Viajar a Cangas de Onís es adentrarse en el corazón de Asturias. Gran parte de la comarca está situada en el interior de los Picos de Europa, en un valle que forman los ríos Sella y Güeña, y guarda algunos de los tesoros más preciados de esta tierra.
Uno de ellos es el puente romano de Cangas de Onís (aunque es de aspecto medieval se cree que fue construido sobre uno romano), donde cuelga la popular Cruz de la Victoria. El símbolo que los asturianos lucen con orgullo en su bandera y que el rey Pelayo alza en muchas de las estatuas repartidas por toda la tierrina. De hecho, para dar culto a la cruz también se levantó la capilla de Santa Cruz.
La escultura más famosa de Don Pelayo es la de Covadonga, donde se libró la popular batalla (718-722) que dio comienzo a la Reconquista de España y que convirtió a Cangas de Onís en la capital del Reino de Asturias hasta el año 768.
Covadonga está situada a solo 15 kilómetros del centro del concejo. Es uno de los lugares más visitados del principado. Y le sobran los motivos. El santuario de la virgen de Covadonga se erige sobre las rocas como si quisiera tocar el cielo. La»Santina» está resguardada en la Santa Cueva.
Más arriba de la montaña, subiendo por un serpenteante camino de cabras, están los populares lagos de Covadonga. En 1818 el Parque Nacional de la Montaña de Covadonga fue declarado primer parque nacional de España.
Cangas de Onís está muy ligado al turismo de aventura. Además de senderismo, podrás encontrar numerosas empresas que ofrecen kayaks para descender el río Sella. No hay que dejar el municipio sin haber visitado el mercado tradicional de Cangas, donde encontrarás productos típicos como el queso Gamonéu.
Laura Fernández
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