con Terres de l’Ebre. Una de las formas más atractivas de descubrir la ribera del Ebro y su vegetación es a bordo de un kayak u otras embarcaciones sostenibles.
Si antaño las embarcaciones recorrían el río como si fuera una autopista para trasladar mercancías hacia el interior, hoy su tarea principal es acercar al visitante a las riberas, a las aves y al especial paisaje cultural de la zona. Los tramos del río que van de la comarca de la Ribera d’Ebre al Baix Ebre esconden rincones de gran belleza.
Hay multitud de rutas para conocer el Ebro en kayak. Para los viajeros que lo prefieran, desde Deltebre y San Carles de la Ràpita salen los típicos cruceros fluviales hasta la desembocadura. Pero, sin duda, la experiencia estrella para entrar en contacto con el río son los barcos residencia con capacidad para hasta ocho personas y con cocina, camas y también baño. Ver cómo atardece lentamente desde una de estas embarcaciones es algo que no olvidarás jamás. Para los que prefieran tierra firme, es posible conocer el entorno fluvial a su paso por Flix con alguna de las visitas guiadas por la Reserva Natural de Sebes y Meandro de Flix.
5. Delta de l’Ebre, un paraíso para la observación de aves
El Delta del Ebro es una de los humedales más importantes de Europa Occidental y uno de los entornos naturales más importantes de Cataluña. Sus marismas, lagunas, dunas, espejismos y reflejos en la arena lo convierten, además, en uno de los paisajes más bellos de Cataluña.
Las aves son el denominador común de esta belleza paisajística: un atardecer con la silueta estilizada de un grupo de flamencos en una laguna del Delta de l’Ebre o una garza posada en la ribera del río son sólo algunos de los encuentros más valorados por los aficionados a la observación de aves.
Y es que el Delta del Ebro, con entre 50.000 y 100.000 ejemplares diferentes de aves, lo cual representa el 60% de todas las especies de Europa, viene a ser algo así como la meca del birdwatching. ¡Como para no andar todo el día pegado a unos prismáticos!
En los últimos años, esta afición se ha consolidado con el Delta Birding Festival, el único de este tipo en Cataluña, que se celebra a finales de septiembre en las instalaciones del MónNatura Delta. Atrae a más de 2.000 personas.
Durante el resto del año, los aficionados pueden encontrar diferentes itinerarios por el curso del río y en las lagunas del Delta de l’Ebre. Hay multitud de miradores que se convierten en balcones privilegiados para disfrutar de tanta belleza. Por ejemplo, en la Laguna de les Olles, el Mirador del Garxal o en la Punta de la Banya. Todos perfectamente acondicionados y la mayoría, adaptados a personas con movilidad reducida.
Más información | Agència Catalana de Turisme
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